sábado, 30 de junio de 2012

Atalaya De Cristo: LAS EXIGENCIAS DE LOS APOSTOLES MODERNOS

Atalaya De Cristo: LAS EXIGENCIAS DE LOS APOSTOLES MODERNOS: Por: Rafael Hernández (Publicado también como: Tu Nombre En La Pared) DescargaMp3 1 TIMOTEO 6:9 Y 10 Porque los que quieren enriquec...

Apostoles del dinero

LES LLUEVE EL DINERO

El "magnate" Guillermo Maldonado.

Hace dos semanas termino el congreso "CAP" organizado por el "magnate" Guillermo Maldonado en Miami, Florida, en el American Airlines Arena, donde tuvo como invitados especiales a sus mafiosos hambrientos de dinero.

Invitados especiales:
  • "Apóstol" G. Maldonado
  • "Pastor" Benny Hinn
  • "Dr." Cash Luna
  • "Profeta" Kim Clement
  • "Profeta" Cindy Jacobs
  • "Apóstol" Tudor Bismark
  • "Profeta" Hank Kunneman
  • "Profeta" Ana Maldonado
  • "Profeta" Brenda Kunneman
  • "Apóstol" Kim Daniels
El impresionante domo American Airlines Arena, en Miami Florida.

Todo este show organizado por el "magnate" Maldonado tuvo una sola finalidad, ¡EL DINERO!.

En estos tiempos a los televangelistas les llueve el dinero.

Si no me creen, vean las siguientes fotos tomadas de la conferencia "CAP" y observe la ambicion de estos falsos pastores, sedientos y hambrientos de dinero.

Los mas de 12.000 asistentes honran a sus dioses ofrendandoles, diezmandoles y donandoles todo su dinero.

Los pies de Tudor Bismarck junto a las fuertes cantidades de dinero que le arrojan, los asistentes se postran y rinden culto a esos dioses paganos.


Es realmente increible ver la sumisión de los asistentes al congreso quienes rinden completo culto postrandose y dando su dinero a estos dioses paganos, exactamente igual que en los dias de Noe, los varones de renombre son esos idolos "cristianos" que se dicen llamar los nuevos "ungidos" para estos tiempos de "avivamiento", es una gran mentira que viene un avivamiento cristiano al mundo entero, como todos los que participan en el congreso "CAP" declaran, lo que si viene de acuerdo a la Biblia es un avivamiento satanico, pero no un avivamiento cristiano a nivel mundial donde todos seran cristianos jajajaja, estos dioses paganos del "CAP" pretenden con sus mentiras hacernos creer que Dios esta trayendo una revelacion diferente a la ¡BIBLICA!, por lo que se constituyen enemigos de la cruz de Cristo ya que van en contra de la doctrina cristiana.

Vean ustedes mismos quienes son los invitados especiales del "CAP".

Benny Hinn, drogadicto y adicto a la heroina, ademas de ser acusado por pertenecer a una secta satanica llamada "Knight".

Cash "money" Luna, Dr. en hipnotismo y espiritismo, porque en Teologia es todo un fracaso.

Hank Kunneman se dice llamar profeta, pero en realidad es un adivino y hechicero. El año pasado (2007) en el congreso "Hechos" de "money" Luna, "profetizo" que el año 2008 iba ser un año de prosperidad para Wall Street y todas las economias mundiales, ademas dijo que EEUU no estaria en recesion. Actualmente las economias mundiales van de mal en peor, directo a una quiebra mundial historica.

Kim Clement, otro supuesto profeta, que en realidad es un adivino y hechicero, su facha de ilusionista estilo Criss Angel lo dice todo.

Tudor Bismarck obispo ecumenico.

Cindy Jacobs adivina, espiritista y hechicera. Este año (2008) profetizo como recuperar Wall Street, sin embargo las economias siguen en caida sin predecentes.

Kimberly Daniels apostata consumada.

Brenda Kunneman, esposa de Hank tambien adivina y hechicera.

No podian faltar los anfitriones, "los magnates" Guillermo y Ana Maldonado, brujos y adivinos.

El eslogan de este congreso totalmente apostata se llamo "Restaurando el tabernaculo de David", me pongo a pensar que hubiera hecho el rey David si viviera en este tiempo y hubiera visto esta profanacion en el templo de Dios?, seguro y los extermina a filo de espada, igualmente el rey Saul en sus buenos tiempos, el mismo Jesucristo hubiera hecho un azote de cuerdas para golpear a toda esa gente hipocrita y hubiera volcado sus mesas, sillas y lujos hacia el suelo como señal de basura, tambien hubiera esparcido todo el dinero de esos actuales cambistas que con sus patas de ratas y lengua de aspid obtienen.

Los "falsos pastores" de estos tiempos, vendieron su alma a satanas por unas simples monedas de plata, al igual que Judas Iscariote.


Cabe mencionar que el escenario America Airlines Arena donde se llevo a cabo el congreso "CAP" es una Arena de entretenimiento, que para contratar se necesitan varios y grandes billetes verdes, imaginate cuanto dinero no han robado los idolos "cristianos" que tienen de sobra para rentar gigantescos y lujosos escenarios, tambien imaginate todo lo que recaudan en las famosas tele maratonicas de TBN Enlace, en los congresos los cuales tienen costos elevadisimos por entrada, comida, hospedaje y encima de todo piden diezmos, ofrendas, ofrendas especiales, pactos con Dios, donaciones y dinero para arrojar al escenario, a todo eso agreguemosle las ventas por salir en radio, Tv, internet, las campañas, libros, camisetas etc... Todo tipo de material "cristiano" que solo sirve para engordar mas las billeteras de estos ladrones y vividores de la fe, esa mercadotecnia "cristiana" esta dejando a los incautos en la ruina, mientras las ratas de laboratorio siguen engordando.


Que diferencia entre Jesucristo y sus apostoles que no tenian donde dormir, que comer, vestir etc... sin embargo eran valientes y esforzados soportando las pruebas presentes y poniendo sus ojos en las cosas que no se ven, las cuales llegaran hacer realidad dentro de muy poco tiempo, en cambio estos disque apostoles tienen todo lo que su corazon y mente enferma desean. Comen, visten, viajan, compran, venden, hospedan bien, nada les falta economicamente, tienen sus mansiones en varias partes del mundo, jets privados, yates y una cantidad de dinero tirada en sus placeres, sin embargo no son felices y nunca tendran la paz que Jesucristo nos da, lo de ellos es terrenal y temporal, lo nuestro es eterno y solo es cuestion de tiempo para poseer lo que Dios nos concedio por su infinita gracia.

