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INTRODUCCION
Cada día vemos que la temática que encierra esta teología denominada
“dominionista o del reino ahora” que, a pesar de que no es nueva, esta
captando mas y mas adeptos dentro del pueblo evangélico en todo el
mundo.
Lo primero que debemos preguntar es ¿En que consiste la teología del
reino ahora o dominionismo? ¿Cuáles son sus enseñanzas? ¿Tiene asidero
bíblico esta enseñanza? Estas y otras preguntas serán respondidas en el
desarrollo de este ensayo.
El concepto clásico de teocracia o del “reino ahora”, se viene
escuchando desde varias décadas atrás. En lo personal recuerdo muy bien
el movimiento teocrático, en Chile en el año 1990 bajo las enseñanzas
de Christian Casanova, (que en el día de hoy más que pastor evangélico
es una amalgama de católico y carismático), quien adopta la teología
dominionista legada por su mentor, el ahora extinto líder carismático
norteamericano Earl Paulk, uno de los promotores mas importantes de la
teología del reino, y cuyo hilo conductor y hermenéutica, se
desprende totalmente de la interpretación bíblica histórica respecto a
temas como el del objetivo del evangelio, la labor de la iglesia de
Cristo y a la secuencia escatológica. (Las últimas cosas).
Lo curioso es que la teología del “reino ahora” o diminionismo, no
solo ha cautivado a movimientos liberales, carismáticos y neo
pentecostales, sino que también a algunas iglesias y corporaciones
tradicionales y de corte fundamentalista reformada. Ahora no es raro
escuchar a pastores que por años han defendido la sana doctrina, pero
que de un tiempo a esta parte ya están
negando, por ejemplo la enseñanza del arrebatamiento de la iglesia entre
otras doctrinas fundamentales del cristianismo. Esto y otras cosas que
vamos a tratar en este estudio, se lo debemos en gran parte a la fuerte
escuela de pensamiento de la teología del “reino ahora” o dominionismo.
Estoy convencido de la necesidad de difundir una fuerte refutación a
esta teología, debido a que es parte de los fuertes vientos de apostasía
que están azotando a la iglesia y que algunos sin saberlo, la han
adoptado como la “nueva y restauradora visión” que la iglesia debe
tener en el siglo XXl.
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Al lado izquierdo el obispo norteamericano Earl Paulk
y a la derecha el obispo chileno Christian Casanova ambos con sus
vestimentas sacerdotales romanistas.
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ANALISIS HISTÓRICO
ORGIGEN DE LA TEOLOGIA DEL REINO AHORA O DOMINIONISMO
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Como ya se ha dicho, la
teología del “reino ahora” no es nueva y el génesis de esta enseñanza se
remonta hacia el siglo III con las enseñanzas de Orígenes oriundo de
Alejandría, discípulo de Clemente y firme seguidor de la escuela de
pensamiento del filósofo Ammonius Saccas y su “neoplatonismo”. Es
importante señalar que Saccas enseñaba que era necesario crear la unión
de todos los credos religiosos bajo el concepto de una conciencia
universal (La misma premisa de la nueva era y que muchos líderes
evangélicos la predican desde los púlpitos) Podríamos con todo argumento
afirmar que Orígenes es uno de los más grandes Gnósticos “cristianos”
que se registran en la historia.
La constante amalgama entre los relatos bíblicos y la filosofía de
Alejandría, fueron los ingredientes predilectos de este erudito y eximio
exegeta, cuyas enseñanzas perduraron a través del tiempo y que al
final del siglo XX, se han transformado en la base de la teología
modernista y apóstata. En la actualidad ya muchos piensan como Orígenes.
La enseñanza escatológica de Orígenes, era básicamente post milenarista,
es decir, que no creía que en la tierra se daría un período de
reinado del Mesías y que la iglesia debía conquistar cada poder que
establece el equilibrio de la humanidad, a lo que clásicamente se conoce
como “el poder temporal”
Esta premisa, tan igual a la que por tantos siglos pregona el
catolicismo romano, era la base y pilar de las enseñanzas dominionistas
de Orígenes. Si duda, una enseñanza que no quedó sepultada en el
recuerdo, sino que se mantuvo vigente a través de los siglos y es más,
en el siglo IV, Agustín de Hipona, el mal llamado “padre de la iglesia”
(entre otros), rescató profundamente las enseñanzas de Orígenes en su
obra alabada por los amantes de teología racionalista, “la ciudad de
Dios”.
Estos antecedentes aunque remotos, nos permiten entender que ha pasado
en la actualidad con lo teólogos y eruditos que dejaron de depender del
Creador de todas las cosas y se envanecieron en sus razonamientos.
Toda la teología modernista, reconoce en especial posición las
enseñanzas de Agustín y de la llamada patrística en general. Si uno
conversa con líderes que han sido formados en seminarios o institutos
bíblicos, se revela la profunda inspiración e influencia de las
enseñanzas de los teólogos del siglo III y IV quienes muchos de ellos,
solo fueron instrumentos del diablo para introducir el sincretismo,
subjetivismo y humanismo en las escuelas de pensamiento del cristianismo
primitivo. Es por eso que esto ahora suena hasta casi obvio, por lo
tanto, a aquellos que aún confiamos en la autoridad de la sola
escritura, nos debe llenar de energía este ensayo para anunciar con más
fuerza, la confianza que debemos tener solo en la Biblia y lejos de toda
escuela de pensamiento humano.
