Nuevos cielos y nueva tierra (21:1)
(Ap. 21:1)
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron, y el mar ya no existía más. {2} Y yo Juan vi la santa ciudad,
la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa
ataviada para su marido. {3} Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el
tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su
pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. {4} Enjugará Dios toda lágrima
de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni
dolor, porque las primeras cosas pasaron, {5} y el que estaba sentado en el
trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe: porque
estas palabras son fieles y verdaderas. {6} Y me dijo: Hecho está. Yo soy el
Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le dará
gratuitamente de la fuente de agua de la vida. {7} El que venciere heredará
todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. {8} Pero los cobardes e
incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los
idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego
y azufre, que es la muerte segunda.
El Génesis
comienza con el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra. Aquí, en
los dos últimos capítulos del último libro de la Biblia, encontramos un nuevo
comienzo al hacer Dios todo nuevo. Hay muchos paralelos con los primeros
capítulos de Génesis: hay un nuevo cielo y una nueva tierra, encontramos un
manantial, un río y el árbol de la vida. Así como Dios trajo a Eva y se la
presentó a Adán, aquí encontramos a la esposa descendiendo del cielo, vestida
hermosamente para su esposo. Dios mismo mora con el hombre, así como caminaba con
Adán en el fresco del día. Hay algunas diferencias: el hombre mora en una
ciudad más que en un jardín. La descripción de un nuevo cielo y nueva tierra en
donde vive la esposa finaliza con una descripción de la segunda muerte y
aquellos que van ahí
Wilcock
señala que hay una conexión cercana entre este pasaje, que actúa como resumen,
y el resto del libro:
1. 21:2=21:1--21
La ciudad de Dios - la nueva Jerusalén
2. 21:3=21:22-27
La morada de Dios - la nueva Jerusalén
3. 21:4,
5a=22:1-5 El mundo de Dios renovado - el río y el árbol de la vida
4. 21:5b=22:6-10
La palabra de Dios validada - estas palabras son fieles y verdaderas
5. 21:6a=22:11-15
La obra de Dios completada
6. 21:6b,
7=22:16, 17 La bendición final de Dios
7. 21:8=22:18,
19 La maldición final de Dios
Las bendiciones
escatológicas de las bienaventuranzas también se encuentran en Ap. 21 y 22.
Mt. 5:3 - "Bienaventurados los
pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" cf. Ap.
21:1
Mt. 5:4 - "Bienaventurados los
que lloran, porque ellos recibirán consolación" cf. Ap. 21:4
Mt. 5:5 - "Bienaventurados los
mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad" cf. Ap. 21:1
Mt. 5:6 - "Bienaventurados lo
que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" cf. Ap.
21:26-27
Mt. 5:7 - "Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"
Mt. 5:8 - "Bienaventurados los
de limpio corazón, porque ellos verán a Dios" cf. Ap. 22:4
Mt. 5:9 - "Bienaventurados los
pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" cf. Ap. 21:7
Mt. 5:10 - "Bienaventurados los
que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino
de los cielos" cf. Ap. 21:1
Mt. 5:11 "Bienaventurados sois
cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra
vosotros, mintiendo. {12} Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande
en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de
vosotros" (todo Ap. 21 y 22, cf. 2:8).
v. 1 - Vi
un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra
pasaron, y el mar ya no existía más - Esto sigue inmediatamente detrás de
la escena del juicio donde el diablo, la bestia y el falso profeta, y todos
cuyos nombres no estaban en el libro de la vida son consignados al lago de
fuego y la tierra y el cielo huyen de Su presencia (20:11). Un nuevo cielo y
una nueva tierra son prometidos por primera vez a Isaías en una descripción
asombrosa en 65:17-25 y 2 Pedro 3:12, donde habla de la destrucción de la
tierra y un nuevo cielo y tierra donde mora la justicia. El primer cielo se
refiere a este universo actual, sin la tierra (cf. 2 Pedro 3:12). Este es un
nuevo principio, así como en Gn. 1:1 Dios creó los cielos y la tierra, ahora
hay una creación completamente nueva. La vieja creación ha sido liberada de su
cautividad a la descomposición y ha sido traída a la libertad gloriosa de los
hijos de Dios (Rom. 8:19-22). La palabra "nuevo" (gr. kaine)
significa nuevo en calidad, fresco, más que reciente o nuevo en tiempo (gr. neos)
(Johnson). Esta tierra actual con su pecado, dolor y sufrimiento no es nuestra
morada permanente. Vemos en esto y en secciones futuras la recompensa celestial
para los que fueron perseguidos (Mt. 5:10-12).
