Por Lewis Sperry Chafer
A. ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES DE LA ERA ACTUAL
Muchas
profecías se van cumpliendo a medida que avanza esta era. El carácter
general de la era está presentado en siete parábolas en Mateo 13. En la
parábola del sembrador, que es de naturaleza introductoria, se describe
la variada recepción de la verdad. A veces cae sobre el terreno duro y
apisonado, donde queda a merced de las aves que la comen. Otras caen
sobre un terreno que es muy superficial y pedregoso, y cuando aún está
comenzando a brotar, muere por falta de raíces. Otras veces cae en buena
tierra pero es ahogada por las espinas que la rodean. Sólo una porción
de la semilla cae en buena tierra y produce fruto de a ciento por uno,
sesenta por uno o treinta por uno (Mt. 13:1-9, 18-23).
La
parábola de la cizaña sembrada junto al trigo indica el peligro de la
falsa profesión que no será juzgada hasta el tiempo de la siega (vv.
24-30, 36-43). La parábola de la semilla de mostaza indica el rápido
crecimiento del cristianismo desde un pequeño comienzo a un gran
movimiento (vv. 31-32). La parábola de la levadura habla del mezclado
con la buena masa hasta que todo queda leudado (vv. 33-35). El tesoro
escondido de Mateo 13:44 probablemente se refiere a Israel escondido en
cuanto a su entidad nacional en la era actual, pero que, sin embargo,
fue comprado por Cristo en su muerte. La perla de gran precio (vv.
45-46) parece hablar de la iglesia como aquella por la cual Cristo
murió, un rasgo importante de la edad actual durante el período en que
la identidad nacional de Israel está escondida. La parábola final de la
red (vv. 47-51) ilustra la separación de los salvados de los inconversos
al final del siglo.
En
general, Mateo 13 habla de todo el período entre la primera y la
segunda venida de Cristo sin referencia al arrebatamiento o a los
detalles de la iglesia como cuerpo de Cristo.
Describe
la esfera de la profesión de fe y el cuadro mixto del bien y del mal.
El desarrollo dual del bien y del mal durante la era caracteriza este
período, llegando a su clímax en el juicio y la separación. No hay
justificación para el postmilenialismo, con sus conceptos de que el
reino de Dios finalmente triunfará por medio de la predicación del
evangelio y por el esfuerzo humano.
Por
otra parte, no hay lugar para el pesimismo, porque Dios cumplirá su
propósito. Alguna semilla caerá en buena tierra y producirá fruto. Habrá
trigo en medio de la cizaña y buenos peces entre los malos. Los mil
novecientos años transcurridos desde Pentecostés han demostrado la
exactitud de la gran profecía de Mateo 13.
Un
cuadro similar de la edad actual, con su foco puesto en el fin de la
edad, se encuentra en Mateo 24. Allí, en los versículos 4-14 se dan
nueve señales del fin: 1) falsos cristos (y. 5), 2) guerras y rumores de
guerras (y. 6), 3) hambres (y. 7), 4) pestilencias (y. 7), 5)
terremotos (y. 7), 6) mártires (vv. 9-10), 7) falsos profetas (y. 11),
8) iniquidad abundante y Un enfriamiento del fervor por Cristo (y. 12),
9) el evangelio del reino es predicado en todo el mundo (y. 14).
Otro
rasgo de la edad presente será la creciente apostasía de parte de los
inconversos que hay dentro de la iglesia profesante. 2 Pedro 2 - 3
resume esta progresión en cuatro categorías:
1)
la negación de la persona y la deidad de Cristo (2:1), 2) negación de
la obra de Cristo que nos compró cuando murió en la cruz (2:1), 3)
apostasía moral al apartarse de las normas morales (2:2-22), 4)
apartamiento de la doctrina de la segunda venida de Cristo y de los
juicios relacionados con ella (3:1-13). Otros pasajes contribuyen a la
doctrina de la apostasía en el Nuevo Testamento (1 Ti. 4:1-3; 2 Ti.
3:1-9; Jud. 3-19). Todas estas profecías de apostasía en gran escala en
la iglesia se están cumpliendo a partir del primer siglo y hasta el
presente. La apostasía final ocurrirá después que la iglesia sea
arrebatada y quede en el mundo sólo la porción inconversa de la iglesia
profesante.