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LA TEOLOGIA DEL REINO AHORA EN EL SIGLO XX
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Con el surgimiento del
movimiento pentecostal a fines del siglo XIX y a principios del XX, se
abrió una puerta muy peligrosa y que sin duda dio el paso a los excesos
que hasta ahora presenciamos. Me refiero al abandono de la hermenéutica
tradicional y a la adopción de una, absolutamente alegórica y
subjetiva, es decir, las reglas de interpretación bíblicas ya no debían
ser encabezadas por la aplicación literal, sino que más bien por la
alegoría y aquella basada en la experiencia. Aquí comenzaba la escuela
del pragmatismo cristiano, lo que significaba que el fin justificaba los
medios y que la Biblia debía acomodarse en función de la experiencia y
de lo que se vivía en el mundo evangélico. En otras palabras, eran los
albores del movimiento de restauración o “restauracionismo”.
Con esta manera de leer la Biblia y bajo la clásica premisa de que la
“mucha letra mata”, el pentecostalismo comenzó a propagarse por todo el
mundo y cada vez se incorporaban mas adeptos, inclusive, miembros de
corporaciones e iglesias que ponderaron más la experiencia por sobre la
autoridad de las santas escrituras.
No obstante, no debemos ignorar o desconocer la gran labor evangelística
que el pentecostalismo realizó y realiza hasta ahora, sin embargo, los
problemas de la enseñanza y la manera de estudiar las santas escrituras
que ellos mantuvieron, dieron paso décadas mas tarde, a algo que
evidentemente ni ellos pudieron prever; el nacimiento del movimiento
carismático y el neo pentecostalismo.
A finales de la década del 50 e inicios del 60, se celebró el afamado
Concilio Vaticano Segundo, cuyos puntos tratados, fueron básicamente la
posición de los evangélicos y otras religiones ante la colosal iglesia
de Roma. La estrategia de llamar herejes a los evangélicos, ya no estaba
dando resultado y cada vez mas feligreses abandonaban Roma y se volvían
a las iglesias cristianas, por lo tanto, la
nueva estrategia acordada fue tratarlos como “hermanos separados” cuya
frase fue la consigna del mover ecuménico sin precedentes en la
historia.
Durante la década del 60 comienza una fuerte campaña ecuménica
emprendida por el vaticano, el consejo mundial de iglesias y grupos de
agentes secretos al servicio de Roma (principalmente Jesuitas). Los
objetivos eran infiltrar a seminarios, iglesias y corporaciones
evangélicas, para cautivarlas diplomáticamente y llevar a todo un pueblo
de regreso a Roma. Sin duda, estrategia dirigida por el espíritu del
anticristo y que ha dado los resultados esperados por sus promotores.
Toda este comentario, apunta a entender las razones del porque una
iglesia puede de un momento a otro, abandonar sus enseñanzas
tradicionales y volverse a la mentira, convirtiendo un pastor en un
clérigo hibrido sin sotana, pero con cuello clerical y otras cosas
propias del romanismo.
En este escenario, las enseñanzas apostólicas y ortodoxas, fueron
reemplazadas por las antiguas enseñanzas dominionistas de Orígenes,
Agustín y la madre de todas las abominaciones de la tierra, Roma.
Por lo tanto, vamos lentamente descubriendo que la teología del “reino
ahora” o dominionismo, proviene sin duda, del seno del Romanismo y no
tiene nada que ver con las sagradas escrituras, aún cuando se citen
pasajes bíblicos descontextualizados para pretender sustentarla. Roma y
sus hijas, siempre han enseñando el dominionismo, lo que significa el
poder temporal y el objetivo de conquistar el mundo, llegando al control
de los poderes fácticos (económico, político y religioso) que son los
hilos desde donde pende toda la sociedad mundial.
Roma levantó varios líderes con cariz evangélicos y que fueron muy
eficaces al momento de cautivar a muchos incautos. Recordemos a
Katheryn Kulman, Rex Humbard, Billy Graham, Paul Craoch, Jim Baker de la
década del 70, y hace no mucho a Benny Hinn, Paul Y. Cho, Cesar
Castellanos, Marcos witt entre otros, que han sido grandes ecuménicos y
que han enseñado la teología del dominionismo en base del ecumenismo,
es decir, que debemos volver a Roma bajo la tuición del papa. Billy
Graham tan admirado por muchos decía que “él consideraba Juan Pablo II
como un gran evangelista” , declaración que obviamente no resiste
análisis.
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El 13 enero de 1981 el Servicio de Noticias
Religiosas dijo: "El papa Juan Pablo II por más de dos horas conversó a
puertas cerradas con el Rdo. Billy Graham, el evangelista protestante
más conocido del mundo."