v. 1 - y
el mar ya no existía más - El mar es uno de siete males que Juan dice que
ya no son más. Los otros son la muerte, el llanto, el clamor, el dolor (v. 4),
la maldición (22:3), y la noche (22:5) (Morris). Ya no hay mar porque el mundo
y la gente ya no so más (17:15). En Apocalipsis el mar está muy conectado a la
gente del mundo y su juicio, así que no tiene lugar en el nuevo orden de las
cosas. La bestia también sale del mar, haciendo que den vueltas los pueblos y
naciones, es decir el fermento político (xxxx), y la prostituta se sentó sobre
muchas aguas, representando a pueblos, multitudes, naciones y lenguas. El mar
es también el recipiente de las plagas asociadas con la segunda trompeta y la
segunda copa. Is. 57:20 compara a los malvados al mar embravecido que no puede
descansar. El mar es la fuente de bestia satánica (13:1) y el lugar de los
muertos (20:13) y no es apropiado para la nueva tierra (Johnson). Las
tormentas, la muerte y la destrucción asociados con el mar no encajan con la
calma y la paz de la Nueva Jerusalén, el paraíso de Dios. Que no haya ningún
mar en el nuevo orden contrasta con el lago de fuego donde moran los malvados.
v. 2 - Y
yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios,
dispuesta como una esposa ataviada para su marido - Esta es la segunda vez
que encontramos una referencia a la Nueva Jerusalén como descendiendo del
cielo, de Dios. La Nueva Jerusalén es mencionada por primera vez en 3:12, donde
ser una parte permanente de ella (una columna) será la recompensa para los que
vencen. Es aludida como la ciudad sin cimientos en Heb. 11:10-16 y Heb.
12:22-23. La Nueva Jerusalén es la ciudad celestial que estaba buscando Abraham
(Heb. 11:10). Sin el resto de la iglesia él no sería perfecto (Heb. 11:40) ni
podríamos serlo nosotros. La Nueva Jerusalén es una ciudad santa. Nada impuro
entrará en ella (Is. 52:1, Ap. 21:27). La Ciudad Santa es una expresión para la
Jerusalén terrenal (Neh. 11:1, Mt. 4:5, 27:53), pero en Apocalipsis la
Jerusalén terrenal persigue a los santos (11:8). La Nueva Jerusalén es también
el monte de Sion, la ciudad de Dios (Sal. 48, Is. 4:3, 35:8-10, 51:11,
60:14-22, Joel 3:17). En Gal. 4:25-26 Pablo comenta "mas la Jerusalén de
arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre" y la contrasta con
"la Jerusalén actual, pues ésta, junto con todos sus hijos, está en
esclavitud."
La iglesia
se menciona claramente aquí como la Nueva Jerusalén y como la esposa. En 19:7
la esposa se refiere a los santos. La iglesia es conocida como la esposa. En
Ef. 5:25-27 las esposas deben amar a sus esposas, así como Cristo ama a la
iglesia. Cristo es claramente el esposo. En 19:7 se refiere al casamiento del
Cordero. Más adelante encontramos al Cordero entronizado dentro de la ciudad
(21:3) y reinan por siempre jamás. Las vírgenes representan a la iglesia en la
parábola de las diez vírgenes que están esperando al novio, que es Cristo (Mt.
25:1). La Nueva Jerusalén es descrita nuevamente como la novia, la esposa del
Cordero, en 21:9-10. La iglesia tiene que salir del cielo de Dios, porque la
iglesia fue Su idea desde el principio hasta el fin, y Él es el que la purifica
y la prepara. La Nueva Jerusalén debe ser contrastada a la prostituta vestida
de púrpura y escarlata que se sienta sobre la bestia, y es la ciudad mundana de
Babilonia, que es de la tierra. Como novia está ataviada hermosamente para su
esposo. En 19:8 encontramos que el lino fino, brillante y limpio, le fue dado
para que use, lo que representa las obras justas de los santos. También
encontramos más adelante que en la descripción de la Nueva Jerusalén ella
brilló con la gloria de Dios (v. 11), está adornada con todo tipo de piedra
preciosa (v. 19) y perlas (v. 21) y oro (v. 18). Hay un paralelo con Gn.
2:21-22, donde Eva fue hecha de la costilla de Adán y traída por Dios a Adán.
