Para nadie es
desconocido que el Sr. Alejandro Martínez quien junto a su homólogo
Jimmy Zubarzo, negoció con los hermanos Kreutzberger, concretó la venta
del canal 2 (que hasta entonces había sido la gran conquista de un
“canal para Cristo” con los dineros del pueblo de Dios) y compró el
afamado “Estudio gigante”, actual centro de operaciones del ministerio
vida visión.
Antes esta evidente carrera de prosperidad y de conquista, no deja de
llamar la atención las actividades que está desarrollando en la
actualidad el autoproclamado “apóstol” Alejandro Martínez, líder de la
entidad religiosa “vida visión”.
En su afán de continuar pregonando el “evangelio de la prosperidad” ,
Martínez ha viajado a Nueva York para efectuar la llamada “proclamación
profética” en medio de Wall Street, cuna del poder bursátil mundial.
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En aquella oportunidad,
Alejandro Martínez en su oración “transfirió las riquezas del Wall
Street hacia el pueblo de Dios” y pidió por la iglesia para que los
hermanos abran los ojos y entiendan que Dios les quiere hacer ricos.
El siguiente paso fue planificar el desarrollo del seminario para
empresarios denominado “100 empresarios para el Reino” cuyos convocados
son exclusivamente empresarios, emprendedores y profesionales que
desean invertir en el “reino de Dios” . Curiosamente, el valor del
seminario ya no es en pesos, sino que asciende a U $100 (dólares).
Para sellar todo este itinerario, el “apóstol” Martínez expresó
literalmente: “La Biblia es un manual de economía ( financiera...)”
Todo lo acabado de leer, lo menos que pudiera despertar en los hermanos
que aman la Palabra de Dios y que procuran ser fiel al Señor
Jesucristo, es un sentimiento de profunda tristeza, celo y confianza aun
mas en las Sagradas Escrituras. Todo lo que estamos viendo y escuchando
en la cristiandad actual, es parte de la gran apostasía que anuncia a
gran voz que Cristo Vuelve.
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¿Qué dice la Biblia respecto al
evangelio de la prosperidad?
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Hay que dejar en claro
que todo este cúmulo de enseñanzas respecto a la prosperidad económica,
riquezas y adquisiciones de propiedades, etc., es OTRO EVANGELIO, y la
Biblia es categórica en anular cualquier otros mensaje que no sea el de
la pura voz del evangelio.
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“Mas si aun nosotros, o un ángel del
cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado,
sea anatema” Gálatas 1:8
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Nuestro Señor Jesucristo
jamás dejó como base de su enseñanza, lo que hoy los predicadores de
la codicia enseñan desde los púlpitos.
Es necesario apelar a la Biblia para derribar estos argumentos de
hombres altivos que lo único que hablan es de fórmulas para hacerse
ricos.
Las promesas para la iglesia no están arraigadas acá en este mundo:
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“Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual
en los lugares celestiales en Cristo” Efesios 1:3
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El texto nos enseña que
las bendiciones que Dios ha prometido a la iglesia, no son materiales,
sino que espirituales en los lugares celestiales. Esa idea ilusa y
codiciosa de buscar posiciones y prosperidad en este mundo no compete a
un pueblo peregrino y extranjero como lo es la iglesia.
Nuestro amado Salvador decía:
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“No os hagáis tesoros en la tierra,
donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” Mateo 6:19 - 21
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Los teólogos de la
prosperidad caminan de manera diametralmente opuesta a lo que enseña el
Señor Jesús. La búsqueda de tesoros y de prosperidad se transforma a la
postrer, en la trampa que caza a nuestro engañoso corazón. La
instrucción de Dios es clara y precisa, los verdaderos tesoros han de
estar en el cielo y no en la tierra.
Pablo lo enseña de la siguiente manera:
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“.. Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y
dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores” 1 Timoteo 6: 9-10
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La perfecta voluntad de
Dios jamás apuntaría a algo que nos pudiera desviar de la verdadera
meta. Este afán de enriquecerse, de hacer negocios y empresa “para el
reino” es un engaño promovido por el padre de mentira. La loca carrera
de las riquezas, mejorar el estatus y de ver oro por todas partes, es la
tónica de aquellos que han caído en tentación y lazo del diablo. Muchas
veces hemos oído lo siguiente: “El diablo ofrece mucho, da poco y lo
quita todo” Esto es justamente lo que el evangelio de la prosperidad
enseña. En contraste, Dios nos enseña que sigamos un camino diferente:
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“Así que, teniendo sustento y abrigo,
estemos contentos con esto” 1Timoteo 6: 8
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El creyente que sabe que
su patria es la por venir, no se afana por enriquecerse, sino que
confía en Dios y anhela la segunda venida del Señor, acontecimiento que
no esta dentro del itinerario de los pregoneros del evangelio de la
codicia.