Que abismal diferencia entre los verdaderos lideres cristianos antiguos, a los actuales famosos y millonarios, en la imagen observen como despreciaban sus vidas terrenales para morir en las garras y colmillos de las feroces bestias hambrientas, leones y tigres depedazaban a los fieles seguidores de Jesus.

sábado, 23 de junio de 2012

El cristiano celoso de la sana doctrina recordará las palabras de Pablo, en el capítilo 1 de la epístola a los Gálatas:




“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 8 Mas si aun nosotros, o un angel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatena. 9 Como antes hemos dicho, también ahora repito:  Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”

domingo, 17 de junio de 2012

CONCEPTOS ERRADOS SOBRE EL DIEZMO


CONCEPTOS ERRADOS
5. El diezmo como impuesto
El punto de vista sobre este tema tiene su base en los principios del Reino de Dios, sobre el fundamento de las
Sagradas Escrituras, tal y como lo entiende el autor, haciéndose responsable único de aquellos aspectos en los cuales
haya otras interpretaciones; y va dirigido en primer lugar a todos aquellos creyentes, nacidos de nuevo, y que forman
parte del Cuerpo de Cristo.
Estoy asombrado del énfasis desmedido que se pone en los últimos años en
la predicación del diezmo, y lo que me deja estupefacto del todo es la
terminología que se usa al hacerlo, la imposición legalista, y la
obligatoriedad de practicarlo como panacea de la bendición de Dios en el
campo económico. Como suele ser habitual en la naturaleza humana, todo
lo que se impone por ley acaba siendo repelente y atrae un rechazo a la
autoridad que lo ejecuta.
Se nos dice que el diezmo es anterior a la ley de Moisés, porque Abraham
dio los diezmos a Melquisedec antes de ser formulada la ley en el Sinaí, sin
embargo yo no veo que el padre de la fe llevara cada fin de mes los
diezmos al sacerdote de Salem, sino que lo hizo una sola vez como
respuesta a una situación concreta.
Para muchos acaba siendo una verdadera carga difícil de llevar que les
oprime en lugar de dar al Señor con alegría, porque Dios ama al dador
alegre. Esta realidad tampoco produce ningún beneficio en el cumplidor del
diezmo porque se hace por imposición, no por fe y convicción, y todo lo que
no proviene de fe es pecado (Romanos, 14:23).
Como en diferentes doctrinas “bíblicas”, tenemos dos predicaciones distintas
sobre un mismo tema. Unos predican el diezmo como actual y otros no
creen que sea una práctica para nosotros. Los primeros tienen sus textos
favoritos para asentar sus tesis y los otros se centran en otros versículos
para decir lo contrario. ¿Qué hacemos entonces? Como dijo el apóstol:
“Examinadlo todo y retened lo bueno”.
Por mi parte me gustaría poder compartir algunas meditaciones al respecto
y dejar a cada uno que viva y actúe por su propia convicción de fe. En este
tema entran en juego componentes de gran sensibilidad porque afectan a
un terreno delicado, donde hay piedras de tropiezo en ambos extremos y
que tiene una gran trascendencia en la realidad eclesiástica.
Algunas consideraciones iniciales
Oí hablar del diezmo al poco tiempo de convertirme, no en una predicación,
sino en una conversación entre hermanos. Puse oído y como no entendía
bien el término logré informarme por mi cuenta de qué trataba aquello de
diezmar. Cuando supe que era aportar el diez por ciento de todos mis
ingresos para la obra de Dios comencé a practicarlo con verdadera pasión.
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A lo largo de todos estos años mi mujer y yo hemos dado el diezmo, a
menudo con satisfacción y otras por simple rutina religiosa; aunque debo
decir que no me he ajustado a todas las directrices legalistas proclamadas
desde el púlpito, y he incluido cambios en nuestra forma de hacerlo. Debo
decir también que después de muchos años de practicar el diezmo no nos
hemos hecho ricos, nuestras necesidades básicas siempre han estado
cubiertas, gracias a Dios, y vivimos sin grandes lujos, más bien de forma
austera, trabajando los dos para sacar adelante a nuestra familia con tres
hijos en edad escolar.
Desde hace algún tiempo comencé a inquietarme por esta práctica en
cuanto a sembrar en terrenos equivocados, dadas las formas de sistema
religioso que han tomado algunas iglesias locales, con líderes dominantes
que aprovechan el control económico como uno de los pilares de su
gobierno sobre la grey de Dios. He tenido que replantearme este asunto,
meditar en ello, estudiar las Escrituras y confrontar mis esquemas mentales
al respecto.
El diezmo y el sistema religioso
Imponer la obligatoriedad del diezmo viene a ser como un impuesto
religioso necesario para mantener el sistema jerárquico que predomina
actualmente en muchas iglesias.
A menudo se pide que los hermanos pongan el nombre en su sobre de
diezmo, lo que proporciona un control farisaico sobre los creyentes. De esta
forma el líder y pocos mas tienen información sensible que pronto conduce
a la hipocresía, haciéndolo para ser visto y anotado en el registro de la
iglesia como una categoría especial: los que dan el diezmo. Este camino
conduce irremediablemente a un evangelio de obras.
La sutileza de pedir a los hermanos que pongan su nombre en el sobre con
el fin de que el pastor pueda orar por ellos para que puedan recibir la
bendición de Dios al hacerlo, no deja de ser una artimaña que se aleja de la
vida de fe para levantar un mediador que canalice la bendición de Dios.
Además no concuerda con la enseñanza de Jesús de que no sepa tu mano
derecha lo que hace tu mano izquierda. Es una manera infantil de tratar a
los creyentes.
Algunos de nuestros métodos para conseguir fondos son tan vergonzosos
que están produciendo deshonra y rechazo al evangelio.
La presión y coacción sobre los creyentes para conseguir que den el diezmo
tiene su base, generalmente, en el temor y la ansiedad por las finanzas de
la iglesia. Actuar por temor lleva en si mismo castigo (1 Juan, 4:18), y se
pierde el resultado de dar con alegría y fe basada en el amor y no el miedo.
En el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: El justo por su fe vivirá (Romanos, 1:17). Si no actuamos por fe no
podemos agradar a Dios (Hebreos, 11:6) y por ello no recibiremos el
galardón.
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La gran pregunta
¿Debemos diezmar como se hacía bajo la ley o no? ¿El diezmo es para hoy
o era solamente para los que vivían bajo la ley de Moisés?
Está claro que el diezmo pertenece a la ley, dado para mantener a la tribu
de Leví que fue escogida para dedicarse al sacerdocio, y no recibieron
herencia de la tierra. Si queremos levantar un sacerdocio jerárquico al estilo
del Sinaí entonces necesitamos los diezmos.
Si decimos que el diezmo es anterior a la ley y por tanto debemos aplicarlo
hoy, también debemos circuncidarnos porque la circuncisión fue dada a
Abraham como señal de la promesa y por tanto antes de la ley.
Cuando se usa el pasaje de Hebreos 7 y el sacerdocio de Melquisedec como
argumento para apoyar la práctica del diezmo pensamos en lo siguiente:
Ese diezmo fue dado una sola vez; el sacerdocio de Melquisedec, figura de
Cristo como nuestro sumo sacerdote, pertenece a un nivel celestial y no
terrenal, es un sacerdocio inmutable y no sometido a los rituales y el
sistema centrado en el templo de Jerusalén. El sacerdocio según el orden de
Aarón pertenece a un sistema de sacrificios repetitivos para obtener el favor
y el perdón de Dios; mientras que el sacerdocio según el orden de
Melquisedec, figura del sacerdocio inmutable de Cristo, pertenece a un nivel