Aquí encontramos a la iglesia, que fue formada por la sangre de Cristo, con su
costado atravesado en la cruz. Ahora encontramos a Su novia viniendo de Dios,
preparada para su esposo.
v. 3 - Y
oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará
con ellos como su Dios - Esta voz es la de Dios que habla más adelante en
v. 5. El versículo habla de la comunión íntima entre Dios y Su pueblo, una
intimidad que todo el mundo anhela y que se ve más adelante cuando Sus siervos
ven el rostro de Dios (22:4). Que Dios more con el hombre es el objetivo del
evangelio, el cumplimiento del pacto de Dios con el hombre y Su plan de
salvación. Lo lleva al hombre a antes de su caída (Gn. 3:8) cuando Dios y el
hombre caminaban juntos en el jardín. Sólo que aquí Satanás no está presente
para tentar a la humanidad. Es un nuevo comienzo a la vida que continuará por
la eternidad sin la posibilidad de otra caída. La ciudad es la misma que ve
Ezequiel en Ez. 48:35. El pacto para ser nuestro Dios se encuentra en muchos
lugares de las Escrituras, comenzando con Abraham (Gn. 17:7) y encontrando su
cumplimiento en Apocalipsis (Gn. 17:7, Ex. 20:2, Lev. 26:11-12, Dt. 5:2, Jer.
24:7, 30:22, 31:33, Ez. 11:20, 37:27, Zac. 10:10, 13:9, 2 Cor. 6:16, 1 Tes.
4:17, 5:10). Hay un juego de palabras aquí con la morada (gr. skene)
de Dios y "él morará con ellos" (skenoo), porque
skenoo es la forma verbal de skene. Además, la palabra morada es
traducida normalmente como tabernáculo, lo que aludía al tabernáculo terrenal
donde se suponía que moraba Dios. El cielo ha venido a la tierra. Dios morará
con el hombre en la nueva tierra.
v. 4 - Enjugará
Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más
llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron - Así como
Él vive con Su pueblo, Él podrá enjugar cada lágrima de sus ojos. Esté
versículo ha tocado una cuerda en el pueblo de Dios a lo largo de las edades.
Habla del ser más profundo del hombre. Lloramos en esta vida, pero en la
próxima vida Dios mismo enjugará nuestras lágrimas, así como una madre limpia
las lágrimas de su hijo. La maldición del dolor (Gn. 3:17) y la muerte (Gn.
2:17) han sido revocados. Es el cumplimiento de Is. 25:8, 35:10, 51:11, 65:19.
El viejo orden de dolor y sufrimiento han pasado al desaparecer la vieja tierra
y el viejo cielo (2 Pedro 3:12-13). El nuevo cielo y la nueva tierra será el
hogar de la justicia y ya no habrá dolor más muerte ni dolor. Esto es una
reformulación de Ap. 7:15-17 en términos negativos. La inversa de estos
negativos será la vida, el gozo, la risa y la alegría eternos.
v. 5 - y
el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las
cosas. Y me dijo: Escribe: porque estas palabras son fieles y verdaderas -
Dios está haciendo todo nuevo, así como hace una nueva tierra y un nuevo cielo
(v. 1). Todo es nuevo; un nuevo cielo y una nueva tierra, pero es distinto a la
situación del Edén porque ya no está Satanás para tentar a la humanidad. La
tierra será poblada con personas que han escogido la justicia ante el mal. El
pueblo de Dios ha sido comprado con la sangre de Jesús. Is. 65:17 nos dice que
"de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento". El
viejo orden de las cosas ha pasado completamente hasta de nuestras memorias.
Dios hace esta declaración y le dice a Juan que escriba las próximas
declaraciones porque las palabras de Dios son fieles y verdaderas (cf. 14:4,
19:9, 22:6). Este nuevo orden de creación es tan bueno que vale la pena morir
por él en esta vida (1 Cor. 15:19), porque hay una vida mejor después de la
muerte para los santos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida. Se
quiere que entendamos que este mundo, con su dolor y sufrimiento, no durará
para siempre. Hay algo mejor para esperar.
v. 6 - Y
me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que
tuviere sed, yo le dará gratuitamente de la fuente de agua de la vida -
"Hecho está": el plan redentor de Dios está completado, así como
Jesús dijo "Consumado es" cuando completó Su obra redentora. Él ha
restaurado todas las cosas a su lugar debido. Todas las causas del mal han sido
tratadas y la justicia reina. De la misma forma que completó Su obra de
creación en el séptimo día (Gn. 2:2), ahora ha completado Su obra de
restauración. Contraste el uso de las palabras "hecho está" (gegonan)
con su uso en relación al juicio en 16:17 (Johnson). Él es el Alfa y la Omega,
el principio y el fin (Is. 44:6). Esta es la segunda vez que se usa esta
expresión. La primera vez fue en 1:8, "Yo soy el Alfa y la Omega", y
la última en 22:13, "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el
primero y el último". En la primera declaración sólo de declara esta
verdad; en la segunda vez es repetido dos veces de una forma distinta; la
tercera vez, se lo repite tres veces en distintas formas. El agua de la vida es
gratis; esta es la gracia libre de Dios, que se repite más adelante en 22:17.