El Señor en su sabiduría nunca nos desamparará y nos dejará huérfanos
frente a nuestras necesidades y tampoco permitirá que nuestro corazón
sea arrastrado hacia el Dios de las riquezas::
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“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que
os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” Filipenses
4: 19
“No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario; No sea que
me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre,
hurte,
Y blasfeme el nombre de mi Dios” Proverbios 30: 8-9
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En ambos textos, se
aprecia la humilde actitud del escritor en plena dependencia del Creador
y Sustentador. Es Dios quien suple todo lo que nos falta. Lo
interesante del pasaje de proverbios, es que nos enseña a que no debemos
anhelar más de lo que necesitamos a fin de que nos olvidemos de Dios y
de la dependencia hacia él. Lamentable, eso es lo que les pasa a los
actuales mercaderes de la fe que pretenden crear una amalgama o
enseñanza híbrida, erigiendo una alabanza compartida entre el Dios santo
y las riquezas.
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“Ninguno puede servir a dos señores;
porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” Mateo
6: 24
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La Biblia habla
duramente respecto a hombres que se han desviado de la fe y que ahora
convencidos de que su enseñanza es la nueva revelación, la enseñan sin
escatimar nada y la lanzan a los cuatro vientos. Veamos algunos de los
textos mas connotados:
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“Si alguno enseña otra cosa, y no se
conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la
doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y
delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras... corruptos de
entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente
de ganancia; apártate de los tales...Porque los que quieren enriquecerse
caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que
hunden a los hombres en destrucción y perdición” 1 Timoteo 6: 3-9
“Pero hubo también falsos profetas... Y muchos seguirán sus
disoluciones... y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras
fingidas” 2 Pedro 2: 1-3
“¡Ay de ellos!....que andan según sus propios deseos, cuya boca habla
cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho” Judas 11-16
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No debemos olvidar que
estamos en tiempos de apostasía, en que la iglesia se ha transformado en
cueva de ladrones. De ahí que alguien dijera que las iglesias son como
verdaderos callejones sin salida en donde se asaltan a las personas; se
les dice ¡arriba las manos y entreguen todo lo que tengan!.
Aunque parece gracioso, es una triste realidad y que el Señor nos anticipa con tanta claridad y precisión en su Palabra:
Actualmente al evangelio santo del Señor Jesucristo, lo han rebajado a
un mensaje social, lleno de toda avaricia. Hoy se habla del “evangelio
de la prosperidad”, se dice que “Dios es el mejor negocio y el mejor
banco en el cual se debe invertir…”
En este evangelio ambicioso, la gente se ha postrado ante el dios de
este siglo, cuya oferta claramente esta escrita en la Biblia:
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“Todo esto te daré, si postrado me
adorares” (Mateo 4: 8-9).
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Estas “MEGA IGLESIAS”,
no son otra cosa que grandes empresas recaudadoras de utilidades, que
sostienen verdaderas dinastías, las cuales se han enriquecido por la fe
de las personas. Para nadie es un misterio saber que el dueño de estas
“iglesias” es un hombre determinado y junto a él, está su familia
directa, hermanos, sobrinos, primos, etc. , todos, por cierto, viviendo
en espléndidas casas y con flamantes automóviles ultimo modelo.
Para llegar a ello, en la actualidad se han instituido una serie de
eventos que solo tienen como finalidad hacer dinero: móviles en las
calles, café concert “cristiano”, desfile de modas “cristiano”,
recitales “cristianos”, completadas y tragos “cristianos”, etc. Todo
esto acompañado de mensajes fuertemente conmovedores que en definitiva,
no persuaden a los feligreses por la Palabra de Dios, sino que con
palabras fingidas.
Estimado lector, el cristiano verdadero, no alimenta ni pone su fe en
las riquezas de este mundo, el anhelo de los genuinos peregrinos y
extranjeros, es partir cuanto antes a la patria celestial que el Señor
ha prometido, diciendo cada día, cada minuto y cada segundo: AMEN; SÍ,
VEN, SEÑOR JESÚS. |
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