superior donde no hay necesidad de ofrecer sacrificios continuos, sino que
con una sola ofrenda, hecha una vez y para siempre, quitó los pecados.
La obra de Jesús nos libra del viejo sistema religioso repetitivo por el que
nunca alcanzamos una conciencia limpia de obras muertas, su sangre nos
limpia para siempre y nos introduce a una nueva dimensión de comunión y
vida en el Espíritu de Dios.
Sin embargo, cuando se predica la obligatoriedad de dar el diezmo como ley
nos adentramos en una parte del sistema religioso que nos mantiene en la
repetición de obras para obtener la ayuda oportuna. Ese formato pertenece
al viejo régimen de la letra y no al nuevo del Espíritu. Ampliaremos mas
adelante todo esto.
Si enseñamos la práctica del diezmo como requisito para la bendición de
Dios, hemos entrado en una dinámica de obras que no tiene fin, porque si
cumplimos una parte de la ley y dejamos otras sin cumplir no alcanzaremos
el favor de Dios.
10Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un
punto, se hace culpable de todos. 11Porque el que dijo: No cometerás
adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes
adulterio, pero matas, ya te has hecho trasgresor de la ley. 12Así
hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley
de la libertad. 13Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que
no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio
(Santiago, 2)
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Por ese camino anulamos la obra única y acabada de Cristo para obtener la
redención, o mas bien regresamos a las obras de la ley para ser
justificados, y el apóstol nos dice que “si lo que destruí lo vuelvo a edificar,
trasgresor me hago” (Gálatas, 2:18).
Por otro lado resulta caprichoso escoger algunas obras de la ley y dejar
otras. Hemos sido redimidos de la maldición de la ley (Gálatas, 3:13), Jesús
se hizo maldición por nosotros para librarnos de la condenación de la ley,
porque nos era imposible cumplirla en su totalidad. El apóstol Pedro lo
expresó así:
Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los
discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido
llevar? 11Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos
salvos, de igual modo que ellos (Hechos, 15)
Imponer el diezmo por ley deriva irremediablemente en condenación,
“porque todos los que dependen de las obras de ley están bajo maldición,
pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las
cosas escritas en el libro de la ley para hacerlas” (Gálatas, 3:10).
Ahora bien, lo que venimos diciendo no significa que no seamos generosos
o que eludamos nuestra responsabilidad con la iglesia local, iremos viendo
esta parte más ampliamente a medida que avancemos en el tema. Dios
ama al dador alegre, y el que siembra generosamente recibirá una cosecha
generosa. No solo en dinero, sino en todo lo que compartimos con los
demás: Tiempo, comprensión, amabilidad, etc.
Veamos los conceptos y argumentos que se suelen usar más a menudo para
justificar el impuesto del diezmo.
Argumentos y conceptos clásicos sobre el diezmo
Vamos a ver algunos de los razonamientos que se hacen a la hora de
enfatizar la imposición ineludible de dar el diezmo.
Traed todos los diezmos al alfolí. ¿Qué es el alfolí? En la versión
evangélica que oímos a menudo en ciertos púlpitos se trata de la iglesia
local donde nos congregamos; el pastor, que actúa como “sumo sacerdote”
o levita, recibe los diezmos y los administra, en algunos casos bajo la
supervisión de un consejo y en otros como bien le parece. La mayoría de los
amados hermanos llevan su dinero confiados en el buen hacer de los
líderes, creyendo que lo hacen para el Señor y olvidándose de todo lo
demás. Han sido enseñados que esa parte de sus ingresos pertenecen a
Dios, es “su impuesto” y como tal no tienen nada mas que decir.
En algunas iglesias locales se hace cada año una reunión informativa para
dar a conocer la economía y otros asuntos de carácter administrativo.
Digamos que esta es una manera simple de interpretar la palabra alfolí, es
una “exégesis” de andar por casa, de fácil comprensión en un sistema
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religioso relacionado con un lugar, un pastor y una congregación habituada
a la rutina eclesiástica. Sin embargo, “alfolí es un término derivado del
árabe, con que nuestra Reina-Valera llama al hórreo o granero, era el
reservorio para los diezmos, anejo al templo, y a cargo de los levitas”
(comentario Bíblico de Matthew Henry). Lo cual pone de manifiesto, una vez
más, que hemos asumido el sistema veterotestamentario como parte del
evangelio de la gracia. Lo aplicamos literalmente en este caso y nos
quedamos tan a gusto. Claro, parece encajar como un guante en nuestros
propósitos de simplificar las cosas y hacerlas entender y exigir como
bíblicas.
Si decimos que los diezmos pertenecen al Señor y debemos traerlos al
alfolí, que es la iglesia donde nos congregamos, ¿dónde queda el noventa
por ciento restantes? ¿A quién pertenece? Se deduce que con el resto
hacemos lo que mejor nos parece, si somos generosos daremos alguna
ofrenda extra para los pobres o cualquier otra necesidad, pero eso ya es
voluntario y no contiene la carga de obligatoriedad que se le aplica al
diezmo.
Esta forma de partir y trocear nuestras vidas no aparece en la enseñanza
del apóstol Pablo. Se nos enseña que todo nuestro ser, espíritu, alma y
cuerpo son de Dios, que hemos sido comprados por precio, que no somos
nuestros, que si vivimos para el Señor vivimos y si morimos para el Señor
morimos, así que vivamos o muramos del Señor somos. Se nos enseña que
cuando venga el Espíritu Santo él nos guiará a toda verdad, también a la de
saber cuando y donde debemos invertir nuestro dinero, pero la ley de los
diezmos ya deja establecido este asunto y no hay lugar para la dirección del
Espíritu de Dios, de tal forma que apagamos la voz de nuestro interior
porque otra voz ha tomado su lugar.
Hay una canción que se canta en muchas iglesias, que es realmente bonita
y pegadiza en su melodía y entonación pero que enseña a fraccionar
nuestras vidas en su mensaje. Dice así:
Traemos hoy ante tu altar nuestras coronas
Queremos darte lo mejor de nuestras vidas,
Te entregaré mi amor entero, los sueños que logré alcanzar.
Te daré lo mejor de mi vida,
Te daré lo mejor cada día,
Será mucho más que una canción
Mi obediencia en mi mejor adoración
Traemos hoy ante tu altar nuestras coronas
Queremos darte lo mejor de nuestras vidas
Traemos sólo las primicias
Pues tú mereces lo mejor
Y yo me pregunto: Si traemos al Señor solo lo mejor ¿Qué hacemos con el
resto de nosotros? ¿Dónde quedan nuestros pecados para ser lavados en la
sangre del Cordero? Eso no lo podemos traer al Señor porque es lo peor de
nosotros y entonces ¿A dónde lo llevamos? Si le damos al Señor solo lo
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mejor ¿Dónde está la rendición incondicional de todo nuestro ser para
ponerlo bajo el señorío de Cristo? De este tipo de mensajes se deduce que
hay una parte de nosotros que queda fuera de nuestra comunión con Dios,
es el lado oscuro, el desván de nuestro carácter, la habitación que no
enseñamos a nadie porque es indecente y de mal gusto, osea, hemos
entrado en la práctica de vivir de las apariencias, poner la mejor cara en los
cultos, esforzarnos un poco, total son dos horas y poco mas, para luego
vivir lejos de la realidad de estar unidos con Cristo en la vida y en la
muerte. Todo un despropósito. Sin embargo nos gusta tanto la música, la
entonación, el ritmo musical de la canción que no importa el mensaje, lo
