Hoy en día mucho se habla de la doctrina, más específicamente, de la sana doctrina. Pero ¿Qué es la sana doctrina? ¿Por qué es tan importante lo que creemos? ¿Por qué tenemos que poner tanto énfasis en la doctrina? ¿Qué tiene que ver la Sana Doctrina con nuestra vida cotidiana? ¿Cómo influye esta?
Primero, la palabra “doctrina” simplemente quiere decir “enseñanza”, y la Palabra de Dios es esencialmente la enseñanza de Dios el Creador a nosotros Sus criaturas. Es llamativo que haya personas las cuales dicen que “no es importante la doctrina”. Pero, ¿será esto así a la luz de las Escrituras?
De ninguna manera, ¿Por qué? Principalmente porque la doctrina que creemos determina si somos salvos del pecado o no.
Pablo escribe en Romanos: “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” Romanos 6:17-18
Los cristianos de Roma habían dado una obediencia de corazón al evangelio de la gracia al que habían sido encomendados, incluyendo toda la doctrina que Pablo enseña en este Carta. La doctrina correcta debería conducir a un deber correcto. Respondiendo a la verdad de que habían sido libertados del pecado vinieron a ser siervos de justicia.
La frase libertados del pecado no significa que ya no tenían una naturaleza pecaminosa. Tampoco significa que no cometiesen ya actos de pecado. El contexto muestra que se está refiriendo a liberad del pecado como el poder dominante en la vida.
También en las cartas pastorales el apóstol dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.” 1 Timoteo 4:16
La integridad de un líder piadoso se resume en su santidad personal y su enseñanza pública. La perseverancia en predicar la verdad y vivir esa verdad, siempre acompaña a la idea de una conversión genuina.
El apóstol Juan en su segunda Carta nos dice: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.” 2 Juan 1:9
Cuando Juan dice Cualquiera que se extravía, y no persevera en doctrina de Cristo, se refiere a los falsos maestros. Extraviarse aquí es transgredir, ir más allá de los límites definidos (1Co.4:6). Esto es lo que hacen las sectas y movimientos falsos: pretenden tener nueva luz, nuevas revelaciones y enseñar doctrinas que Dios no ha revelado en Su palabra.
Dos principios útiles para reconocer un movimiento sin Sana Doctrina es viendo su manejo con las Escrituras. Hay quienes dicen que la Biblia no es la palabra de Dios, sino que esta contiene la Palabra de Dios. Cuidado allí. Estas personas seguramente son liberales. El otro extremo son aquellos que afirman la autoridad de las Escrituras, pero también tienen la “revelación del ungido”. Esto es característico en los carismáticos. Los liberales niegan la supremacía de la Escritura. Y los carismáticos socavan su suficiencia. En palabras de Apocalipsis 22:18-19. Los liberales “quitan” y los carismaticos “añaden” a la revelación final dada por Dios, su santa palabra.
Estos no se mantienen en los límites de la revelación cristiana ni perseveran en la doctrina de Cristo, lo que significa las enseñanzas que Cristo mismo dio. Podría también significar todo lo que la Biblia enseña acerca de Cristo.
Asimismo otro principio que nos deja el apóstol Juan, es cuando enfatiza en el versículo 9 que un sectario puede pretender conocer a Dios, pero si no cree en la absoluta deidad y humanidad del Señor Jesús, no tiene a Dios en absoluto. Esta es una doctrina esencial del cristianismo. Quien niega esto de seguro no es cristiano. “Porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.” Jn.8:24 (Comp. Jn.8:58; Ex.3:14)
Viendo en el libro de los Hechos, contemplamos como los primeros discípulos perseveraban en la Sana Doctrina de los apóstoles. (Hch.2:42). Esta es la esencia de la Sana doctrina: Las enseñanzas de los apóstoles y profetas bíblicos, fundamentadas en Jesucristo. Las cuales fueron dadas en las Escrituras una vez y para siempre. (1Co. 3:11; Ef.2:20; Jud.1:3)
Esto es tan significativo, que nuestras vidas cotidianas deben ser nutridas con la Sana Doctrina. Pablo dice en 1 Timoteo 4:6 “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.”