La
edad presente, en lo que se refiere al propósito de Dios al llamar a su
iglesia, llegará bruscamente a su fin en el arrebatamiento. Este
suceso, que no tiene fecha en las profecías del Antiguo Testamento,
describe la retirada de la iglesia del mundo cuando los muertos en
Cristo sean resucitados y los cristianos que estén vivos sean llevados
al cielo sin morir (1 Co. 15:51-58; 1 Ts. 4:13-18). Este suceso llevará a
su término el propósito de Dios en lo que respecta a la iglesia como
una comunidad separada de santos, y la partida de la iglesia dejará
preparado el escenario para los importantes sucesos que conducirán hacia
la segunda venida de Cristo a la tierra para establecer su reino
milenial. Se pueden observar tres grandes períodos entre el
arrebatamiento y la segunda venida: 1) el período de preparación, 2) el
período de paz, 3) el período de persecución.
B. EL PERIODO DE PREPARACION QUE SIGUE AL ARREBATAMIENTO
El
arrebatamiento, al sacar de la tierra a toda persona salvada, será una
intervención dramática en la historia humana. Señalará el comienzo de
una serie de sucesos que rápidamente se moverán hacia un gran clímax en
la segunda venida de Cristo. Obviamente, la salida de todos los
cristianos de la tierra tendrá un efecto sobre la historia del mundo
como un todo y permitirá la demostración del mal en el mundo y el
cumplimiento del propósito satánico de una manera que antes no fue
posible.
La
primera fase después del arrebatamiento será un período de preparación
para los grandes acontecimientos que seguirán. Estos sucesos estarán
relacionados con las tres grandes áreas de la profecía, que conciernen a
la iglesia, Israel y los gentiles.
1. La iglesia profesante quedará en la tierra después del arrebatamiento. Aunque la cuestión
de
si la iglesia pasa por la tribulación ha sido objeto de controversias,
muchos expositores creen que la iglesia como cuerpo de Cristo será
llevada en el arrebatamiento, dejando solamente a la iglesia profesante
—compuesta enteramente de personas no salvadas— sobre la tierra para
cumplir las profecías acerca del cristianismo.
La iglesia profesante después del arrebatamiento está simbolizada por la ramera de
Apocalipsis
17, descrita cabalgando sobre la bestia escarlata que representa el
poder político de ese tiempo. Su dominio es sobre todo el mundo,
simbolizado por las muchas aguas (Ap. 17:1, 15). Por la descripción
hecha parece claro que la iglesia mundial, que ahora está en su forma
más primitiva, se ve aquí en su etapa de completa apostasía, puesto que
cada cristiano verdadero ha sido quitado. Religiosamente hablando, el
período posterior al rapto, en consecuencia, será un movimiento hacia la
integración de la iglesia mundial y hacia la religión única mundial,
desprovista de los rasgos redentores de la verdadera doctrina cristiana.
2.
Para Israel el período de preparación será un tiempo de avivamiento.
Según Romanos 11:25, la ceguera actual de Israel será quitada y muchos
en Israel abrirán sus ojos al hecho de que Jesús es ciertamente su
Mesías y Salvador. En los días que vendrán inmediatamente después del
arrebatamiento, probablemente millares de judíos se volverán a Cristo,
haciendo uso de ejemplares de las Escrituras y libros de doctrina
dejados por los cristianos, y de obras acerca de los pasajes bíblicos
que hablan sobre la esperanza de un Mesías que muchos judíos ya poseen.
Indudablemente tendrán una curiosidad insaciable por saber qué pasó con
los cristianos que desaparecieron. Esta búsqueda será recompensada y
muchos se convertirán.
Como
en el primer siglo de la iglesia, los judíos inmediatamente se
convertirán en embajadores del evangelio, ganando a su propio pueblo y a
los gentiles para Cristo. La renovada obra de evangelismo será
emprendida a través de todo el mundo. El hecho de que ya los judíos
estén esparcidos por todo el mundo, sabiendo muchos de los idiomas del
mundo, los señalan como misioneros naturales al pueblo en donde viven,
así que indudablemente muchos serán llevados por ellos al conocimiento
de Cristo. Sin embargo, como en el primer siglo, no todos los judíos se
volverán a Cristo y la salvación será solamente para aquellos que
creerán.
3.
