domingo, 11 de enero de 2015

SALVACIÓN ETERNA Y CONDENACIÓN?


Marcos Andrés Nehoda
salvacion 2Hay un concepto que se está esparciendo por el mundo evangélico, el cual hace hincapié en los beneficios aquí y ahora, menospreciando los beneficios eternos de la Obra que Jesucristo realizó en la Cruz del Calvario en forma completa y perfecta.                                                                                                                          Tal es así, que un creyente escribe: “La Iglesia se ha preocupado con la pregunta, ‘¿Qué pasa con el alma después de la muerte?’. ¡Como si la razón de la venida de Jesús se resumiera así, que ‘Jesús busca llevar más almas al Cielo, para que ellos no vayan al Infierno después que mueran!’. Yo sí creo que una lectura clara de los Evangelios descarta esta posibilidad. “Yo no creo que el Mensaje completo y la vida de Jesús pueden resumirse con esta conclusión”. (Brian McLaren cited on PBS Special on the Emerging Church (Religion and Ethics Weekly, 15 de Julio de 2005). No podemos menos que horrorizarnos ante estas palabras.
Jesucristo dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios”. (Juan 3.16-18).
Precisamente, el nudo del Evangelio es Salvación Eterna o Condenación Eterna; no hay claroscuros en la proclama evangélica. Tiene que ser una Salvación Eterna porque “Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración [compasión, lástima] de todos los hombres”. (1º Corintios 15.19).
Dios dice claramente en Su Palabra que, si no hay arrepentimiento verdadero, no hay perdón; y éste, únicamente sobre la base del Sacrificio Perfecto de Jesucristo en la Cruz. Así de simple. Dios no hará ninguna excepción: ni uno solo entrará en el Cielo sin estar arrepentido de veras y sin haber pasado por la Cruz.
El arrepentimiento verdadero conlleva un cambio de vida; si no hay cambio de vida, no hay verdadero arrepentimiento. Así como se niega el carácter eterno o trascendente del Evangelio del Reino de Dios, así también se procura minimizar el aspecto tan claramente expuesto en La Palabra de Dios sobre la Condenación Eterna.
En un reportaje televisivo realizado en vivo por Larry King a Joel Osteen, se desarrolló la siguiente conversación:                                                                                  King: ¿Qué si tú eres judío o musulmán, y no aceptas a Jesucristo del todo?
Osteen: “Tú sabes, yo tengo mucho cuidado en decir quién puede o quién no puede ir al Cielo. Yo no sé…”
King: Si tú crees que tienes que creer en Cristo, ¿Ellos están equivocados, no es cierto?
Osteen: “Bueno, yo no sé si creo que ellos están equivocados. Yo creo que aquí está lo que la Biblia enseña y esto es lo que creo acerca de la fe cristiana”. Dice La Palabra de Dios en Mateo 25.46: “E irán éstos al Castigo Eterno, y los justos a la Vida Eterna”.
Nuevamente, en otra parte del reportaje:
King: ¿Qué acerca de un ateo?
Osteen: “Sabes qué, yo voy a dejar que alguien… yo voy a dejar que Dios sea el Juez en cuanto a quién va al Cielo o al Infierno. Yo sólo -nuevamente- yo presento la verdad, y yo lo digo cada semana. Tú sabes, yo creo que es una relación con Jesús. ¿Pero sabes qué? Yo no voy a andar por todos lados diciendo a todos los demás, si ellos no quieren creer eso, qué es lo que será su decisión. Dios tiene que ver tu propio corazón, y sólo Dios sabe eso”.
La Palabra de Dios ya se ha expedido sobre este tema: “El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios”. (Juan 3.18).  La Condenación Eterna no es un estado de destrucción del alma y del espíritu en el Lago de Fuego, en donde ya no sufren porque han dejado de existir.
La Santa Biblia dice claramente: “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el Lago de Fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos… y el que no se halló inscrito en el Libro de la Vida fue lanzado al Lago de Fuego”. (Apocalipsis 20.10, 15).

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