que importa es que nos conmueve, nos riza el cabello y eso es suficiente
para la superficialidad de una vida cristiana mediocre, parcial y de
apariencias.
Es un ejemplo de los muchos que tenemos a la hora de cantar canciones
que forman una teología basada en el emocionalismo más que en la verdad,
en conceptos del pacto de la ley más que en el evangelio de la gracia. Esa
mezcla nos conduce a la confusión.
En conclusión diré que deducir que el alfolí es la iglesia local es una
interpretación interesada para adaptarla a nuestro sistema religioso. Ni
siquiera los judíos actualmente dan el diezmo puesto que entienden que
destruido el templo de Jerusalén el diezmo carece de lugar ya que no existe
el sistema sacerdotal centrado en los sacrificios, por ello tienen otra forma
de recoger ofrendas en la sinagoga.
En todo caso, el templo de Dios lo forman los redimidos por la sangre del
Cordero, no es un templo de piedra, ni es un alfolí de ladrillos. Pero al hacer
énfasis en un lugar donde llevamos nuestros diezmos volvemos a levantar
otro templo, es decir, el lugar de culto, por mucho que nos esforcemos
luego en enseñar que la casa de Dios somos nosotros, una casa espiritual y
un sacerdocio santo para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios.
Nuestra entrega a Dios tiene que ver también con la economía, el dar con
generosidad, pero no por sistema sino con alegría porque Dios ama al dador
alegre.
No dar el diezmo es robar a Dios. Esta frase lapidaria es una de las
denuncias que aparecen en el libro de Malaquías, pero no es la única,
especialmente dirigidas a la clase sacerdotal, aunque cuando se mencionan
los diezmos se amplia el mensaje a la nación entera. Este texto del profeta
Malaquías es el preferido de aquellos que quieren imponer el diezmo con la
amenaza de quedar bajo maldición sino cumples con ello. Hace algún
tiempo recibí una carta sobre este asunto, y quisiera compartir contigo la
respuesta que envié a este hermano. Su nombre está omitido.
“Mi nombre es…, escribo desde Londres y deseo saber si las maldiciones
que habla Malaquías por no diezmar en el antiguo testamento están
vigentes para nuestros días, es decir, ¿si una persona no diezma puede
entrar en maldición? Gracias por su ayuda. Bendiciones”.
Esta fue mi respuesta:
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Apreciado hermano en la fe.
Si eso fuera así entonces toda la revelación de la justicia de Dios por la fe,
es decir, la justificación en Cristo mediante la fe sería anulada y el evangelio
que predicó el apóstol Pablo no era cierto. Está escrito que "Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición, para que la
bendición de Abraham nos alcanzase" (Gálatas, 3:13-14).
Por otro lado, si ponemos como base de la bendición la ley de Moisés,
tendríamos un conflicto interminable, porque si diezmamos pero no
guardamos el sábado o no somos circuncidados incurriríamos en maldición
también. De lo contrario estaríamos haciendo diferencias entre guardar
unas cosas y no otras.
Habría que preguntarse ¿por qué ese énfasis en cumplir con los diezmos y
no con otros aspectos de la ley? La obligatoriedad de dar el diezmo se ha
convertido hoy día en ley y por tanto, un requisito para obtener la
aprobación de la iglesia institucional, osea, la justificación por obras, osea,
otro evangelio. En los días del apóstol Pablo el conflicto era sobre la
circuncisión, de tal forma que circuncidarse llegó a ser vital para la
salvación. El apóstol de los gentiles luchó contra esa deformación de la
verdad que le había sido revelada, y lo hizo con verdadera pasión y
vehemencia, porque se daba cuenta que estaba en juego la verdad que nos
hace libres y no esclavos de un sistema religioso.
En nuestros días la economía ocupa un papel preponderante, las iglesias
viven desafíos tremendos para mantener los presupuestos elevadísimos, en
algunos casos, de ahí la presión continua para que los fieles, los creyentes,
cumplamos con la "obligatoriedad de dar el diezmo" llegando a maldecir a
los que no lo dan, poniendo una carga pesada sobre muchos amados
hermanos con débil conciencia. Pero el evangelio de la gracia de Dios no es
poner cargas, sino liberar de las cargas a los oprimidos.
Ahora bien, si un hermano piensa que dar el diezmo es una forma de
manifestar su fidelidad a Dios, que lo haga, no que lo imponga, que lo haga
en fe, con alegría, no por obligación ni por las amenazas de ser maldecido.
Si nuestra bendición tiene la base de dar o no dar el diezmo ¿para qué
murió Cristo? Efesios capitulo uno y versículo tres dice claramente que Dios
ya nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales
en Cristo. Cuando ponemos las obras como base de nuestra bendición
estamos operando bajo el fundamento de la ley, el antiguo régimen, no
bajo el Nuevo Pacto del Espíritu.
Comprendo perfectamente y sé la presión que se ejerce en muchos púlpitos
de nuestras iglesias occidentales presionando a los hermanos en la
obligatoriedad de los diezmos, y también sé que muchos han quedado
defraudados por ese énfasis desmedido. A libertad nos llamó el Señor no a
servidumbre.
En resumen, usar el texto de Malaquías para amenazar con maldiciones a
los que no dan el diezmo me parece una distorsión de la verdad completa
que aparece en la totalidad de las Sagradas Escrituras. Sé de muchas
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iglesias que no enseñan el diezmo y dan con alegría para la obra de Dios y
no me consta que estén bajo maldición.
Aprovecho para enviarte un saludo cordial en Cristo
VIRGILIO ZABALLOS
La superstición del diezmo
Otro de los énfasis que se suele hacer a la hora de reclamar el pago de los
diezmos es que así te colocas en el lugar donde Dios puede bendecir tu vida
económica. Este mensaje es muy atractivo, aunque puede llevar a muchos
a pensar en términos de echar a la lotería, o poner mesa a la diosa fortuna.
Me explico. No cabe duda que todo lo que el hombre sembrare eso también
segará, pero cuando ponemos como base de la provisión de Dios el que
demos los diezmos estamos azuzando la superstición innata del hombre
religioso, de esa forma con una mentalidad pragmática deducimos que
merecemos el premio porque hemos hecho la obra de “echar el boleto”. Una
vez mas ese camino nos conduce al evangelio de obras, donde la práctica
del diezmo suplanta el fundamento de la redención como base de la
bendición de Dios. La provisión de Dios es Cristo, y la obra de expiación
hecha en el monte de Dios nos proveerá para todas nuestra necesidades.
Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por
tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto
(Génesis, 22.14).
Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por
amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su
pobreza fueseis enriquecidos. (2 Corintios, 8:9).
Para afianzar esta práctica damos lugar a testimonios en los que algunas
personas cuentan como antes de dar el diezmo vivían en pobreza, y desde
que comenzaron a darlo la economía les va de maravilla, osea, les ha
tocado la lotería y de esa forma tenemos el mensaje para la multitud de
oyentes de que practicar el diezmo es la clave para la prosperidad.
Glorificamos las obras y nuestros ojos se van detrás de ciertas prácticas en
lugar de poner la mirada en el Autor y consumador de nuestra fe.
El mensaje en negativo dice que si no damos el diezmo Dios nos castigará,
no seremos buenos cristianos, seremos creyentes de segunda categoría y el
pastor no estará contento con nosotros, por lo tanto no contaremos con su
apoyo. Además, estamos en serio peligro de perder nuestro puesto de
trabajo y el diablo podrá zarandearnos como él quiera, seremos derrotados