Políticamente en relación con los gentiles, el tiempo de preparación
supone la resurrección del antiguo imperio romano. Como se dijo en una
discusión previa, aún no se han cumplido las etapas que corresponden a
los pies de Daniel 2 y la etapa de los diez cuernos de las cuatro
bestias de Daniel 7:7. Esta profecía, con la nueva luz dada por
Apocalipsis 13, indica que el imperio romano será revivido en la forma
de diez naciones que se unen en una confederación. El Mercado Común
Europeo podría bien ser un precursor de esto, pero el centro del poder
político parecería estar en el Mediterráneo y no en Europa y
probablemente incluirá las naciones más importantes de África del norte,
Asia occidental y sur de Europa.
Una
vez más el Mediterráneo será un "lago romano". Cuando estas diez
naciones se hayan unido, surgirá un príncipe descrito como el "cuerno
pequeño" en Daniel 7:8, que será un dictador que primero obtendrá el
control de tres y luego de las diez naciones. Políticamente será el
hombre fuerte del Oriente Medio y trabajará con la iglesia mundial a fin
de obtener el poder mundial. Una vez que se haya establecido
firmemente, estará preparado el escenario para el segundo gran período,
el período del pacto.
C. EL PERIODO DE PAZ
Según
Daniel 9:27, cuando el dictador del Oriente Medio surja como el
"Príncipe que ha de venir" (Dn. 9:26), hará un pacto con Israel por un
período de siete años. Los detalles de este pacto no se nos dan en las
Escrituras, pero todo hace suponer que se trata de un pacto de
protección. Es claro que el dictador desea poner fin a la controversia
entre Israel y las naciones circundantes; usa la artimaña de establecer
un protectorado para Israel y por este medio traer una cierta medida de
paz y tranquilidad a la situación política en el Medio Oriente. Aunque
no hay indicación de que éste será un período de completa paz, Israel
está seguro, relativamente hablando, y se le conceden privilegios en
comercio y una libertad en cuanto a tensión que no ha caracterizado a la
nación desde que fue formada en 1948. Indudablemente el cambio
inspirará a muchos judíos a regresar a su antigua tierra, e Israel
prosperará financieramente.
También
durante este período la iglesia seguirá aumentando su poderío,
trabajando con el gobernador del área del Mediterráneo a fin de lograr
el dominio religioso mundial. De igual modo, seguirá la evangelización
de Israel y muchos se volverán a Cristo. Por otro lado, muchos también
volverán al judaísmo ortodoxo. En este período será reconstruido el
templo en Jerusalén y los judíos ortodoxos renovarán el sistema mosaico
de sacrificios, los que no se habían ofrecido desde que el templo fue
destruido en el año 70 d.C. Esto está sobreentendido en Daniel 9:27,
donde se predice que cesará el sacrificio, hecho apoyado por Daniel
12:11, que habla de la finalización de los sacrificios diarios.
Obviamente los sacrificios no podían cesar sin haber sido reiniciados, y
la reiniciación de los sacrificios requiere de un templo en Jerusalén.
Nadie
sabe exactamente en qué momento será reedificado el templo, pero es
claro que estará en funcionamiento cuando comience este período de paz.
Sin
embargo, la tranquilidad del Medio Oriente será destruida por un hecho
dramático descrito en Ezequiel 38 - 39, un ataque a Israel por parte de
Rusia y sus aliados. Los intérpretes de las Escrituras han discrepado en
sus análisis de este suceso y su ubicación en la cronología. Según
Ezequiel 38, ocurre en un tiempo en que Israel está en paz y reposo,
período que corresponde a la situación que se da después de hecho el
pacto con el príncipe romano. Aún más, el ataque es más que un asalto
sobre Israel porque desafía todo el pacto de relaciones entre el
príncipe e Israel y es, en efecto, un intento ruso de tomar el control
político y comercial del Medio Oriente. Sin embargo, debido a que se
trata de un ataque sorpresivo, no hay un registro de ejércitos que se
levanten contra los invasores. En cambio, Dios interviene
sobrenaturalmente para salvar a su pueblo y acaba con las fuerzas
invasoras en una serie de catástrofes descritas en Ezequiel 38:18-23.
Esta guerra destruye el período de paz y prepara el camino para el nuevo
período final.
D. PERIODO DE PERSECUCION
La
destrucción del ejército romano no solamente acaba con la paz del
período precedente, sino que también introduce una situación mundial
dramáticamente cambiada. En aquel tiempo hay un equilibrio en poderío
entre: 1) el gobernador del Medio Oriente y las naciones con él
alineadas, y 2) Rusia y las naciones alineadas con ella. Destruido
temporalmente el ejército ruso, el gobernador del Medio Oriente
aprovecha la situación para proclamarse dictador mundial. En una noche
se apodera del control político, económico y religioso del mundo. Se
proclama a sí mismo gobernador sobre toda raza, lengua y nación (Ap.