"Después de la cruzada en Nueva Inglaterra, miles de las personas
que pasaron al frente están en el proceso de ser integradas a la iglesia
católica. Se han celebrado reuniones entre la Asociación Evangelística
de Billy Graham y el clero católico para transferir a esas personas a la
iglesia romana. Una de esas reuniones se Ilevó a cabo en el Seminario
Papa Juan XXIII, en Weston, Massachusetts, la noche del 9 de junio de
1982, cuando entregaron a los sacerdotes y monjas los nombres de 2,100
personas que hicieron profesió de fe".
FAITH FOR THE FAMILY, Nov. de 1982
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No obstante, uno de los
grandes pregoneros de la teología del “reino ahora” o dominionismo, ha
sido el afamado y en la actualidad octogenario obispo carismático
norteamericano Earl Paulk.
Earl Paulk, obispo de la Chapell Hill Harvester Church EE.UU., quien
hasta hace poco ha tenido que enfrentar la justicia producto de
acusaciones de pedofilia, lleva décadas enseñando la teología del
dominionismo (Kingdom now). Utilizando una particular interpretación
bíblica, enseña entre otras cosas, que nosotros somos pequeños dioses,
que Cristo no puede volver a la tierra si la iglesia antes no ha
conquistado el mundo, que no existe el arrebatamiento y que eso es solo
parte de una mente “escapista” por lo que debemos “activar el reino de
Dios en medio de las circunstancias”. Estas entre otras falsas
enseñanzas, son las que hoy día recobran plena vigencia en muchos
lugares evangélicos de corte Pentecostal liberal e inclusive conservador
o fundamentalista reformado.
En todo el mundo se ha propagado esta enseñanza que como vamos a ver mas
adelante, es un cúmulo de doctrinas que encierran el concepto de poder y
la autosuficiencia del hombre (Paul Y. Cho, Morris Cerillo, Robert
Shuller, Kennett Copeland, Benny Hinn, entre otros), del concepto de
mega iglesias (Rick Warren), y del evangelio de la prosperidad (Cash
Luna, Rony Chávez, Alejandro Martínez, Fernando Chaparro, entre otros), y
que es parte de una tarea sigilosa del diablo cuyo final es recibir con
los brazos abiertos al anticristo, período que por cierto los
verdaderos hijos de Dios, no presenciaremos ya que seremos arrebatados
antes.
En Chile, existe una réplica exacta de lo que es la Chapell Hill
Harvester Church de Paulk, y su líder se llama Christian Casanova,
quien en sus inicios en la década del 80, era un predicador
universitario, con tendencias revolucionarias y
creador del afamado “moviendo de revolución de Jesucristo” que más tarde
cambió al nombre de “movimiento teocrático” y que en la actualidad ha
adoptado el tenue apelativo de “catedral del espíritu santo y su gente
de fe”.
Casanova, también es un fuerte propagador de la enseñanza de la teología
del “reino ahora” y verlo en acción en medio de la liturgia de su
capilla, es ver claramente un sacerdote con los mismos atuendos,
utensilios y enseñanza, revelando las mismas intensiones, pretensiones y
dinámica de la iglesia de Roma.
Pero no solo Casanova enseña todo esto, sino que con el surgimiento del
llamado G12 que también es otra de las aristas del ecumenismo
internacional, la enseñanza dominionista o del “reino ahora” se ha
propagado mas asolapadamente debido a que no hay rasgos carismáticos en
su liturgia, lo que lleva a más incautos a comprar esta novedad.
Predicadores como José Rivas, Hermes Canales, Alejandro Martínez,
Fernando Chaparro, Eduardo Herrera, Salvador Pino, Italo Frígoli, entre
otros, ya se han sumado a esta nutrida lista de la teología del “reino
ahora”. Ellos, cual “Pinky y Cerebro” presentan serios rasgos de
obsesión por conquistar el mundo.
Esto nos hace recordar la oferta tentadora de satanás quien tuvo la osadía insolente de presentársela al mismo Señor:
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“Todo esto te daré, si postrado me adorares” Mateo 4: 8-9
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En lo personal, no me
cabe la menor duda que estos facinerosos y traficantes de almas, se han
postrado ante esta oferta y se han rendido a adorar al enemigo a cambio
de esta, ya que el diablo ofrece mucho, da poco y lo quita todo. No
obstante, estos engañadores ni siquiera se han dado cuenta porque les ha
acontecido lo de la profecía del apóstol Pablo:
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“... mas los malos hombres y los
engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados...” 2
Timoteo 3: 13
ANALISIS DOCTRINAL
¿QUE ENSEÑA TEOLOGIA DEL REINO AHORA O DOMINIONISMO?
1. Conquista del Poder Temporal
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Según las enseñanzas de
la iglesia de Roma, de Orígenes, Agustín, o del mismo Earl Paulk, la
iglesia debe conquistar el mundo, o lo que ellos llaman el poder
universal (catolicismo) o temporal. En otras palabras, cada uno de los
estamentos de un estado (político, cultural, militar, económico,
religioso, etc.) debe ser conquistado por la iglesia y mientras eso no
ocurra, dicen ellos, Cristo no puede regresar. Es decir, la soberanía
del Señor y Salvador se ve obstaculizada por la de sus criaturas.
Evidentemente esto no tiene sustento bíblico.