Esto es un alivio bienvenido en un libro tan lleno de juicio, pero nos recuerda
la disposición de Dios para cualquiera que quiere un lugar en la nueva tierra
Él está dispuesto a dárselo libremente (Rom. 8:32). Al que está sediento, Dios
satisfará esa sed del agua de la vida. Esto se promete también en Is. 55:1-3.
Hay una alusión aquí al agua que regaba la tierra en Gn. 2:6. El versículo
reitera lo que ya ha sido dicho en 7:17, donde "el Cordero que está en
medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios
enjugará toda lágrima de los ojos de ellos". Mientras Jesús estuvo sobre
la tierra Él les prometió a los sedientos que venían a Él y creyeron en Él que
ríos de agua vida saldrían de dentro de ellos (Jn. 4:14, 7:37-39). Estaba
hablando del Espíritu Santo que sería derramado sobre ellos en Pentecostés (Hch.
2:33). Mientras que el libro nos está mostrando aquí a la iglesia en su estado
ideal en el cielo, es también cierto que el Espíritu Santo es dado al individuo
como garantía o adelanto de su herencia (Ef. 1:13-14) en el cielo (1 Pedro
1:4). Más adelante en el libro el manantial se vuelve el río del agua de la
vida (22:1). Así como el dador del agua de la vida vive por siempre, así pasará
con el receptor. El árbol de la vida por el cual el hombre podría vivir por
siempre está regado por el río de la vida (22:2, cf. Gn. 3:22).
v. 7 - El
que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo -
El que venciere es el título del pueblo de Dios. Ver la herencia de siete
partes del los vencedores en las siete cartas a las siete iglesias. Aquellos
que vencen, como Jesús venció (3:21), heredarán todo esto, refiriéndose a los
seis versículos anteriores, en contraste con lo que heredan los cobardes en el
próximo versículo. La herencia es mencionada muchas veces en el Nuevo
Testamento (Ef. 1:14, Col. 3:32, Stg. 2:5, 1 Pedro 1:4). Aquí, en la segunda
parte del versículo, hay una referencia a ser hijo, lo que enfatiza la relación
personal entre el creyente y Dios. Dios estableció su pacto con Abraham para
ser su Dios y el Dios de sus descendientes (Gn. 17:7). Si pertenecemos a Cristo
somos descendientes de Abraham y herederos de la misma promesa (Gal. 3:29).
Esto encuentra su cumplimiento final en Apocalipsis (Mounce).
v. 8 - Pero
los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda - Note el contraste
de los cobardes que están en el lago de fuego con los vencedores del versículo
anterior (ver también los vencedores en 2:11), que tienen el derecho de beber
de la fuente del agua de vida (ver también el río de vida en 22:1). Los
cobardes son también los que no se arrepintieron cuando fueron afligidos por
las primeras plagas de las trompetas (9:20-21). Compare esta lista de pecadores
con la de Pablo en 1 Cor. 6:9-19 y Gal. 5:19-21. Son los impuros que nunca
entrarán en la Nueva Jerusalén. Sólo los que están en el libro de la vida del
Cordero pueden entrar (21:27). La intención es contrastar la segunda muerte con
la vida eterna de los que beben del agua de la vida. Sólo los que están en el
libro de la vida del Cordero evitan la segunda muerte (20:14-15). Es el opuesto
a la experiencia de los vencedores en v. 4. La segunda muerte es un lugar de
muerte, llanto, dolor y lágrimas. Debe notarse que el plan de redención de Dios
ha hecho posible para los hombres evitar la segunda muerte a través de la
muerte representativa de Jesucristo. El infierno fue creado para el diablo y
sus ángeles, pero al final Apocalipsis deja en claro que los hombres adoran a
Dios o al diablo a través de sus secuaces. Aquellos que adoran al diablo y
siguen sus caminos como se detalla en este versículo se unirán a él
inevitablemente. En particular, de esta lista los dos rasgos que más caracterizan
al diablo son asesino y mentiroso (Jn. 8:44). En 13:14 encontramos a la bestia
de la tierra engañando a los habitantes de la tierra, y en 20:8 encontramos al
diablo engañando a las naciones.