13:7), y Daniel predice que devorará toda la tierra, la "trillará y
despedazará" (Dn. 7:23). Igualmente se apodera del poder económico de
todo el mundo y nadie puede comprar o vender sin su autorización (Ap.
13:16-17).
Para
Israel es un brusco retroceso, ya que el príncipe quebrantará el pacto y
de la noche a la mañana se convertirá en su perseguidor. Esto introduce
lo que Jeremías denomina como el tiempo de la angustia de Jacob. En
otros lugares este período es descrito como la Gran Tribulación (Dn.
12:1; Mt. 24:21; Ap. 7:14). Las tribulaciones de Israel comienzan con la
repentina cesación de sus sacrificios (Dn. 9:27; 12:11; Mt. 24:15).
Consecuente con esto, Cristo aconseja a Israel que huya inmediatamente a
las montañas (Mt. 24:16-20). Será un tiempo de angustia sin precedentes
para Israel, y millares de judíos serán masacrados (Zac. 13:8). El
templo mismo será profanado y pondrán un ídolo del gobernador mundial en
él (Ap.
13:15), y a veces el mismo gobernador se sentará en el templo para ser adorado (2 Ts. 2:4).
Esta
es la abominación de desolación descrita en conexión con la cesación de
los sacrificios. El gobernador mundial también se presentará a sí mismo
como un dios y exigirá que todos le tributen adoración so pena de
muerte (Ap. 13:8, 15).
Este
período final comenzará a mediados de los siete años originalmente
pactados y, en consecuencia, durará cuarenta y dos meses (Ap. 11:2;
13:5; véase Dn. 7:25; 9:27; 12:11-12).
Debido
a su actitud completamente blasfema y por las persecuciones lanzadas
contra judíos y cristianos, el gobernador mundial que tiene su asiento
en el Mediterráneo, presentado a menudo con el nombre de Anticristo y
descrito en Daniel 9:26 como el "príncipe que ha de venir", será objeto
de un terrible juicio divino. Todo esto está descrito en Apocalipsis
capítulos 6 a 19. En la ruptura de los siete sellos se presentan
detalles de estos hechos (Ap. 6:1 - 8:1), en el toque de las siete
trompetas (Ap. 8:2-21; 11:15-19) y el derramamiento de las siete copas
de la ira de Dios (Ap. 16).
En
la tierra se producirán juicios sin precedentes. En Mateo 24:21-22
Cristo los describió como un período tan terrible que si no fuera
detenido por la segunda venida de Cristo habría resultado en el
exterminio de toda la raza. La mayor parte de la población del mundo es
destruida por las guerras, pestilencias, hambrunas, estrellas que caen
del cielo, terremotos, posesión demoníaca y una grave interrupción del
orden de las fuerzas naturales en el mundo.
El
desorden resultante de estos desastres crea oposición al gobernador
mundial en el Medio Oriente. Es incapaz de cumplir sus promesas de paz y
abundancia. Como resultado se producen revoluciones de carácter mundial
y grandes porciones del mundo se rebelan contra su autoridad. Esto
acaba en una gran guerra descrita en Daniel 11:40-45 y en Apocalipsis
9:13-21; 16:13-21. Las naciones del mundo se traban en una lucha, en una
batalla pendular de avances y retrocesos con grandes ejércitos del sur,
grandes ejércitos del norte y un gigantesco ejército del oriente que
descienden hacia la Tierra Santa a fin de ofrecer batalla. En la cúspide
de este conflicto, Jesús regresa en poder y gloria para dejar caer su
juicio contra los hombres malvados reunidos en esta lucha y para
establecer su reinado milenial.
En
conjunto, los hechos que desembocan en la segunda venida de Cristo se
describen con considerable detalle en el Antiguo Testamento y en el
Nuevo. El período es una dramática secuencia de acontecimientos
terribles que no tienen igual en ningún otro período de la historia o la
profecía. Las muchas indicaciones de que el mundo se está moviendo en
dirección a ese clímax hacen altamente pertinentes las enseñanzas
bíblicas acerca de la inminencia de la venida del Señor por los suyos en
el arrebatamiento.
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