Subtitulo: ¿Qué Dice La Palabra De Dios Acerca
De Los Predicadores Quienes Promueven El Deseo De Ser Ricos?
En el capítulo seis de Primera de Timoteo, el
Apóstol Pablo lanza el siguiente discurso: (Basado en la premisa de que los
esclavos cristianos de la época debían ser obedientes a sus señores).
“… Esto enseña y exhorta. 3 Si alguno
enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor
Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 4
está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de
palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5 disputas necias de hombres corruptos de
entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de
ganancia; apártate de los tales. 6 Pero
gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7
porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así
que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9 Porque
los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores.” 1 Timoteo 6:2b-10 (VRV)
Luego unos versos después, comentarios
adicionales son hechos a aquellos Cristianos a quienes Dios les ha permitido la
bendición de tener riquezas materiales en este mundo:
“17 A los
ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las
riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas
las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18
Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por
venir, que echen mano de la vida eterna.” 1 Timoteo 6:17-19 (VRV)
Así
que el primer asunto que debemos entender es que aquellos quienes dicen que “el
dinero es la raíz de todos los males” ¡están citando erradamente lo que dice la
escritura! El amor al dinero es el problema – no el dinero en sí mismo.
El tener fondos suficientes para suplir nuestras necesidades es una gran
bendición que viene de parte de Dios, ¡pero erramos grandemente si expresamos
insatisfacción con el nivel de Su providencia al desear a toda costa hacernos
ricos! Nuestro Dios soberano no nos
entrega a cada uno de nosotros el mismo “capital de trabajo” tal como podemos
ver en la siguiente parábola:
“14 Porque el
reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y
les entregó sus bienes. 15A uno dio cinco
talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y
luego se fue lejos.” Mateo 25:14-15 (VRV)
En términos del sistema de monedas
del Nuevo Testamento, el “Talento” tenía un valor de 6000 denarios – una gran
cantidad de dinero, al considerar que un denario era un día de paga para el
obrero común. Uno de los sirvientes fue encargado con la responsabilidad de un
talento, el segundo recibió el doble de la cantidad y el tercero, cinco veces
más que el primero. Note usted el criterio que se tomó en cuenta para repartir
los “Talentos”, “cada uno conforme a
su capacidad”. En otras
palabras, el maestro estaba bien al tanto de su relativo nivel de competencia y
los patrocinó de acuerdo al mismo – con la expectativa razonable de que ellos
invertirían estos fondos de una manera sabia trayendo ante su presencia los
beneficios.
La aplicación de esta parábola para
los Cristianos es obvia: nuestro Señor tiene un conocimiento infinito de
nuestras fortalezas y debilidades y Él nos asigna tareas basadas en nuestra
disposición de servir. Muchos creyentes tienen talentos y habilidades dadas por
Dios más allá de su determinación a usarlas y por lo tanto su desempeño total
por la causa de Cristo es mucho menor que el que habría de ser si hicieran lo
contrario. Y es triste decir que muchos de estos hermanos con frecuencia se
pasan toda la vida “de mal en peor” a penas sobreviviendo en cuanto a lo financiero
pues Dios no responde sus oraciones por mejoría económica. ¿Y por qué será
esto? Muchas veces esto es así por lo que veremos a continuación:
2b“…..pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para
gastar en vuestros deleites.” Santiago 4:2b-3 (VRV)
El primer articulo que
escribí para la sección “Del Corazón de un pastor” (El Secreto Mejor Guardado En El Mundo) fue sobre el tema de la
mayordomía (www.cuttingedge.org/articles/p112.htm).
Y en este artículo traté lo mejor que pude señalar a mis hermanos
y hermanas en Cristo que debemos primero aprender a dar si deseamos recibir. Y
cuando comencemos a recibir, la naturaleza de lo que recibimos no siempre será
material. ¿Cómo he de ponerle un
valor material a la buena salud o a un sueño reparador? Escúchenme bien mis
amigos, Dios en
ninguna parte nos ha prometido a los Cristianos que seriamos ricos solo por que oremos por ese propósito o
por que sigamos una formula secreta para lograrlo. Muchos
charlatanes impíos continúan mal guiando a muchas ovejas al enseñarles que
deben reclamar las promesas que Dios les ha hecho en el Antiguo Testamento a
Israel – promesas relacionadas con bendiciones materiales las cuales fueron condicionadas.
Bendiciones por obediencia, y juicio por desobediencia. Y ninguna de esas
promesas condicionadas fueron nunca hechas para la Iglesia del Nuevo
Testamento.
Nuestro
Dios Soberano permite que cada uno de sus hijos tenga bendiciones materiales de
acuerdo al nivel que Él elija. Y siendo un hombre joven
entendí por las malas que la salida de dinero siempre sería mayor que la
entrada mientras yo persistiera en mi actitud de engaño hacia Dios. El “diezmo”
demandado al Judío del Antiguo Testamento se acercaba al 15% de su entrada
total. Y es así, el diezmo no es requerido al Cristiano. Sin embargo,
¿qué le hace pensar a usted que Dios estaría conforme con algo menos que el
diezmo --- especialmente si usted es capaz de darlo?
