jueves, 10 de mayo de 2012

La Ley Moral y la Ley Ceremonial


La Ley Moral y la Ley Ceremonial

1.- ¿Qué título de distinción le es dado a la ley de Dios?  Santiago 2:8-9.

2.- ¿Por qué medio viene el conocimiento del pecado? Rom. 7:7.

3.- ¿Por qué deberán ser juzgados finalmente los hombres? Ecle. 12:13-14 y Santiago 2:12.

            La ley que aquí es llamada de “ley de libertad” es la que dice: “No matarás” y “no adulterarás” porque fueron esos los mandamientos citados en el versículo precedente. Esa misma ley es, en el versículo 8, titulada “ley real”, esto es, la ley del rey. Esa es aquella por la cual los hombres deberán ser juzgados.

4.- ¿Qué sistema fue establecido en virtud de la transgresión de la ley de Dios por parte del hombre?

            El sistema sacrificial, con sus ritos y ceremonias, apuntando para Cristo.

5.- ¿Por qué ofrecía holocaustos el patriarca Job? Job 1:4-5.

6.- ¿Desde qué época remota ya era conocido ese sistema sacrificial? Heb. 11:4 (ver Gén. 4:3-5; 8:20; Job 1:4-5).

7.- ¿Por quién fue proclamada la ley de los Diez mandamientos? Deut. 4:12.

8.- ¿Cómo fue la ley ceremonial transmitida a Israel? Lev. 1:1-2; Lev. 7:37-38.

9.- ¿Eran los Diez Mandamientos, por sí mismos, una ley distinta y completa? Deut. 5:22 y Exo. 24:12.

10.- ¿Era la ley ceremonial completa en sí misma? Efe. 2:15.

11.- ¿En qué escribió Dios los Diez mandamientos? Deut. 4:13.

12.-¿En qué fueron escritas las leyes o mandamientos referentes a los sacrificios y holocaustos? 2 Cron. 35:12; Josué 1:7; 8:31; 2 Reyes 22:8.

13.- ¿Dónde fueron puestos los Diez Mandamientos? Exo. 40:20.

14.- ¿Dónde ordenó Moisés a los levitas que pusiesen el libro de la ley que él había escrito? Deut. 31:25-26.

15.- ¿Cuál es la naturaleza de la ley moral? Salmo 19:7 y Rom. 7:14.

16.- ¿Podrían las ofrendas ordenadas por la ley ceremonial satisfacer o hacer perfecta la consciencia del creyente? Heb. 9:9.

17.- ¿Hasta qué tiempo imponía la ley ceremonial que se realizase el servicio en el santuario terrestre? Heb. 9:10.

18.- ¿Cuándo ocurrió ese tiempo de corrección? Heb. 9:11-12.
19.- ¿Qué efecto produjo en la ley ceremonial la muerte de Cristo? Col. 2:14 y Efe. 2:15.

20.- ¿Por qué fue abolida la ley ceremonial? Heb. 7:18-19.

21.- ¿Qué milagroso acontecimiento ocurrió por ocasión de la muerte de Cristo, significando que había terminado para siempre el sistema sacrificial? Mat. 27:50-51.

22.- ¿Con qué palabras había profetizado esto el profeta Daniel? Dan. 9:27.

23.- ¿Por cuánto tiempo perdurará la ley moral? Salmo 119:152 y Salmo 111:7-8.

El Contraste Entre Ambas Leyes


La Ley Moral                                                                                       La Ley Ceremonial

Es llamada “ley real”. Santiago 2:8                                                  Es llamada “la ley... que consiste en ordenanzas”. Efe. 2:15.

Fue proferida por Dios. Deut. 4:12-13.                                            Fue dictada por Moisés. Lev. 1:1-3.

Fue escrita por Dios en tablas de piedra. Exo. 24:12.                      Era una “cédula de ordenanzas”. Col. 2:14.

Fue escrita “por el dedo de Dios”. Exo. 31:18.                                Fue escrita por Moisés en un libro. 2 Cron. 35:12.

Fue puesta en el arca. Exo. 40:20; 1 Reyes 8:9; Heb. 9:4     Fue puesta al lado del arca. Deut. 31:24-26.

Es “perfecta”. Salmo 19:7.                                                                “Ninguna cosa perfeccionó”. Heb. 7:19.

Deberá “permanecer firme para siempre”. Salmo 111:7-8.   Fue clavada en la cruz. Col. 2:14.

No fue abolida por Cristo. Mat. 5:17.                                              Fue abolida por Cristo. Efe. 2:15.

Debía ser engrandecida por Cristo. Isa. 42:21.                                 Fue eliminada por Cristo Col. 2:14.

Comunica conocimiento del pecado. Rom. 3:20 y 7:7.         Fue instituida como consecuencia del pecado. Levítico, capítulos 3 al 7.