37. La nueva Jerusalén (21:9)
(Ap. 21:9)
Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas
de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te
mostraré la desposada, la esposa del Cordero. {10} Y me llevó en el Espíritu a
un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que
descendía del cielo, de Dios, {11} teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era
semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el
cristal. {12} Tenía un muro grande y alto con doce puertas: y en las puertas,
doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos
de Israel; {13} al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres
puertas; al occidente tres puertas. {14} Y el muro de la ciudad tenía doce
cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
{15} El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la
ciudad, sus puertas y su muro. {16} La ciudad se halla establecida en cuadro, y
su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil
estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. {17} Y midió
su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de
ángel. {18} El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro
puro, semejante al vidrio limpio; {19} y los cimientos del muro de la ciudad
estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el
segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; {20} el quinto,
ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el
noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo,
amatista. {21} Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era
una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.
{22} Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de
ella, y el Cordero. {23} La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que
brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera. {24} Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de
ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. {25} Sus
puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. {26} Y llevarán
la gloria y la honra de las naciones a ella. {27} No entrará a ella ninguna
cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están
inscritos en el libro de la vida del Cordero.
La esposa
fue descrita antes (21:2) y es descrita ahora con mayor detalle. La novia, la
Nueva Jerusalén, la Iglesia, es la ciudad santa porque el pueblo de Dios es un
pueblo santo. Acá vemos a la Iglesia como Dios la ve en su forma completa
final. Cuando Cristo aparezca la verdadera gloria de la iglesia será revelada.
Ver Col. 1:27, 3:4 para una descripción de la iglesia como Dios la ve. La Nueva
Jerusalén es la ciudad de Dios donde Dios mismo vive junto con el Cordero y Su
pueblo. Algunos ven que esto se relaciona con el iglesia en su forma ideal ahora
más que en el futuro (Milligan). Sin embargo, el pasaje anterior describe
un nuevo orden de cosas que va en contra de su argumentación. También la Nueva
Jerusalén describe las recompensas para aquellos que vencen en las siete
iglesias, lo cual es claramente futuro. Sin embargo, la iglesia ahora es la
esposa en preparación, mientras que acá vemos a la esposa completamente
preparada y, por lo tanto, perfecta, sin mancha ni arruga. Deberíamos
esperar ver aspectos de la Nueva Jerusalén que son verdaderos en la iglesia
idealmente ahora. Deberíamos notar también que no hay ninguna mención acá ni de
los seres vivientes ni de los ancianos que fueron mencionados por última vez en
19:4, cuando fue juzgada la gran prostituta. Si los ancianos simbolizan la
iglesia ideal, entonces no hay ninguna necesidad de ellos acá porque la iglesia
glorificada es descrita como la nueva Jerusalén.
v. 9 - Vino
entonces a mí uno d elos siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las
siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la
desposada, la esposa del Cordero - Éste es supuestamente el mismo ángel que
le mostró a Juan el castigo de la gran prostituta (17:1) y que ahora le muestra
a Juan la novia y su herencia, en contraste con el castigo de la prostituta. Ya
hemos visto en v. 2 que la esposa es presentada como la "la santa ciudad,
la nueva Jerusalén desciende del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa
ataviada para su marido". Aquí el esposo es presentado como el Cordero.
Ahora se nos mostrará la esposa con mayor detalle. La esposa del Cordero
contrasta con la prostituta que se sienta sobre la bestia.
v. 10 - Y
me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad
santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios - Juan es llevado en
el Espíritu a un monte grande y alto para conseguir una nueva perspectiva de la
esposa, y ve a la Nueva Jerusalén descendiendo del cielo y de Dios (3:12, 21:2)
Compara esto a cuando fue llevado en el Espíritu para ver a la mujer sobre la
bestia (17:3). Estaba también en el Espíritu en 1:10 y 4:2. Ezequiel tuvo una
experiencia similar a Juan cuando fue llevado a una montaña muy alta donde vio
algunos edificios que parecía como una ciudad y vio a un hombre con una vara de
medir (Ez. 40:1 ff.). Mucho de la visión de Juan en Ap. 21 y 22 contiene
detalles que se encuentran en Ezequiel 40-48. La esposa es la Nueva Jerusalén.
En contraste, Juan vio a la prostituta desde la perspectiva de un desierto. Que
Juan sea llevado a una gran montaña para ver a la Nueva Jerusalén enfatiza la
grandeza de la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén es llamada la "ciudad
de Dios" en 3:12. En Heb. 12:22 dice que hemos venido "al monte de
Sion, a la ciudad del Dios vivo". La montaña es probablemente una alusión
al monte Sion, uno de los montes sobre los que está construida Jerusalén y
desde donde uno puede ver la ciudad.