¡Oh siento que se aproxima un
sermón!
¡¡¡Casi puedo escuchar los lamentos
de angustia de quienes acaban de leer esto y que sin duda alguna rechazan esta
premisa!!! “Pero, pero,…. Pero no puedo
dar el diezmo” muchos balbucean. Mis amados, en definitiva no podemos darnos
el lujo de no dar el diezmo. Dios va a lograr su “propósito” de una forma u otra y la
primordial razón por la cual los creyentes son forzados a tener una existencia
insuficiente es debido a su limitada (y muchas veces no existente) disposición
al servicio.
Me avergüenzo sobremanera cuando
veo que muchas congregaciones recurren a venta de comida, lavados de autos, y
un sin número de otras artimañas para recaudar fondos cuando la verdad es que
no tienen suficiente fe como para practicar una administración de bienes
adecuada. Y cuando por fin logran recolectar una pequeña cantidad de dinero,
usualmente lo gastan en proyectos totalmente innecesarios como “Centros de Vida
Familiar”, etc., y terminan desentendiéndose de la obra misionera la cual
podría dar buen uso a ese dinero esparciendo el mensaje de salvación a los
confines de la tierra.
Así que mi pregunta es la
siguiente: ¿Cuándo dejará de escuchar a aquellos que hacen falsas ofertas a
quienes diezman (solo con el propósito de llenar sus bolsillos en el proceso)
--- y comenzará a tratar a Dios con el respeto que merece mostrando una
administración de bienes adecuada?
“2 Ahora
bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” 1
Corintios 4:2
Tal y como señalé en el articulo El Secreto Mejor Guardado Del Mundo, un
administrador de bienes, durante los tiempos del Antiguo Testamento
esencialmente tenía el mismo estilo de vida que su Señor. Y mientras
continuara dando un trato adecuado a los bienes de su Señor, se le concedía un
estado de vida confortable. Pero de encontrarse falto en su trabajo, era
descargado de su puesto y era rebajado a un común sirviente.
Muchos han sido denigrados a vivir
solo de las migajas que caen de la mesa del Señor pues han sido infieles. Y de
la única manera que podrá ser restituido a su posición de administrador es
determinando por fe que sacará lo mejor de lo que tiene. Pero le aconsejo
que no podrá primero hacer un presupuesto dependiendo únicamente de una
administración adecuada pues ciertamente los números no saldrán. Dios
espera que usted (y yo) primero demos lo que nos corresponde y que dependamos
de su mano poderosa para que con lo que nos sobra podamos suplir nuestras
necesidades. Eso requiere tanto la fe como el deseo de agradar a Dios en todas
las cosas. La actitud de ser igual a la acción, pues haciendo lo correcto en la
dirección errada no dará nunca los resultados deseados.
“7 Cada uno
dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios
ama (Esto es que se deleita en, aquel que le aprecia por sobre todas las cosas)
al dador alegre.” 2 Corintios 9:7 (VRV)
¿Así que será quien vaya a pescar o
será quien prepara la carnada? Si se ha estado quejando de lo difícil que es
conseguir el sustento diario, las posibilidades son que usted mismo sea
el culpable. Y aunque tomado del Antiguo Testamento, el siguiente pasaje es una
muy buena explicación del principio detrás del problema:
“8 ¿Robará
el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos
robado? En vuestros diezmos y ofrendas.”
Malaquías 3:8 (VRV)
Y justo cuando usted piensa que el
máximo sacrificio que puede hacer una persona es dar el 10%, por favor vea que
las ofrendas eran algo voluntario – ¡por encima y más allá del diezmo
requerido! “¡Oh cielos – usted debe estar tomándome el pelo”! No mis hermanos
estoy hablando muy en serio y con esto trato de llamar su atención.
Puedo citar traer a colación el
testimonio de cientos de creyentes quienes con el pasar de los años han visto
como Dios les bendice por hacer lo que es correcto.
“25 Joven
fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia
que mendigue pan.” Salmos 37:25 (VRV)
Si verdaderamente usted es hijo
de Dios, puedo señalar con toda certeza que tan mala como sean sus finanzas
en su vida – no ha sido reducido a mendigar su próxima comida. La asistencia
del estado, los comedores populares, o la providencia divina le impedirán
que tenga que pedir puerta a puerta. Dios todavía provee para los suyos, pero
sus bendiciones abundantes son para aquellos que dan de su tiempo, talento,
y tesoro para su obra. Le insto a que ore con respecto a este asunto y que
tome el primer paso de fe dando de vuelta a Dios una porción santa y apartada
de aquello que Él le permite usar. Como hijos de la gracia de Dios,
todo lo que tenemos le pertenece a Dios. Y sé de experiencias personales
que mientras más temprano nos demos cuenta de este hecho y comencemos a practicar
una buena administración, mejor estaremos tanto en lo espiritual como en lo
financiero.
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