            “En contestación al aserto de que a la muerte de Cristo quedaron abolidos los preceptos del Decálogo juntamente con los de la ley ceremonial, decía Wesley: "La ley moral contenida en los diez mandamientos y sancionada por los profetas, Cristo no la abolió. Al venir al mundo, no se propuso suprimir parte alguna de ella. Esta es una ley que jamás puede ser abolida, pues permanece firme como fiel testigo en los cielos.... Existía desde el principio del mundo, habiendo sido escrita no en tablas de piedra sino en el corazón de todos los hijos de los hombres al salir de manos del Creador. Y no obstante estar ahora borradas en gran manera por el pecado las letras tiempo atrás escritas por el dedo de Dios, no pueden serlo del todo mientras tengamos conciencia alguna del bien y del mal. Cada parte de esta ley ha de seguir en vigor para toda la humanidad y por todos los siglos; porque no depende de ninguna consideración de tiempo ni de lugar ni de ninguna otra circunstancia sujeta a alteración, sino que depende de la naturaleza de Dios mismo, de la del hombre y de la invariable relación que existe entre uno y otro.
" 'No he venido para abrogar, sino a cumplir.' ... Sin duda quiere [el Señor] dar a entender en este pasaje - según se colige por el contexto - que vino a establecerla en su plenitud a despecho de cómo puedan interpretarla los hombres; que vino a aclarar plenamente lo que en ella pudiera haber de obscuro; vino para poner de manifiesto la verdad y la importancia de cada una de sus partes; para demostrar su longitud y su anchura, y la medida exacta de cada mandamiento que la ley contiene y al mismo tiempo la altura y la profundidad, la inapreciable pureza y la espiritualidad de ella en todas sus secciones". Wesley, sermón 25”.

            “Jesús no se había espaciado en las especificaciones de la ley, pero no quería dejar que sus oyentes sacasen la conclusión de que había venido para poner de lado sus requerimientos. Sabía que había espías listos para valerse de toda palabra que pudiese ser torcida para servir su propósito. Conocía el prejuicio que existía en la mente de muchos de sus oyentes, y no dijo nada que pudiese perturbar su fe en la religión y las instituciones que les habían sido confiadas por medio de Moisés. Cristo mismo había dado la ley moral y la ceremonial. No había venido para destruir la confianza en sus propias instrucciones. A causa de su gran reverencia por la ley y los profetas, procuraba abrir una brecha en la muralla de los requerimientos tradicionales que rodeaban a los judíos. Mientras trataba de poner a un lado sus falsas interpretaciones de la ley, puso a sus discípulos en guardia contra la renuncia a las verdades vitales confiadas a los hebreos.
Los fariseos se jactaban de su obediencia a la ley; pero conocían tan poco de sus principios por la práctica diaria, que para ellos las palabras del Salvador eran como una herejía. Mientras él barría las inmundicias bajo las cuales la verdad había estado enterrada, los circunstantes pensaban que barría la verdad misma. Se murmuraban unos a otros que estaba despreciando la ley, pero él leyó sus pensamientos, y les dijo:
"No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas: no he venido para abrogar, sino a cumplir." Así refutó Jesús el cargo de los fariseos. Su misión en este mundo consistía en vindicar los sagrados derechos de aquella ley que ellos le acusaban de violar. Si la ley de Dios hubiese podido cambiarse o abrogarse, Cristo no habría necesitado sufrir las consecuencias de nuestra transgresión. El vino para explicar la relación de la ley con el hombre, e ilustrar sus preceptos por su propia vida de obediencia.
Dios nos ha dado sus santos preceptos porque ama a la humanidad. Para escudarnos de los resultados de la transgresión, nos revela los principios de la justicia. La ley es una expresión del pensamiento de Dios: cuando se recibe en Cristo, llega a ser nuestro pensamiento. Nos eleva por encima del poder de los deseos y tendencias naturales, por encima de las tentaciones que inducen a pecar. Dios desea que seamos felices, y nos ha dado los preceptos de la ley para que obedeciéndolos tengamos gozo. Cuando en ocasión del nacimiento de Jesús los ángeles cantaron:
"Gloria en las alturas a Dios, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”, declararon los principios de la ley que él había venido a magnificar y honrar.
Cuando la ley fue proclamada desde el Sinaí, Dios hizo conocer a los hombres la santidad de su carácter, para que por el contraste pudiesen ver cuán pecaminoso era el propio. La ley fue dada para convencerlos de pecado, y revelar su necesidad de un Salvador. Haría esto al ser aplicados sus principios al corazón por el Espíritu Santo. Todavía tiene que hacer esta obra. En la vida de Cristo son aclarados los principios de la ley; y al tocar el corazón el Espíritu Santo de Dios, al revelar la luz de Cristo a los hombres la necesidad que ellos tienen de su sangre purificadora y de su justicia justificadora, la ley sigue siendo un agente para atraernos a Cristo, a fin de que seamos justificados por la fe. "La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma.'
"Hasta que perezca el cielo y la tierra --dijo Jesús,-- ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas." El sol que brilla en los cielos, la sólida tierra sobre la cual moramos, testifican para Dios que su ley es inmutable y eterna. Aunque ellos pasen, los preceptos divinos permanecerán. "Más fácil cosa es pasar el cielo y la tierra, que frustrarse un tilde de la ley."* El sistema típico que prefiguraba a Cristo como el Cordero de Dios, iba a ser abolido cuando él muriese; pero los preceptos del Decálogo son tan inmutables como el trono de Dios.
Puesto que "la ley de Jehová es perfecta," cualquier variación de ella debe ser mala. Los que desobedecen los mandamientos de Dios, y enseñan a otros a hacerlo, son condenados por Cristo. La vida de obediencia del Salvador sostuvo los derechos de la ley; probó que la ley puede ser guardada en la humanidad, y reveló la excelencia del carácter que la obediencia desarrollaría. Todos los que obedecen como él obedeció, declaran igualmente que el mandamiento de la ley "es santo, y justo, y bueno.' Por otro lado, todos los que violan los mandamientos de Dios, sostienen el aserto de Satanás de que la ley es injusta y no puede ser obedecida. Así secundan los engaños del gran adversario y deshonran a Dios. Son hijos del maligno, que fue el primer rebelde contra la ley de Dios. Admitirlos en el cielo sería volver a introducir elementos de discordia y rebelión, y hacer peligrar el bienestar del universo. Ningún hombre que desprecia voluntariamente un principio de la ley entrará en el reino de los cielos”.



























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