La idea de
la ciudad es que es la comunidad de los elegidos de Dios, en contraste con la
comunidad del mundo. Otra metáfora del Nuevo Testamento para la iglesia es una
casa o edificio en donde mora Cristo (Ef. 2:19-22, 1 Pedro 2:4-5, Heb. 3:6),
siendo la idea que la iglesia es el hogar o familia de Dios (1 Tim. 3:15, Gal.
6:10, Ef. 3:14-15, 1 Pedro 4:17). En la enseñanza del Nuevo Testamento hay
mucho énfasis en cómo el pueblo de Dios debería comportarse unos con otros:
estar dedicados unos a otros (Rom. 12:10), honrarse unos a otros (Rom. 12:10),
vivir en armonía unos con otros (Rom. 12:16), amarse unos a otros (Rom. 13:8),
aceptarse unos a otros (Rom. 15:7), servirse unos a otros (Gal. 5:13),
perdonarse unos a otros (Col. 3:13), alentarse unos a otros (1 Tes. 5:11), etc.
v. 11 - teniendo
la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima,
como piedra de jaspe, diáfana como el cristal - El jaspe hace recordar la descripción
de Dios sobre Su trono en 4:3. La Nueva Jerusalén, que es la Iglesia, brilla
con la gloria de Dios porque Dios está en ella (ver v. 22, 23). La gloria de
Dios resplandeciendo sobre Su pueblo es descrita en Is. 58:8 y 60:1. Is. 61:10
se refiere al creyente como la esposa que se adorna a sí mismo con joyas (ver
también la descripción de la ciudad en vs. 19-21.
v. 12 - Tenía
un muro grande y alto con doce puertas: y en las puertas, doce ángeles, y
nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel -
Las puertas son guardadas por ángeles (Is. 62:6) y muros altos para que nada
impuro pudiera entrar (v. 27) y comer del libro de la vida, así como el libro
de la vida fue guardado por ángeles después que cayó Adán (Gn. 3:24). El gran
muro alto es similar al efecto de gran abismo que separa a los justos de los
malos (Lc. 16:26). Esta descripción de la ciudad viene de Ez. 48:30-35. Aquí
están los nombres de las doce tribus de Israel sobre las puertas, que
representan a la iglesia del Antiguo Testamento. La salvación viene de los
judíos (Jn. 4:22) y en forma suprema de Jesús, que nació como judío y es la
puerta para las ovejas (Jn. 10:7). La salvación es para los judíos (Jn. 4:22).
La única forma de entrar a la ciudad es a través de la puerta y Jesús es la
puerta (cf. la perla en v. 21). Dios ha preparado la Nueva Jerusalén para los
santos del Antiguo Testamento como Abraham, que "anhelaba una patria
mejor, esto es, celestial" (Heb. 11:13-16). Más adelante en v. 14 vemos
que los cimientos tienen los nombres de los doce apóstoles sobre ellos. Muestra
que la iglesia está compuesta de los santos del Antiguo Testamento (judíos) y
del Nuevo Testamento (gentiles).
v. 13 - al
oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente
tres puertas - Ver la descripción similar dada por Ezequiel (Ez. 48:30-35,
"el nombre de la ciudad desde aquél día será Jehová-sama [Jehová
allí]"). Es su morada. Estas puertas tenían también los nombres de las
doce tribus de Israel sobre ellas. Las puertas se enfrentan entre sí en cada
una de las cuatro direcciones cardinales, indicando que los que están dentro
vienen de todas partes de la tierra (cf. 5:9, 7:9, 21:26).
v. 14 - Y
el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de
los doce apóstoles del Cordero - Note el paralelo llamativo con Ef.
2:19-22, la iglesia, edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,
y "en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un
templo santo en el Señor". La nueva Jerusalén es la concreción de este
versículo. La Nueva Jerusalén es a la vez el Antiguo Testamento (doce tribus de
Israel, v. 12) y la iglesia del Nuevo Testamento (edificado sobre el fundamento
de los apóstoles y profetas, v. 14) edificada para ser la morada en donde vive
Dios (Ef. 2:22). La iglesia se ha convertido en una, tanto gentil como judía,
cumpliendo Ef. 2:15. Los santos del Antiguo y Nuevo Testamento, como oró Jesús
(Jn. 17:23).
v. 15 - El
que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus
puertas y su muro - En 11:1 a Juan se le dio una vara para medir y se le
dijo que midiera el templo de Dios y contara los adoradores que estaban ahí. Se
le dijo que no midiera el patio exterior porque había sido dado para los gentiles
que pisotearían la ciudad santa por 42 meses. En la descripción de la Nueva
Jerusalén que es la ciudad santa (21:2) las puertas tienen los nombres de las
doce tribus de Israel y los cimientos tienen los nombres de los doce apóstoles.