y con razón, así pues, le ponemos base a ser entregados en manos de
Satanás por no cumplir con el requisito de los diezmos.
Esto puede resultar exagerado y alarmista pero es el resultado de una
enseñanza que pone como fundamento de nuestra provisión las obras de la
ley en lugar de levantar a Cristo como la Roca que nos sostiene. El diezmo
viene a suplantar a Jesús como proveedor para todas nuestras necesidades;
hemos inventado otro camino, levantamos un ídolo y decimos: Estos son
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vuestros dioses que os sacaron de Egipto. Es el pecado de Jeroboam, un
nuevo sistema religioso para no tener que pasar por Jerusalén y llegar a la
cruz del Calvario donde nuestra expiación y redención ha sido realizada.
El pecado de Jeroboam levanta otros lugares de culto, inventa otros
sacrificios, y pone sacerdotes a su antojo, pero su origen está fundado
sobre la soberbia del poder y el temor de perderlo, por ello le dice al
pueblo: Estos son tus dioses que te sacaron de Egipto, no hace falta ir a
Jerusalén, tenemos otros dos lugares mas cercanos, uno en Be-tel y el otro
en Dan, allí podréis ir y conseguir el favor de Dios. De esta forma
eliminamos la cruz de Cristo, el mensaje de la cruz se diluye y se hace más
asequible al pueblo para que puedan creer y vivir cómodamente, ser
prosperados en todo y nadar en la abundancia.
Este pecado y falsificación de la verdad tiene apariencia de piedad,
apariencia de ser bíblico, y una vez que lo institucionalizamos anula la
palabra original de Dios y se transmite de generación en generación con la
fuerza de la tradición religiosa. Así ocurrió con el pecado de Jeroboam que
se estableció en las siguientes generaciones como parte del verdadero
culto, hasta que el juicio de Dios les alcanzó.
La imposición del diezmo ha venido a ser uno de los pilares de ese nuevo
sistema eclesiástico, que es preciso enfatizar, para mantener el edificio que
estamos levantando a mayor gloria del hombre.
¿Con esto quiero decir que los que dan el diezmo están cometiendo el
pecado de Jeroboam?, no, no estoy diciendo eso, estoy tratando de
discernir hacia donde nos conducen ciertas prácticas elevadas a la categoría
de imposición legalista; además de decir que el fundamento de nuestra fe y
provisión ya está puesto, el cual es Cristo, y si alguno pone otro
fundamento la obra se quemará y no recibirá recompensa (1 Corintios, 3).
Algunos en su afán por imponer y asegurarse el cobro de los diezmos llegan
a extremos verdaderamente sectarios, como es el caso de la llamada iglesia
Universal del reino de Dios, y que enseña lo siguiente: “los diezmos y las
ofrendas son tan sagrados, tan santos como la Palabra de Dios. Los diezmos
significan fidelidad y las ofrendas el amor del siervo hacia el Señor. No se
pueden disociar los diezmos y las ofrendas de la obra redentora del Señor
Jesús; significan, en verdad, la sangre de los salvos en favor de aquellos
que necesitan de la salvación”. Aquí tenemos un ejemplo más de como se
pueden retorcer las Escrituras con el fin de conseguir fondos para mantener
la idea de que se está predicando el evangelio.
Principios del Reino sobre la economía
Antes de considerar algunos de los principios sobre el tema de la economía
en el Reino de Dios, que son comunes y aplicables a otros temas, diré que
si quieres apartar el diezmo como una disciplina personal para no caer en el
otro extremo, el de la escasez y la falta de generosidad a la hora de
compartir con otros, hazlo, pero eso no te hace mas acepto delante de Dios.
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Las disciplinas son buenas para no caer en la pereza y la negligencia, el
apóstol Pablo dice que tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en
culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen
valor alguno contra los apetitos de la carne, por tanto, ni porque comamos,
o hagamos cualquier otra cosa, seremos mas aceptos ante Dios, el que nos
justifica es Dios, en base a la obra perfecta y acabada de Jesús en la cruz
del Calvario (Col.2:20-23) (1 Co.8:8)
Decir esto puede resultar arriesgado para quienes buscan la ocasión de vivir
con una liberalidad extrema apoyándose en la gracia, pero es el núcleo del
evangelio de Jesús. El evangelio puede ser deformado en un extremo o en
el otro, pero Dios conoce a los que son suyos y que se aparte de iniquidad
todo aquel que invoca el Nombre del Señor. Y tampoco se trata de justificar
el legalismo con la idea de ayudar la condición humana caída, porque en
Cristo somos nuevas criaturas y el poder de la resurrección debe estar
actuando en quienes han resucitado con Cristo para buscar las cosas de
arriba.
Bien, dicho esto, aunque comprendo que se puede ampliar mucho más y
que pueden quedar cabos sin atar, para no alargarme demasiado me
centraré en los principios básicos que rigen la obra de Dios sobre la
economía en la vida de los redimidos por la sangre del Cordero, los nacidos
de nuevo y que andan en novedad de vida.
La fe. Como está escrito: el justo por la fe vivirá. La fe es una convicción
interior que nos guía a vivir de una manera determinada. Todo lo que
hacemos como hijos de Dios tiene o debe tener este sello, porque sin fe es
imposible agradar a Dios, es necesario creer que hay Dios y que es
galardonador de los que le buscan.
La fe o convicción se nutre de la palabra viviente de Dios poniendo en
nuestras conciencias la certeza de actuar de una manera o dejar de hacerlo
de otra. Ese espíritu de fe nos ha sido dado por Dios, en una medida
apropiada, para obrar por amor.
La fe nos puede mover a hacer inversiones económicas de diversos tipos en
función del movimiento de nuestro corazón, porque la fe es del corazón, no
de las necesidades apremiantes que se nos presentan en muchos cultos y
programas de radio y televisión. Saber escoger correctamente donde y
cuando debemos poner nuestro dinero es un arte que necesita la dirección
del Espíritu de Dios.
Creo personalmente que a la práctica del diezmo se le puede aplicar la
palabra del apóstol Pablo cuando dice: “¿Tienes tu fe? Tenla para contigo
delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a si mismo en lo que
aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo
hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Ro, 14:22.23). En
este caso tiene que ver con la comida, que también está regulada por la ley
de Moisés. Alguien puede tener la convicción de no comer ciertos alimentos,
aunque está escrito que el comer una cosa u otra no nos hace mejores ni
peores, porque la oración santifica todos los alimentos. En el caso del
diezmo algunos habituados hasta ahora a dar el diezmo pueden mantener
11
esa convicción dentro de la esfera de su fe, si así lo desean, no para
imponerla a los que han sido enseñados de otra forma, y su fe se ha
desarrollado de distinta manera en el tema de la economía, es un asunto
del corazón no de las apariencias, “tenla para contigo delante de Dios” y no
juzgues o condenes al que tiene otra convicción.
Habrá otros que se sienten obligados por la imposición de su pastor en esta
materia aunque no tengan la convicción, en ese caso deben escoger si
obedecer la enseñanza del líder o someterse a su conciencia, sabiendo que
todo lo que no procede de fe, de la convicción interior del corazón, es
pecado. Algunos aprovecharán estos principios para desarrollar una falta de
generosidad, de todos modos es mejor tener a los hermanos contentos a la
hora de dar sus ofrendas que obligados por ley sobre lo que no están
persuadidos. Resumo citando las palabras de Pablo en otro dilema expuesto
