sábado, 8 de diciembre de 2012

LOS TRES GRANDES ENEMIGOS DE LA VERDAD BÍBLICA


Mario E. Fumero
Tenemos que entender, como cristianos e Iglesia, que nos enfrentamos a tres grandes amenazas, latente en la sociedad moderna, y para lo cual debemos de estar preparados.
1º: El sistema social dominante, impregnado de una filosofía pragmática, en donde los valores se han trastocado y se establece una nueva moral desposeída y contraria a los principios cristianos proclamados en las escrituras.   Esta decadencia moral, acompañada de la nuevas corrientes filosóficas y psicológicas, harán mella en todo el sistema educativo y social. Veremos cómo se aprobarán leyes contrarias a los principios cristianos. Descubriremos campañas orquestadas que tratarán de modificar la forma de ver la realidad corrupta del sistema. Por ejemplo; se hará una apología a la depravación sexual, en donde la homosexualidad pasará a ser de un anatema, a una moda legal. Se terminará aprobando no solo el acto abortivo como un derecho humano, sino aun la eutanasia pasiva y activa. El hombre jugará a ser “dios” (2 Ts 2:4), y las ideas mercantiles, liberales y  pragmáticas dominarán aun en las iglesias, convirtiéndose el relativismo en norma de conducta[1].
2º: El espíritu materialistas y consumista hará presa al hombre de una ambición desmedida, convirtiendo el sistema en un materialismo brutal dominado por el “neoliberalismo económico” que llevará al mundo a un incremento de la pobreza[2], en donde el único objetivo del vivir es tener, dominar y alcanzar el poder llevando a millones a una explotación brutal.
            Este desencadenamiento de la ambición llevará a muchas naciones a la bancarrota, hará que la pobreza se extienda, que la crisis financiera colapse el sistema económico mundial,  creándose las condiciones para el control mundial, promovido por el anticristo.
            El materialismo forjará una mente interesada. El énfasis al bienestar terminará opa-cando la importancia de la entrega y de las relaciones personales. Será más importante “tener” que “ser”[3]. La predicación envolverá tanto el deseo de riqueza que muchos cristianos cometerán el pecado de Judas, estarán dispuestos a vender sus principios con tal de tener bienes terrenales.
El espíritu ecuménico, y de unidad global, se convertirá en una meta generalizada. Los que no acepten este principio cometerán un delito de discriminación. El objetivo de la unidad religiosa, incluyendo la relación interconfesional, es la promoción de estar juntos, ignorando que una unidad sin principios nos llevará a la apostasía, pues nos veremos obligados a aceptar y apoyar ideas humanistas, claudicando muchas veces en los valores fundamentales de nuestra fe. Dentro de esta perspectiva los musulmanes, hinduistas y ocultistas pueden formar una familia unidad a los “llamados cristianos ecuménicos”. Al fin y al cabo todos creen en un “ser superior”. Este movimiento ecuménico sincrético promoverá el nuevo orden mundial de la nueva religión del anticristo, que será  sin duda la “Nueva Era”, en donde cabe todo, aunque sean contradictorias las creencias.
            No podemos negar el dominio del pragmatismo, el cual con tal de alcanzar un fin, no le importa el medio. La realidad es que para muchos la doctrina y los principios perderán importancia, con tal de alcanzar la unidad y la globalización de la religión, o el crecimiento (o engorde) de su congregación, según los postulados del liberalismo y los intereses creados por las huestes del diablo. San Pablo afirma; que “vendrá tiempo cuando no sufrirán (o soportarán) la sana doctrina…” (2 Tim 4:3) pues estaremos llenos de maestros que andarán conforme a sus propios deseos carnales. Estas son realidades que nadie puede negar, a menos que sea ciego.


  • Bibliografia
  • [1] - Ver referencia de este tema de forma más detallada en “Valores y Antivalores Cristianos” Vol. -I- -II- de Mario E.. Fumero, Producciones Peniel, 1998.
    [2]- Informe de las N.U. determina que una de cada 5 personas viven en extrema pobreza.
    [3]- “Tener o Ser” Erich Fromm, Fondo de cultura económica, México, 1978.

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