No tiene ningún templo porque Dios y el Cordero son su templo (21:22). Podemos
ver ahora que la medición anterior era para medir o contar a los santos. La
medición aquí indica la perfección y forma de la Nueva Jerusalén. El oro de la
vara para medir indica el costo y la pureza de la Nueva Jerusalén.
v. 16 - La
ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y
él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la
anchura de ella son iguales - Note que el único otro cubo en la Biblia era
el Lugar Santísimo, en el templo de Salomón, que estaba cubierto de oro (1
Reyes 6:20), "El lugar santísimo... tenía veinte codos de largo, veinte de
ancho, y veinte de altura; y lo cubrió de oro purísimo; asimismo cubrió de oro
el altar de cedro". La ciudad es cuadrada como la ciudad descrita por
Ezequiel (Ez. 48:30-35), cuyas doce puertas tenían los nombres de las tribus de
Israel (Rubén, Judá, Leví, José, Benjamín, Dan, Simeón, Isacar, Zabulón, Gad,
Aser y Naftalí), cada uno con tres puertas. El nombre de la ciudad es JEHOVÁ
ALLÍ, cf. 21:3, 21:22, 22:3, en donde Dios morará con Su pueblo. Ez. 43:16
también describe el hogar del altar como doce codos cuadrados por doce codos.
La medición del templo en 12:1 fue también una especie de censo porque se le
dijo que contara los adoradores que estaban allí. Aquí encontramos otra
medición que da la cantidad de 12.000, lo que también ocurre en el censo de las
doce tribus en 7:5. Las dimensiones aquí, 12.000 estadios de largo, ancho y
altor enfatiza que es completamente perfecto. Horton hace la observación
interesante que si estas mediciones fueran tomadas literalmente tendrían lados
de 2200 km de largo y si contuviera veinte mil millones de personas cada uno
tendría un espacio cúbico de 800 m de largo.
v. 17 - Y
midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es
de ángel - El equivalente más cercano son los 144.000 en Ap. 7:4. Es decir
12 x 12, que es el equivalente al Antiguo Testamento x Nuevo Testamento. Esto
enfatiza una vez más la naturaleza completa de la iglesia.
v. 18 - El
material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al
vidrio limpio - El oro refleja la pureza y el valor de la Iglesia. Es
transparente como el vidrio, para que la gloria de Dios pueda brillar a través
de la ciudad. El jaspe representa la gloria de Dios (21:11). Semejante al
vidrio limpio enfatiza la falta de imperfecciones o defectos, es decir la
santidad de la iglesia (cf. Ef. 5:27).
v. 19 - y
los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa -
En v. 14 los cimientos tenían los nombres de los doce apóstoles sobre ellos.
Aquí están decorados con piedras preciosas (Is. 54:11). El templo de Salomón
también estaba adornado con piedras preciosas (2 Cr. 3:6). El efod que el sumo
sacerdote usaba estaba decorado con cuatro filas de tres piedras preciosas (Ex.
28:21), uno por cada una de las doce tribus. Cada una tenía el nombre de la
tribu grabada sobre ella, y esto era para recordarle que estaba haciendo de
mediador por cada una de las doce tribus. Así que no sólo los cimientos tienen
los nombres de los doce apóstoles sobre ellos, sino que también tienen los
nombres de las doce tribus, indicando la naturaleza completa de la iglesia. Las
piedras preciosas aquí y las perlas y el oro en v. 21 pueden ser contrastados
con la mujer resplandeciente con oro, piedras preciosas y perlas (17:4). Una es
una esposa fiel; la otra, una prostituta adúltera.
v. 19-20 - y
los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa.
El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto,
esmeralda; {20} el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito;
el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo,
jacinto; el duodécimo, amatista - Los signos del zodíaco tienen exactamente
estas piedras asociadas, pero en el orden inverso.
v. 21 - Las
doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la
calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio - Las perlas
son objetos de gran precio pero también son hechas a través del sufrimiento del
molusco. La idea es que la única forma de entrar en la ciudad es a través del
sufrimiento de Cristo en la cruz. Jesús se llama la puerta en Jn. 10:7-11. No
hay otra forma de entrar a la ciudad; los muros son demasiado altos. La Gran
Calle de la Nueva Jerusalén se menciona también en 22:2 y a lo largo de la
calle fluía el río del agua de la vida. La gran calle está en contraste con la
calle de la gran ciudad done yacen los cuerpos de los dos testigos (11:8). En
el templo de Salomón los sacerdotes caminaban sobre oro (1 Reyes 6:30).