Esta enseñanza no solo destrona a Cristo y entroniza al hombre, sino que
es una versión renovada de la antigua teología de la liberación, la
cual presentaba un evangelio social, mezclando la predicación con la
política, incitando a la lucha de clases y presentando a un Cristo
revolucionario y subversivo. ¡Que insulto al Señor! Cristo jamás fue un
comandante que reclutó a individuos para prepararlos para la
revolución. El es EL Señor Y Salvador Que vino a morir para salvar a los
pecadores.
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Lo primero que debemos
comentar es que la gran comisión de la iglesia jamás ha tenido que ver
con ambiciones políticas como lo reclama la teología del “reino ahora”.
La iglesia es un pueblo espiritual cuyo destino, promesas y recompensas
son celestiales. Pablo le dice a los Efesios:
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“Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual
en los lugares celestiales en Cristo”
Efesios 1: 3
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” Fil. 3:20
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El destino de la iglesia
es el cielo y no la tierra. La iglesia de Cristo a diferencia del
pueblo de Israel, jamás recibió de parte de Cristo promesas y
recompensas terrenales. Decir esto, es simplemente ignorar los periodos
bíblicos y eliminar definitivamente al pueblo escogido de Dios el cual
es Israel. Cristo dijo a sus discípulos, sus apóstoles y fundadores de
la iglesia:
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“No se turbe vuestro corazón; creéis
en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay;
si así no fuera, yo os lo hubiera
dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os
preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde
yo estoy, vosotros también estéis” Juan 14:1-3 “En el mundo tendréis
aflicción...” Juan 16:33
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La instrucción bíblica
es diametralmente opuesta a la entregada por los predicadores de la
falsa doctrina dominionista. Los discípulos siempre recibieron la
capacitación por parte del Señor Jesucristo en cuanto a soportar las
aflicciones del mundo y a que esperaran su regreso, nunca la enseñanza
estuvo basada en emprender la desenfrenada carrera hacia la conquista
del mundo y los poderes que en él hay.
El apóstol Pedro, agrega algo más que debemos recordar:
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“Bendito el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para
una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada
en los cielos para vosotros” 1 Pedro 1:3-4
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El texto es bastante
decidor en cuanto al destino de la iglesia y su recompensa. La “herencia
incorruptible y el cielo” es lo que Dios promete a los que hemos sido
redimidos por la sangre bendita del Señor Jesucristo, sin embargo, los
teólogos del “reino ahora” niegan aquello, diciendo que todo es parte
de una mentalidad escapista, irracional y cobarde.
La iglesia no ha sido llamada a conquistar el mundo o cambiar su curso.
La gran comisión de predicar el evangelio tiene como objetivo llamar al
arrepentimiento porque el juicio de Dios y la condenación eterna es una
realidad irrefutable. Obviamente, entre la homilía católica romana que
es la misma de los teólogos dominionistas, y lo que la Biblia enseña,
existe una distancia imposible de acortar. El síndrome de “Pinky y
Cerebro” de conquistar al mundo y que adolece la cristiandad actual con
su teología restauracionista del “reino ahora”, es absolutamente anti
bíblica y que es parte del misterio de iniquidad dirigido por las
tinieblas del diablo.
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Nuestro Señor Jesucristo
jamás coqueteó con las autoridades como para conseguir sus objetivos,
situación tan habitual en el clero evangélico de la actualidad. Desde
siempre, los hombres de Dios nunca fueron apetecidos por los gobernantes
debido a que eran considerados como cismáticos y negativos, solo basta
con recordar a Elías y su memorable discurso o al anónimo Micaias quien
anuncia la derrota de Acab (1 Reyes 18 y 22) Ambos siervos de Dios y
odiados por el estado.
De la misma forma, el Señor Jesucristo tuvo que resistir a uno de los
poderes fácticos más agazapados e hipócritas que el estado presenta: El
poder religioso.
Si recordamos y repasamos el ministerio del Señor Jesús, descubrimos que
no fue el judío común y corriente que persiguió y obstaculizó la tarea
del Señor; no fue el agricultor, el ganadero o el curtidor quien se
levantó en contra de Jesús; fueron los religiosos que tergiversaban el
mensaje del Salvador, que lo calumniaban y que incitaban al pueblo a
irse en contra de su ministerio.
En una ocasión, vinieron algunos de los fariseos a advertir a Jesús a
que huyera porque Herodes le quería matar. Era Herodes Antipas,
“conocido por su astucia traicionera y por su vileza rastrera” (Com. M.
Henry), que se levantaba como una amenaza al Cristo Profeta, quien como
tal, le envía una misiva categórica y extremadamente aguda:
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“El les dijo: — Id y decid a aquella
zorra: He aquí echo fuera demonios y realizo sanidades hoy y mañana, y
al tercer día termino mi obra.” Lucas 13: 32
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Los fariseos,
acostumbrados a coquetear con las autoridades y de aprovechar coyunturas
políticas, le dicen a Jesús que huyera porque Herodes le quería matar,
no obstante, la respuesta del Señor fue una verdadera bofetada a los
religiosos y un solemne insulto al político de turno. Me parecería muy
extraño oír algún sermón con palabras tan fuertes y categóricas como las
de nuestro Señor Jesucristo, y sobre todo en este tiempo de tanta
dulzura y medias tintas de los predicadores.