en su carta a los corintios, “Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso,
nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”.
El amor. “Todas vuestras cosas sean hechas con amor” (1 Co.16:14). “El
amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”
(Ro. 13:10). Si somos movidos por fe y amor no tendremos dificultades
para comprender las necesidades que tiene una iglesia local en el terreno
económico y seremos responsables al respecto. Es más bienaventurado dar
que recibir; y compartir con otros de lo que tenemos es una de las dichas
de la vida cristiana. Creo que la mayoría de los hermanos no tienen
problemas con este asunto, las luchas se presentan cuando desde el
liderazgo se ejerce presión, coacción, culpabilidad, manipulación (incluso de
las Escrituras), juicio y condenación para asegurarse la entrada de los
ingresos necesarios.
Otro conflicto es cuando se proyectan gastos elevadísimos dirigidos
especialmente a programas en lugar de las necesidades reales de las
personas. Se justifican los presupuestos con la idea de anunciar el
evangelio, aunque en muchos casos se trata de manías de grandeza y de
competencia con otras iglesias para ser más grandes, más vistosos, tener
mayor reputación e influencia. Algunos predicadores estrella de la televisión
atraen tanto protagonismo hacia ellos mismos que avergüenzan a los
mismos creyentes y defraudan el evangelio de Jesús. Por no hablar de las
ingentes cantidades de dinero que se invierten en la construcción de
edificios suntuosos para competir con las catedrales de la Edad Media.
Jesús dijo que no quedaría piedra sobre piedra, pero el amor permanece
para siempre.
La vida en el Espíritu. Esta clase de vida no está regulada por la ley sino
por la unión con Cristo. No se puede controlar sino que depende del
movimiento de las aguas vivas en nuestro espíritu. Cuando esta clase de
vida falla, se estanca y paraliza, entonces el sistema religioso viene a
ocupar su lugar con sus normas, dogmas, disciplinas, hábitos y tradiciones.
Una vez que ha ocupado su lugar ya no quiere desalojarlo, sino
establecerse, y así tenemos la rutina religiosa como base esencial de lo que
llamamos vida cristiana. El líder ejercerá de sumo sacerdote y mediador,
además de ser la voz de la conciencia para determinar lo que hay que hacer
en cada momento, lo que está bien y lo que está mal. De esta forma hemos
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anulado la vida del Espíritu de Dios y ha sido suplantada por un sistema
eclesiástico que vuelve a decir: “Estos son vuestros dioses que os sacaron
de Egipto”, hagamos fiesta, apoyemos nuestro programa y así llegaremos a
la tierra de provisión.
Amados de Dios, nuestra inversión económica también depende de andar
en el Espíritu, no de la rutina establecida. Debemos estar despiertos
espiritualmente para saber donde y a quién debemos dar, ser sensibles a la
voz de Dios en nuestro espíritu para sembrar en los campos que nos indique
el Espíritu de Dios, y al hacerlo siempre será con generosidad y alegría,
porque Dios ama al dador alegre.
Cuando nos movemos en el Espíritu en esta área no estamos pensando en
el premio sino en la obediencia. El gozo no está en dar 1 euro o 100 euros,
sino en obedecer la voz de Dios en nuestros corazones. La obediencia trae
bendición y gozo y más obediencia y más sensibilidad a nuestro espíritu
para actuar en nuevas oportunidades para dar.
Cuando establecemos un límite en nuestras ofrendas o diezmos nos costará
salir de esos parámetros y seguir al Espíritu. Nos acomodamos al hábito y
perdemos la frescura de la vida de fe. No tengo nada en contra de los
buenos hábitos, personalmente soy metódico y organizado, me gusta
planificar las cosas, pero procuro dejar siempre la puerta de la flexibilidad
abierta para estar atento al hombre interior, el del corazón.
La generosidad. “El que siembra generosamente, generosamente también
segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer
que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”
(1 Co.9:6-8).
El corazón redimido por la abundante riqueza de Cristo y su entrega como
substituto en la cruz del Calvario, ha recibido un impacto tan fuerte de
generosidad y entrega que manifestará una buena dosis de esa generosidad
hacia los demás.
La generosidad no es doblegarse a la manipulación emocional para sacar
beneficio, muchos aprovechan el amor que se les supone a los cristianos
para engañar y obtener dinero fácil. La generosidad va unida al
discernimiento para no errar el blanco. Eso no excluye que muchos de
nosotros en algún momento hayamos sido engañados por personas que
parecían sinceras en sus peticiones y luego se demuestra que eran unos
farsantes. En cualquier caso aprendemos con la práctica.
El señorío de Cristo. La vida cristiana es el resultado de la invocación del
Nombre de Jesús sobre nuestras vidas, “todo aquel que invocare el Nombre
del Señor será salvo”. Esa invocación nos coloca bajo el dominio y el señorío
de Cristo, pasamos a ser suyos, su propiedad, somos un espíritu con él, por
tanto, toda nuestra vida queda sujeta a él, hemos muerto con Cristo,
sepultados y resucitados con él para andar en novedad de vida. Ya no
13
somos nuestros, somos propiedad de Dios. No hay división, ni áreas
diversas, todo nuestro ser le pertenece, espíritu, alma y cuerpo.
Viviendo bajo su señorío somos mayordomos de lo que Dios nos ha dado
para administrar, y se requiere de los administradores que sean hallados
fieles. La economía es una parte mas de nuestra vida que debe estar bajo la
dirección del Espíritu de Cristo, por ello no deberíamos despilfarrar, ni ser
negligentes o deudores, sino sondear en nuestro espíritu cual es la voluntad
de Dios en cada ocasión para hacer buen uso de los recursos materiales.
Los que quieren enriquecerse. Uno de los indicativos de esta generación
es el afán desmedido por el enriquecimiento, el materialismo, el hedonismo,
la cultura del placer. Somos grandes consumidores de recursos y para ello
necesitamos grandes cantidades de dinero, de ahí que vivamos muy
preocupados y afanados por conseguir riquezas.
El tipo de iglesia más llamativa de nuestros días es la que ofrece una
imagen ostentosa y rica, que está ocupada especialmente en conseguir
grandes logros que sean vistos a larga distancia, “levantar torres que
lleguen al cielo” y atraigan la mirada de la sociedad para quedar hechizados
ante su grandeza y despliegue de poder. Es el estilo de la iglesia de
Laodicea, rica, autosuficiente y orgullosa de sus logros pero ante Dios ciega,
desventurada y desnuda.
El apóstol de los gentiles lo dijo así: “Los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los
hombres en destrucción y perdición” (1 Timote, 6:9). En nuestros días
parece haber en ciertas iglesias una carrera desenfrenada por el amor al
dinero ¿cómo se sabe esto? por la cantidad de tiempo que se dedica a
predicar sobre prosperidad, diezmos, economía, programas necesitados de
grandes exigencias monetarias de los creyentes, se alardea de un nivel de
vida elevado como signo de la bendición de Dios.
El deseo por las riquezas pone lazos, nos atrapa en pensamientos
codiciosos, nos hace necios y nos hunde en vidas destructivas. La vida
familiar se desmorona, un elevadísimo número de los niños que nacen son
hijos de fornicación, nacen fuera del ámbito familiar como fruto de la
promiscuidad sexual, el aborto pretende frenar esos embarazos, el divorcio
cuanto antes mejor, el adulterio se comprende en muchos casos, pero el
afán por las riquezas supera cualquier otro esfuerzo en nuestras vidas.