La alimentación continua con las verdades de las Escrituras es esencial para la salud espiritual de todos los cristianos (2Ti.3:16-17). Aquí “las palabras de la fe” es una referencia general a las Escrituras, la verdad revelada de Dios. “Buena doctrina” indica el tipo de teología que enseñan las Escrituras.
Otra causa por la cual es necesaria la Sana Doctrina es para beneficiarnos de su uso, aprendiendo a manejar bien la Palabra de Dios para ser obreros aprobador de Dios. “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” 2 Timoteo 2:15
Dios nos manda constantemente a ocuparnos o retener la Sana Doctrina.
“Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.” 2 Tesalonicenses 2:15
Esta exhortación directa fue un llamado a tener la respuesta correcta a las grandes verdades sobre las cuales acaba de escribir Pablo. En lugar de agitación deberían experimentar fortalecimiento y firmeza en su vida cristiana. En lugar de aceptar enseñanzas falsas deberían adherirse con fidelidad a la absoluta verdad.
Pablo a traves de sus cartas pastorales habla mucho de la Sana Doctrina y de la manera en que el cristiano debe enfatizar, guardar, ocuparse y retener a la misma. (1Ti.4:13; 2Ti.1:13) Si la doctrina no es importante como dicen, ¿Por qué Pablo nos habla tanto de ella a través de sus cartas?
El apóstol le dice a su discípulo Tito: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.” Tito 2:1
“Sana” significa saludable y es una palabra que Pablo utiliza nueve veces en las epístolas pastorales (cinco veces en Tito), siempre en el sentido de que la verdad produce bienestar y crecimiento espiritual.
Contrariamente es lo que sucede con la enseñanza falsa la cual menciona en su segunda carta a Timoteo: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” 2 Timoteo 4:3-4
Esta es una profecía que señala que en los postreros tiempos, o sea en estos tiempos. Los hombres rechazaran la Sana Doctrina. El apóstol prevé un tiempo cuando la gente exhibirá una repugnancia evidente hacia la enseñanza saludable. Se apartaran de forma voluntarista de aquellos que enseñan la verdad de la Palabra de Dios.
Tendrán comezón de oír doctrinas placenteras, agradables, cómodas a su carne. Para satisfacer su concupiscencia por doctrinas novedosas y gratificantes. Apartaran de la verdad el oído de una manera que sacrificaran la verdad por las fabulas, esta última se refiere a las falsas ideologías, filosofías y perspectivas presentadas en una gran diversidad de formas, que se oponen a la doctrina sana.
Lamentablemente no es lo peor. Lo peor es que la consecuencia de no tener la Sana Doctrina es la abertura y exposición directa hacia la apostasía. Si uno se aparta de la Sana doctrina se abre a todo tipo de pecado y da muestra de que no ha sido salvo.
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.” 1 Timoteo 4:1
La apostasía es la caída del fundamento de la fe. Figurativamente es el divorcio de la verdad y el compromiso con el error. Doctrinas de demonios, son doctrinas inspiradas por demonios. No necesariamente un apostata se convierta en ateo. Mayoritariamente estos mantienen una sutil apariencia de piedad, pero su doctrina se encuentra contaminada. La consecuencia de apostatar y/o mantenerse en la apostasía tiene causas de condenación eterna. (2Ts.2:11-12; Hb. 6:4-6; 10:26-27; 2P.2:1-3)
Dios clasifica a los que se oponen a la Sana Doctrina con los demás pecadores que lo rechazan según 1 Timoteo 1:10, “…para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina.”
Muchos que se encuentran defendiendo falsas doctrinas suelen llamar “divisionarios” a aquellos que los exhortan e instan al arrepentimiento y regreso a la suficiencia escritural. Pero no se dan cuenta que aquellos que se apartan de la Sana Doctrina son los divisionarios, y no quienes los reprenden. Llega un momento donde debemos apártanos de los que causan divisiones en contra de la Sana Doctrina.
“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.” Romanos 16:17
La solución de Dios a alguien que se encuentra en la apostasía, en falsas doctrinas, es apartarse de dichas personas y consecuentemente de dicha iglesia y buscar un lugar donde se lo alimente espiritualmente con la Sana Palabra de Dios. Si bien no existen iglesias perfectas. Si existen iglesias sanas doctrinalmente que anuncian todo el consejo de Dios. (Hch.20:27)
“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.” 1 Timoteo 6:3-5
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