Cristo nunca busco el beneplácito de las autoridades. Además, los mismos
religiosos confirmaban que el estatus, conocimiento y alta estirpe de
los gobernantes y del clero, jamás podrían creer en las enseñanzas de
Jesús.
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“¿Acaso ha creído en él alguno de
los gobernantes, o de los fariseos? Mas esta gente que no sabe la ley,
maldita es” Juan 7:48
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Para ellos, los que
seguían y creían en Jesús, eran gente vulgar, sin conocimiento y la
consideraban maldita. Ellos no estimaban las palabras de Jesús y ni
siquiera las analizaban según el mismo Nicodemo les enrostra.
¡Que mensaje menos apetecido! era el que escuchaban los hipócritas
fariseos. No existe el Jesús condescendiente ni diplomático, sino que
aquel cuya lengua incisiva y lacerante hablaba la verdad y solo la
verdad. No le importaba congraciarse con “César” porque su único
objetivo era someterse únicamente a la voluntad de su Padre.
Que distinto a lo que hoy se oye como mensajes neo evangélicos. Hoy no
se debe hablar fuerte para que nadie salga ofendido y el mensaje debe
estar recubierto con una mezcla de dulzura apetecible y diplomática so
pretexto de estrategia evangelística.
Cuando Jesús fue detenido, llegó el gran momento (humanamente hablando)
en que debía comparecer ante el procurador de Roma en Judea llamado
Poncio Pilato.
En esa peculiar entrevista, se revela indiscutiblemente la inocencia
política del Señor frente a las acusaciones que los religiosos le
hacían. Es en ese instante cuando El Señor nos deja una tremenda
enseñanza que con el tiempo se olvidó y que en la actualidad no es
aceptada.
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“Entonces le dijo Pilato: — ¿A mí no
me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y tengo autoridad
para Crucificarte? Respondió Jesús: — No tendrías ninguna autoridad
contra mí, si no te fuera dada de arriba” Juan 19:10-11
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Como podemos ver, frente
a tan seductora oferta que Pilato hacía, El Señor Jesús no claudica
ningún instante ante “César” como para promover un consenso o un acuerdo
ante aquel extremo conflicto. Por el contrario, la respuesta tuvo un
contenido desafiante que se proyectaba como una aguda espada directo
hacia el corazón del procurador:
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“No tendrías ninguna autoridad contra
mí, si no te fuera dada de arriba” Juan 19:10-11
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El Señor Jesús nos legó
un principio extraordinario en su incomprendida retórica frente a Poncio
Pilato:
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“Contestó Jesús: — Mi reino no es de
este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían
para que yo no fuera entregado a los judíos. Ahora, pues, mi reino no es
de aquí” Juan 18:36
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No podía ser de otra
forma. Jesús era Dios hecho carne y su misión era morir voluntariamente y
lo que en esa oportunidad estaba ocurriendo, no era otra cosa sino el
desarrollo de un eterno plan de salvación que estaba llegando a su
máxima escena. Nada ocurrió circunstancialmente ni por arte azaroso;
todo estaba desde antes planeado por el Dios omnisciente:
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“Porque verdaderamente, tanto Herodes
como Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel se reunieron
en esta ciudad contra tu santo Siervo
Jesús, al cual ungiste, para llevar a cabo lo que tu mano y tu consejo
habían determinado de antemano que había de ser hecho” Hechos 4:27-28
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Lamentablemente, la
iglesia actual ha reformado los discursos de su Maestro y ha tomado unas
tijeras mágicas para recortar estos pasajes conflictivos, además que
han desarrollado una habilidad sorprendente con la lija para rebajar
aquellas aristas sobresalientes y cortantes que el hombre no quiere oír
ni hablar. Nos parecería extraño escuchar a algún predicador actual que
sea fiel al mensaje de Cristo y que como dijo Pablo publicar el
tremendo:
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“¿Busco ahora el favor de los
hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si
todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” Gálatas 1:10
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2. No habrá milenio (Post milenarista)
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Como en parte ya se ha
comentado, la teología del “reino ahora”, enseña que no hay tal
gobierno de mil años del Mesías y lo que dice la Biblia en varios
pasajes al respecto, obedece al tiempo presente y ahora. En otras
palabras, de esta premisa se desprende el nombre de la falsa doctrina
“reino ahora” (y no en el futuro).
Ellos enseñan que el reino de Dios se debe construir, conquistando los
poderes temporales, creando instituciones religiosas, mega iglesias con
propósito, imperios eclesiásticos, etc. Y que mientras eso no se
termine, Cristo no va a regresar por segunda vez. En otras palabras, el
Dios soberano que ni los cielos pueden contener, depende de lo que
nosotros hagamos, es decir, el protagonismo absoluto, según esta
enseñanza, lo tiene la iglesia ( el hombre) y no Cristo.