Queremos comprar el cariño de nuestros hijos con juguetes de todo tipo
pero vivir lejos de su presencia.
Jesús nos enseñó a hacer tesoros en el cielo donde no llegan los ladrones,
Y que el afán y la ansiedad por las necesidades materiales es una práctica
relacionada con los gentiles que viven lejos del Reino. Tristemente en
muchos casos nos dejamos arrastrar por la misma corriente de esos
esquemas de vida.
Los pobres, huérfanos, viudas y extranjeros. La iglesia primitiva tuvo
muy en cuenta las necesidades de los más desfavorecidos. Una de las
primeras elecciones que llevaron a cabo no fue para dar un título sino para
14
encargar un trabajo, el trabajo de ocuparse de las necesidades de las
viudas. Escogieron a siete personas que estaban llenas del Espíritu Santo,
de fe y sabiduría, tal era la capacitación que buscaron en ellas para
encomendarles el trabajo social de atender la distribución diaria de las
viudas, que habían quedado un tanto desatendidas por el crecimiento y la
persecución de la iglesia (Hechos, 6).
Nosotros normalmente le ponemos un título a las personas y luego les
pedimos que actúen en función del título, o el ministerio (que ha venido a
ser un título) dado; pero en Hechos seis no aparece ni siquiera el término
diácono, solo aparece como título del capítulo pero no aparece en el texto,
curioso. Para nosotros son los siete diáconos, pero no se les llama diáconos;
al hablar mas adelante de Felipe se le menciona como uno de los siete,
nada mas. Es una curiosidad para reseñar la mentalidad predominante que
hemos asumido por los nombramientos.
En los inicios de la iglesia primitiva se desarrolló una comunión que incluía
compartir todas las cosas, eran de un corazón y un alma y nadie alardeaba
de sus posesiones, sino que las ponían a disposición de la comunidad, por
ello no había ningún necesitado porque se compartía según la necesidad de
cada uno. Vendían sus propiedades y ponían el precio a los pies de los
apóstoles.
32Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma;
y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que
tenían todas las cosas en común. 33Y con gran poder los apóstoles
daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante
gracia era sobre todos ellos. 34Así que no había entre ellos ningún
necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las
vendían, y traían el precio de lo vendido, 35y lo ponían a los pies de
los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.
36Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre
Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de
Chipre, 37como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso
a los pies de los apóstoles (Hechos, 4).
Al respecto de estas experiencias de los amados hermanos del primer siglo
quiero decir dos cosas. La primera es que curiosamente no se trataba de
dar el diezmo, sino la totalidad de los ingresos obtenidos por la venta de sus
propiedades. La segunda es que mas adelante parece que esta forma de
“comunismo” no dio resultado porque la iglesia de Jerusalén experimentó
una gran necesidad y fueron los hermanos de otros lugares quienes les
socorrieron. Lo que quiero resaltar es que tenían una gran sensibilidad por
las necesidades de las personas y no por los programas; la comunión giraba
alrededor de las personas y sus múltiples necesidades. Se me dirá que en
ese tiempo no había un Estado que se encargaba de la seguridad social
como en nuestros días, a lo que respondo que precisamente buena parte de
nuestro actual sistema social está basado en la influencia que el
cristianismo ha tenido en la cultura occidental.
También tenemos en el Nuevo Testamento la constatación de la gran
ofrenda que administraron Pablo y Bernabé para los hermanos de Jerusalén.
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27En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a
Antioquía. 28Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a
entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la
tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. 29Entonces los
discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar
socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 30lo cual en efecto
hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo
(Hechos, 11)
Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. 26Porque
Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres
que hay entre los santos que están en Jerusalén. 27Pues les pareció
bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos
participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos
ministrarles de los materiales. 28Así que, cuando haya concluido esto,
y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a
España (Romanos,15)
Las necesidades de los pobres ocupan un porcentaje mínimo en los
presupuestos de las iglesias de nuestros días. Hay maravillosas excepciones
y ejemplos verdaderamente admirables de entrega y compasión por los
desamparados, los cuales merecen toda nuestra admiración y
reconocimiento. Sin embargo, predomina la indiferencia por la obra social, y
la economía de las iglesias queda engullida en proyectos de otra índole.
Algunos de los ejemplos dignos de mención y que conozco en parte son
REMAR, la fundación DCI y el trabajo de ENSIMISIÓN. La labor que hace
Remar www.remar.org desde hace mas de veinte años en las naciones
menos favorecidas, con sus sombras, que las tiene, y sus luces que
alumbran en los lugares mas tenebrosos de la tierra, tienen mi respeto y
admiración.
La fundación DCI, www.dci.org.uk es un trabajo silencioso pero eficaz que
comenzaron los amados hermanos Les Norman y Pilar Remón en los años
ochenta, y que se ha extendido a los países menos desarrollados de la
tierra. Con pocos recursos han sido capaces de coordinar, con colaboradores
nacionales, un esfuerzo por alimentar a los pobres, canalizar mini créditos
para ayudar en trabajos que produzcan recursos de auto-abastecimiento,
además de compartir gratuitamente los materiales para levantar Escuelas
de Misión en lugares donde no hay posibilidades de acceder a Institutos
Bíblicos, mediante una enseñanza práctica que está obteniendo un éxito
increíble a través de Internet, y por supuesto El Diario Misionero, una
herramienta para poner en contacto a muchos hermanos en situaciones
muy precarias.
Por su parte EMSIMISIÓN www.emsimisión.org es un grupo de médicos y
otros profesionales cristianos que ponen a disposición de los pobres sus
recursos humanos y técnicos. Pagando sus propios gastos de viaje realizan
trabajos de medicina, en Burquina Faso especialmente, uno de los países
mas pobres del mundo, realizan operaciones quirúrgicas gratuitas,
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construyen pozos de agua para el mantenimiento de los cultivos y les llevan
el evangelio de la gracia y el amor de Dios.
Gracias a Dios por estos amados hermanos y muchos otros que con gran
sensibilidad y misericordia, agradecidos por la bondad recibida en la
persona de Jesús, entregan sus propias vidas para mitigar un poco el dolor
de los pobres, los huérfanos, las viudas y los extranjeros. La gracia de Dios
sigue siendo administrada en su multiforme abundancia por aquellos que la
recibieron del Dador de todas las cosas. A El sea toda la gloria.
Algunas consideraciones finales.
Tetzel, el más famoso predicador de indulgencias en la Edad Media,
pregonaba que en el mismo instante que sonaba la moneda en el cofre el
alma salía del purgatorio. Las 95 tesis que Martín Lutero clavó en la catedral
de Wittenberg, el 31 de Octubre de 1517, iban dirigidas especialmente
contra el uso y abuso que se estaba llevando a cabo con la recogida de