} y los
cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El
primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto,
esmeralda; {20} el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito;
el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo,
jacinto; el duodécimo, amatista. {21} Las doce puertas eran doce perlas; cada
una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro,
transparente como vidrio. {22} Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios
Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. {23} La ciudad no tiene necesidad
de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y
el Cordero es su lumbrera.
v. 22 - Y
no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y
el Cordero - La forma terrenal del templo ya no es necesario porque Dios
mismo morará con Su pueblo (21:3). Dios vivirá con, y caminará entre, sus
santos. Vemos aquí la concreción de 2 Cor. 6:16, "Habitaré y andaré entre
ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" y una realización literal
de Ef. 2:22, "en quien vosotros también sois juntamente edificados para
morada de Dios en el Espíritu". Esto muestra que hemos dado toda la vuelta
desde Génesis, cuando Dios caminaba con Adán, el tabernáculo en el desierto, el
templo de Salomón, y el templo dentro del individuo, hasta Dios morando de
nuevo con el hombre. La fe se ha convertido en ver (alabado sea el Señor).
v. 23 - La
ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la
gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera - Contraste la luz
aquí con la caída de Babilonia la prostituta, "luz de lámpara no alumbrará
más en ti" (18:23). Esta idea se encuentra en Is. 60:19 y es repetida más
adelante en Ap. 22:5. La gloria de Dios se ve a través de Jesús que es la
lámpara, el resplandor de la gloria de Dios (2 Cor. 4:4, Heb. 1:3). La idea del
Cordero como su lámpara viene de la imagen de la iglesia como un
candelero (1:20). Jesús es la lámpara, la iglesia es la portadora de la
lámpara, mostrándolo a Jesús al mundo. Nota: la palabra usada para lámpara acá
y en 18:23 y 22:5 es luchnos, que es una lámpara portátil (usa aceite y
mecha) normalmente puesta en un soporte (gr. luchnia) que es traducido
como candelero y usado para las siete iglesias y los dos testigos (11:4).
Compare con Mt. 5:15, "ni se enciende una luz (luchnos) y se pone
debajo de un almud, sino sobre el candelero (luchnia) y alumbra a todos
los que están en la casa". Jesús es la verdadera luz (Jn. 1:9) y es la luz
de la nueva Jerusalén (ver Jn. 8:12).
v. 24 - Y
las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de
la tierra traerán su gloria y honor a ella - Los ciudadanos de la ciudad de
Dios son descritos ahora. Este versículo es una referencia a Is. 60:33 (ver
también Sal. 72:10). Los redimidos vienen de toda nación (7:9) así que se
mencionan naciones acá. Esto no debe ser tomado para implicar el universalismo
que va en contra de todo el tenor del libro. Sólo la gloria y honor de las
naciones serán traídos (21:26). Todo lo que es impuro no entrará (21:27).
v. 25 - Sus
puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche - Normalmente
las puertas de una ciudad se cierran de noche para proteger a sus habitantes.
Hay un día continuo por la presencia continua del Cordero, así que no habrá
noche y habrá una seguridad perfecta (Is. 60:11, Zac. 14:11). Las puertas son
guardadas por ángeles para impedir que entre nada impuro (21:12). Hay una
seguridad perfecta ya que no habrá ladrones (Mt. 6:20). Estos estarán fuera de
la ciudad.
v. 26 - Y
llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella - Como en el verso
anterior, la idea viene de Is. 60:11, "tus puertas estarán de continuo
abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las
riquezas de las naciones, y conducidos a ti los reyes". Ver también Rom.
2:7 donde dice "vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan
gloria y honra e inmortalidad". En contraste, nada impuro entrará (v. 27).
v. 27 - No
entrará a ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino
solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero - El
nuevo cielo y la nueva tierra será un hogar de justicia (2 Pedro 3:12-13). Los
malos no entrarán (Is. 52:1, 35:8-10). Esto está de acuerdo con la enseñanza de
Pablo de que los malos no heredarán el reino de Dios (1 Cor. 6:9, Gal. 5:19).
Sólo aquellos que lavan sus vestiduras tienen el derecho de entrar por las
puertas de la ciudad (22:14), es decir los que han sido limpiados por la sangre
de Jesús. Aquellos que están en el libro de la vida del Cordero son los que han
vencido (3:5) y no han tenido sus nombres borrados del libro de la vida. Hay
ángeles en las puertas y grandes muros altos para evitar que lo impuro entre en
la ciudad (21:12). En contraste a los impuros que nunca entrarán en la ciudad,
los seguidores del Cordero en 14:4-5 se mantuvieron puros; no se encontró
mentira en sus labios. Son irreprensibles.