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No solo la iglesia
primitiva creía firmemente en el establecimiento futuro del reinado del
Mesías, sino que los registros de hermanos fieles a la Palabra de Dios,
siempre sostuvieron el concepto premilenarista, es decir, que el reino
de Dios se establecería no sin antes el regreso de Cristo. Obviamente,
el concepto post milenarista enquistado en la enseñanza cristiana por
Orígenes, avalado por Agustín de Hipona y enseñado por siglos por la
iglesia de Roma, ahora recobra una vigencia tan fuerte, que ya hay
muchos que defienden tal idea.
Para analizar este tópico a la luz de las santas escrituras, no podemos
seguir sin antes mencionar que el reino prometido, no es para la
iglesia, sino que para Israel.
El peor error en la hermenéutica utilizada por muchos estudiosos de la
Biblia, está en que no se reconocen los períodos bíblicos y como
consecuencia, se pasan por alto las maneras en que Dios pacta en un
determinado momento con el hombre, ignorando los propósitos que hay de
por medio, las sombras, emblemas, símiles y su significado que cada uno
encierra. Alguien dijo una vez en sus escritos: “Distinguid los
períodos, y las escrituras armonizarán por sí solas”; ese es el gran
problema de los teólogos racionalistas y modernistas.
Uno de los períodos bíblicos es LA LEY, donde Dios escoge a Moisés como
intermediario entre El y los hombres. A Moisés se le entregó estatutos,
leyes y directrices específicas que el pueblo de Israel debía cumplir.
Mas tarde, vino un nuevo pacto, cuyo intermediario es el propio Señor
Jesucristo (la imagen misma de las cosas Hebreos 10:1); este es el
período de LA GRACIA, el cual aún no ha terminado. Como vemos, no
podemos mezclar las peras con las manzanas, es decir, las promesas y
recompensas de Israel no son las mismas que las de la iglesia. Uno es un
pueblo terrenal (Deut. 6: 1-3) y el otro celestial (Ef. 1:3), uno iba
tras las obras y el otro por fe (Romanos 9:30-32). Tanto el uno como el
otro (Israel y la iglesia) recibirán sus respectivas recompensas en el
futuro y ambos participarán en el reinado justo del Mesías (milenio).
Ahora bien, considerando lo anterior, debemos responder y refutar a la
teología del “reino ahora” respecto a su postura post milenarista y
para esto, debemos leer un pasaje clave ubicado en Daniel 9:
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“Setenta semanas están determinadas
sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación,
y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia
perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los
santos” Daniel 9: 24
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Es el clásico texto que
nos habla de las 70 semanas en un sentido evidentemente profético. Es
necesario comentar que la Biblia también nos explica en Lev. 25:8 que
una semana profética corresponde a semana de años, es decir que cada
semana es una serie de 7 años.
Lo trascendental del pasaje, es que revela que estas 70 semanas son
determinantes para la restauración plena y definitiva del pueblo de
Dios, esto es Israel, que como bien sabemos, aún no puede haberse
cumplido esta profecía porque para nadie es un misterio que Israel
todavía no es restaurado en plenitud, es cosa de ver los noticieros e
informarse medianamente. Solo se han cumplido 69 semanas que según
Daniel 9:26 fue con la muerte del Mesías. Evidentemente, el reino del
Mesías no puede haberse establecido aún y sigue siendo un suceso futuro
que debe cumplirse. Por esta razón la fiel iglesia de Cristo cree en el
pre milenarismo.
Obviamente, en la enseñanza de la teología del “reino ahora” o
dominionismo, se ha tenido que extirpar al gran problema que pone en
jaque toda esta falsa enseñanza, es decir, a Israel. No nos debería
parecer extraño, porque el mismo Agustín, tan alabado por los teólogos
de todos los tiempos, fue un acérrimo anti semita.
Mientras Israel permanezca como la Biblia lo enseñanza, la falsa
enseñanza del dominionismo se desmorona, por lo tanto, los teólogos del
“reino ahora” plantean el concepto de “Israel espiritual”, es decir,
que la nación de Israel ya fue desechada por Dios y que ahora es el
turno de la iglesia, por lo tanto, ya estamos viviendo el reino de Dios
según ellos. Tal aseveración no tiene ningún valor y apoyo escritural,
ya que la misma biblia se encarga de decir literalmente que el pueblo de
Israel sigue su curso en el perfecto plan de redención que Dios ha
trazado. Vamos a analizar tres pasajes de la biblia para refutar la idea
que plantea el dominionismo.
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“Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su
pueblo? En ninguna manera…No ha desechado Dios a su pueblo, al cual
desde antes conoció” Romanos 11: 1-2
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Muchas veces se escuchan
opiniones de hermanos que hablan de que Israel por su desobediencia,
fue desechado por Dios y que ahora ha sido reemplazado por la “Israel
espiritual” llamada iglesia. Con esta idea, los intereses y objetivos
truncados ante el fracaso de Israel, pasan a ser los desafíos que la
iglesia debe seguir y cumplir. Tal idea, aunque romántica y novelesca,
carece de toda interpretación sana de las sagradas escrituras.
En primer lugar el texto anterior dice categóricamente que Israel no ha
sido desechado y Pablo sella su instrucción con su clásica “en ninguna
manera”, es decir, es imposible, no puede ser, no hay forma, etc.