dinero, a través sobre todo de las indulgencias, para hacer la capilla Sixtina
en Roma. Ese hecho se considera el inicio de la Reforma Protestante.
Hoy, muchos de los pregoneros que usan los medios de comunicación para
reclamar dinero a espuertas no están muy lejos de aquel mensaje medieval.
Se ofrecen oraciones por tus ofrendas, te garantizan todo tipo de para
bienes económicos por tu ofrenda generosa, se dice que tu fidelidad al
diezmo hará de ti un cristiano feliz y próspero, osea, la ley de la oferta y la
demanda, una forma mas de mercantilismo al mas puro estilo babilónico.
Sí, no nos escandalicemos, la característica básica de la gran ramera en
Apocalipsis es que ha enriquecido a muchos con sus mercaderías, lee el
capítulo 18 de Revelación y lo verás.
Algunos medios de comunicación, especialmente la llamada televisión
cristiana, se han convertido en verdaderas pirañas de la economía, devoran
y vuelven a devorar los recursos de muchos hermanos en nombre del
evangelio, pero los frutos no son los deseados. Como en todas las cosas hay
excepciones, honrosas, dignas de elogio, gracias a Dios por ellas.
El apóstol Pablo dice que no son los hijos quienes deben atesorar (proveer)
para los padres, sino los padres para los hijos, y mostró el ejemplo diciendo
que “ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 34Antes vosotros sabéis
que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas
manos me han servido. 35En todo os he enseñado que, trabajando así, se
debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que
dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos, 20).
Hoy muchos se auto-titulan apóstoles pero ignoran esta parte del
apostolado. Hay demasiadas personas dispuestas a vivir del evangelio como
recurso a una vida fácil; reclamar el pago de los diezmos parece ser una
manera cómoda de establecer una forma de vida que excluye el aprendizaje
de un oficio para cubrir las necesidades familiares. En muchos casos los
verdaderos llamados del Señor pasan todo tipo de privaciones porque no
hay recursos para ellos, como no exigen ni coaccionan, no reciben. En esto
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el dicho es cierto: “El que no llora…”. Aunque sus peticiones van dirigidas al
trono de la gracia para recibir la ayuda oportuna.
En la iglesia primitiva no se hacía ese énfasis en los diezmos. Hubo una
ocasión inmejorable para haber zanjado la cuestión de una vez, fue en el
Concilio de Jerusalén y que se narra en Hechos 15. Cuando llegaron a las
conclusiones, después de múltiples intervenciones, determinaron escribir
una carta a los hermanos de las iglesias gentiles en estos términos:
“Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se
convierten a Dios, 20sino que se les escriba que se aparten de las
contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de
sangre. 21Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad
quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de
reposo. 22Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con
toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía
con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y
a Silas, varones principales entre los hermanos; 23y escribir por
conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los
hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en
Cilicia, salud. 24Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de
nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con
palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y
guardar la ley, 25nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo,
elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y
Pablo, 26hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro
Señor Jesucristo. 27Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales
también de palabra os harán saber lo mismo. 28Porque ha parecido
bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga
más que estas cosas necesarias: 29que os abstengáis de lo
sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las
cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien” (Hch. 15).
¡Que curioso! Ninguna referencia a la obligatoriedad de imponer el diezmo.
Cuando Jesús censura en Mateo, 23:23 la actitud de los fariseos que
diezman la menta, el eneldo y el comino, olvidándose lo más importante de
la ley: la justicia, la misericordia, y la fe, y luego dice, “esto era necesario
hacer, sin dejar de hacer aquello”, lo hace en el contexto de la ley de
Moisés, se dirige a judíos que viven bajo el régimen viejo de la letra. Y no
hay mas textos en el Nuevo Testamento para apoyar la doctrina de los
diezmos, excepto en Hebreos 7 que ya hemos comentado.
Con este trasfondo, me pregunto ¿por qué ha venido a ser la predicación de
imponer el diezmo uno de los pilares esenciales del mensaje que se
predica? La respuesta que me doy a mismo es que hemos vuelto a levantar,
en buena medida, el antiguo edificio religioso, el legalismo rancio, el viejo
régimen de la letra, y para sostenerlo necesitamos la obligatoriedad del
impuesto religioso.
Ese mismo sistema eclesiástico se revuelve contra los que piensa que lo
amenazan y busca la manera de “matarlos”. Así ocurrió con Jesús. Una de
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las acusaciones que permitió llevarlo a la cruz fue que destruiría el viejo
templo y levantaría uno nuevo en tres días, aunque el hablaba del templo
de su cuerpo. Así está escrito:
Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio,
buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte,
60y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban.
Pero al fin vinieron dos testigos falsos, 61que dijeron: Este dijo: Puedo
derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo... 65Entonces el
sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado!
¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo
habéis oído su blasfemia. 66¿Qué os parece? Y respondiendo ellos,
dijeron: ¡Es reo de muerte! (Mateo, 26).
Tengamos cuidado no sea que creyendo edificar la iglesia de Dios estemos
levantando un edificio espurio, como tantos lugares altos que se levantaron
en la antigüedad.
Para finalizar, y con la intención de que no haya equívocos en cuanto a mi
posición en este tema, diré que estoy en contra de imponer el diezmo como
si fuera un impuesto obligado por ley para los creyentes, pero estoy a favor
de apoyar en todos los sentidos a aquellos amados hermanos que hacen
una buena labor de edificación del pueblo de Dios, y de tenerlos en alta
estima por causa de la obra que realizan.
Estoy en contra de la presión y la coacción para presionar a los hermanos
con cargas pesadas de llevar, pero estoy a favor de la generosidad con los
que padecen necesidad.
Estoy en contra de imperios económicos eclesiásticos que enriquecen a unos
pocos esquilmando a la grey de Dios, pero estoy a favor de invertir
generosamente en la extensión del Reino a todas las naciones a través de
hombres y mujeres íntegros, de fe y amor por los perdidos.
Si tu tienes la práctica de dar el diezmo sigue haciéndolo, pero sitúalo en
sus justos términos, no es una demanda para conseguir el favor y la
aceptación de Dios, tal vez será una forma de disciplina en tu dar, pero
recuerda que todo tu ser y todo lo que tienes es propiedad de Dios. Sigue al
Espíritu y se abierto para saber cuándo, donde y cuánto debes sembrar con
libertad.
Creo en pedir a Dios para todas nuestras necesidades, y que El suple de
múltiples maneras todo lo que nos falta en cada momento para llevar a
cabo la misión que nos ha encomendado.
Tuyo en Cristo
VIRGILIO ZABALLOS