La razón de esa seguridad apostólica respecto a la permanencia y
vigencia del pueblo de Israel en los planes de Dios, es porque este
pueblo fue “desde antes” conocido. Esta pequeña y simple frase trasluce
una profundidad indiscutible.
Los planes de Dios nunca han sido modificados de acuerdo a las
circunstancias, es decir, ante los fracasos de los hombres, Dios nunca
ha tenido que idear urgentemente algo que se sobreponga o contrarreste
la caída y superar el momento; todas las cosas que ocurren están sujetas
e ideadas en sus planes eternos. No podemos concebir a Dios que fracasa
y se repone. Eso sería negar su omnisciencia y su eternidad.
La situación del pueblo de Israel en relación a Dios comienza en los
designios eternos y soberanos, y como la misma biblia se encarga de
aclarar, su propia desobediencia era parte de propósitos supremos que
Dios tenía considerados en el desarrollo de su proyecto. Veamos el
siguiente texto:
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“Digo, pues: ¿Han tropezado los de
Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión
vino la salvación a los gentiles” Romanos 11: 11
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Este texto nos debe
llenar de humildad, ya que Dios en su plan eterno consideró que por la
transgresión de una nación, las otras naciones también podrían acceder a
tal bendición. Esto muestra la esencia de la promesa que Dios le
entregó a Abraham:
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“y serán benditas en ti todas las
familias de la tierra” Génesis 12:3
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Abraham fue el padre de
la nación de Israel y a través de este pueblo, Dios dispensa su gracia a
las demás naciones (gentiles). En otras palabras, el plan de Dios
determinó que por la desobediencia de Israel, viniera la salvación a
los gentiles, decisión absolutamente soberana, y ¿Quién la puede
refutar?
El apóstol Pablo se encarga de afirmar que el tropiezo de Israel no
significa el deshecho o eliminación, sino que, es parte del propósito
eterno de Dios. No olvidemos que sin miseria no hay misericordia y sin
fracaso no hay gracia. Observemos el último pasaje:
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“Porque no quiero, hermanos, que
ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a
vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte,
hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
y luego todo Israel será salvo” Romanos 11:25-26
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El pueblo de Israel esta
endurecido temporalmente hasta que se cumplan los tiempos determinados
por Dios. Anteriormente se mencionaba la visión profética de Daniel
respecto a las setenta semanas en donde se aprecia con claridad que el
“reloj” de Dios se detuvo en la semana sesenta y nueve y que falta que
se cumpla la última semana para completar la profecía.
El texto de romanos aclara que el objetivo de la detención del “reloj”
de Dios, se debe a la inclusión de otro pueblo que también será salvo;
son los gentiles, es decir, creyentes de todas las naciones que también
gozaran de la eterna redención en Cristo Jesús, y cuando el último que
compone aquella lista de redimidos se integre a las filas, sin duda que
el cronómetro reinicia su marcha para que se cumplan los tiempos
finales.
Por lo tanto, no debemos jactarnos en contra de la verdad, y pensar que
Israel es una nación desechada y execrable por causa de su pecado y
desobediencia, por que lo mismo mereceríamos nosotros. Dios ha escogido a
Israel y su trato con esta nación se reanudará una vez que la iglesia
(los creyentes de todas las naciones) sean sacados de esta tierra. Que
panorama más nítido se observa cuando somos sumisos a los relatos
bíblicos y nos alejamos de los sabios de Alejandría, de la patrística,
de los teólogos de alta crítica y de los neoplatonistas de la
actualidad.
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3. No habrá arrebatamiento de la iglesia
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Earl Paulk catalogó años
atrás a la enseñanza del arrebatamiento de la iglesia, como parte de
una “mentalidad escapista”. No obstante, los malos frutos de su
predicación y de tantos otros, se han enquistado en la filosofía y
teología de muchos predicadores de la actualidad. Hoy escasean las
iglesias en donde se hable de la bendita esperanza de los creyentes. Los
mensajes actuales solo hablan de la prosperidad y de buscar los métodos
para el éxito en este mundo, nunca hacen referencia a la condición
peregrina de la iglesia ni menos mencionar que Cristo vuelve.
Dicen los defensores de la teología dominionista que el arrebatamiento
no es parte de la doctrina cristiana histórica, que solo es una visión
propia de la filosofía griega de los escritores y que convierte a la
iglesia en un ente cobarde que olvida su misión de conquista y liderazgo
en la tierra aquí y ahora.
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La biblia habla del
arrebatamiento con mucha claridad. Vamos a analizar dos pasajes que
presentan literalmente un acontecimiento previo a la gran tribulación y a
la segunda venida de Cristo para establecer su reino milenial.
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“Por lo cual os decimos
esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos
quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” 1
Tesalonicenses 4:15-17
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Este es el texto clásico
que presenta de manera extraordinariamente nítida la venida del Señor.
Según este pasaje, el encuentro entre El Señor y los creyentes se
realizará en el aire y no en la tierra, por lo tanto, no podemos mezclar
este acontecimiento con la segunda venida de Cristo cuando ha de poner
sus pies en el monte de los olivos, según lo revela el profeta Zacarías
(Zac.14) y establezca su reinado por mil años.
El arrebatamiento de la iglesia es una fase previa en el cumplimiento de
las últimas cosas que han de ocurrir, cuyo propósito es sacar de la
tierra a la esposa
del Cordero que es la iglesia y librarla del juicio venidero. Esta
siempre fue la tónica de la intervención de Dios para con sus escogidos;
todos fueron sacados y puestos fuera del castigo. Por ejemplo, Noe en
el diluvio, Lot en la destrucción de Sodoma, Israel en la salida de
Egipto, Rahab en la destrucción de Jericó, etc. Así también la iglesia
será arrebatada antes de que la ira de Dios descienda sobre la tierra.
La palabra arrebatamiento deriva de un vocablo griego que significa
“sacar por la fuerza”, es decir, denota la acción de tomar algo
fuertemente y sin previo aviso. Algunos lo califican como “rapto”, no
obstante, dicho término atenta a lo que enseña la escritura, ya que su
connotación apunta a tomar o secuestrar algo de propiedad ajena. Además,
bajo la jurisprudencia humana, siempre un rapto es una acción delictual
o criminal.
En el caso del arrebatamiento, debemos entender que Cristo no viene a
buscar algo que no le pertenece, por el contrario, viene a buscar a su
esposa a quien compró al precio de su preciosa sangre.
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“Y si me fuere y os preparare lugar,
vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy,
vosotros también estéis” Juan 14:3
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La biblia habla de la
relación de desposorio que tiene Cristo con su amada iglesia, y como
tal, el esposo debe regresar para arrebatar a su prometida; esa era la
costumbre judía y es justamente eso lo que va a suceder cuando El Señor
regrese. Eso se cumplirá el día que indica el texto de Tesalonicenses 4 y
que los dominionistas no creen.
Lo que pasa es que como los dominionistas niegan abiertamente la
vigencia de Israel, evidentemente ellos tienen una sola perspectiva de
las cosas que van a suceder, es decir, solo la segunda venida según
Zacarías 14 o Mateo 24. Es evidente que los profetas de la antigüedad no
vieron con claridad la llegada de la llamada “iglesia”, un pueblo
espiritual cuyas promesas y recompensas son celestiales. Toda la
descripción entregada en el antiguo pacto y en parte del mensaje de
Cristo durante su ministerio, son dirigidas al pueblo de Israel, por tal
razón, es necesario distinguir a estos dos pueblos escogidos a fin de
no mezclar los propósitos y objetivos de cada llamado.
Cuando observamos y aceptamos la nitidez de la iglesia dentro del plan
profético y cuyos antecedentes son parte de un misterio escondido por
los siglos, podemos concluir, que de la misma manera que surgió este
pueblo espiritual, así también desaparecerá (Ef.3:9 – Rom. 16:25)
La situación de la iglesia, se asemeja mucho con la experiencia de un
personaje de la antigüedad cuyo peregrinaje con Dios, término cuando él
se lo llevó, veamos:
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“Caminó, pues, Enoc con Dios, y
desapareció, porque le llevó Dios” Gen.5:24
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Lo interesante del
pasaje es descubrir el carácter peregrino de este creyente llamado Enoc.
El texto dice que Enoc caminó con Dios y que desapareció.
La biblia presenta situaciones de desaparecimientos súbitos, por lo
tanto, no nos debería sorprender que Dios repita este tipo de eventos (2
Rey. 2:11, Hec.8:38) y mas aún cuando se trata del trato con un pueblo
especial, el cual fue adquirido por él al precio de la sangre de su
bendito y unigénito hijo.
La iglesia al igual que Enoc, es un pueblo peregrino y extranjero, que
transita con destino hacia su patria celestial. Esta realidad
irrefutable es la que los que defiende la teología del “reino ahora”
niegan acérrimamente, no obstante, la biblia lo confirma abundantemente:
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“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos...” 1 Pedro 2:11
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo Filipenses 3:20
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El negar el carácter
peregrino y el célico destino de la iglesia, es torcer y anular las
sagradas escrituras. La iglesia no es la Israel espiritual como se le ha
llamado, si no que es un pueblo escogido por Dios con promesas
celestiales (Ef. 1:3).
Pretender tener el control de los poderes fácticos, negar el futuro
gobierno milenial de Cristo y negar el arrebatamiento de la iglesia, es
básicamente la estructura y pilar de la falsa teología del “reino ahora”
o dominionismo, y que como hemos visto, carece de absoluta base
bíblica, no obstante, posee en su ponencia una fuerte ligadura con la
enseñanza romanista e impulso ecuménico.
No cabe duda que esta teología se trata la globalización de los
intereses religiosos en pos del establecimiento del nuevo orden mundial a
través del movimiento ecuménico. Lo verdaderamente preocupante, es la
seducción eficaz que este mover ha presentado a lideres de iglesias
evangélicas que han sucumbido ante tal enseñanza. Esto confirma la
estricta necesidad de promover y escuchar la voz apologética que en cada
iglesia, Dios presenta de una u otra manera.
Que Dios nos de la humildad y sensibilidad suficiente para reconocer los
tiempos que estamos viviendo y aceptar la necesidad de elevar el
volumen de la voz atalaya que nos anuncia que el tiempo es corto y que
Cristo ya regresa. Que así sea, amén. |
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