lunes, 1 de octubre de 2012

DESCUBRIENDO EL ENGAÑO DE LA LLAMADA “LLUVIA DE ORO”


Mario E. Fumero

Supuesta lluvia de oro
            El engaño tiene muchas formar, y además se introduce encubiertamente en todo lugar, incluso en las iglesias evangélicas, principalmente en aquellas que buscan más señales y prodigios, que rectitud y santidad. En este artículo queremos advertirle a los pastores y creyentes el peligro de ciertas técnicas de engaño que actualmente se proliferan en nuestros medios y que buscan hacer del culto un espectáculo, usando nueva técnica de seducción en la cual se apoyan muchos algunos falsos profeta, apóstoles y ministros del evangelio, que como dijo San Pablo, son obreros fraudulentos (2 Cor 11:13). Quiero ofreceremos detalles y evidencia de dicho acontecimiento para que no recibamos en Honduras tales aberraciones.
            Las personas que voy a mencionar tienen la facultad de engañar, haciendo llover oro sobre la gente en los cultos. Entre ellos tenemos al apóstol Dionny Baez, que exhibió este espectáculo en la iglesia del apóstol Guillermo Maldonado, de la Iglesia El Rey Jesús en Miami, el cual se prestó a este espectáculo. También está el pastor Ricardo Cid, de Chile, el cual fue desalojado del edificio que usaba como templo por no pagar dos años, y eso que hacia llover oro sobre la gente, y del cual le presento este video como evidencia.



 También esta Joaquim Mejía, de Tabasco México, y una profeta llamada Alejandra Gonzales, la cual va dando campañas y demostrando con la “lluvia de oro” el supuesto poder de Dios. Todas estas técnicas cautivan a los ingenuos creyentes que en vez de buscar un fundamento sólido en la experiencia con Dios, desean ver milagros y prodigios. Pero yo pregunto: ¿Sobre qué bases bíblicas se hace el milagro del llover oro? ¿Aparece en la Biblia alguna referencia a este tipo de milagro? ¿Qué sentido tiene tal acción, si el oro no se puede vender? Si ellos pueden hacer llover oro, ¿por qué piden ofrendas y no llevan el oro y lo venden para apoyar sus ministerios? ¿Si la gente vive en miseria, porque no usar el oro para ayudar a los miles de necesitados que viven en el tercer mundo?, ¿Acaso no estamos ante un puro espectáculo que induce al engaño?
Ciertos hermanos que son cautelosos, como los de Berea (Hch 17:10-14), al <ver el supuesto milagro>, recogieron esas escarchas de oro y la llevaron a un laboratorio para verificar si en realidad era oro, o simple engaño. Al examinarse dichas partículas detenidamente, se descubrió que estas escarchas eran un compuesto de “carbono, oxigeno, aluminio y cloro” y que el mismo se vende en las tiendas bajo el nombre de “diamante de azúcar”, usándose para la decoración o adorno, pero no tiene nada de oro. Veamos este video:



Una vez descubierto que el contenido no es oro: ¿Podemos prestarnos para tan burdo engaño? Nicodemo vino a Jesús pidiendo señales, pero Jesús fue claro “tienes que nacer de nuevo” (Jn 3:1-4). Los milagros y sanidades tienen un propósito, no son para exaltación, ni entretenimiento. Tenemos que contrarrestar y denunciar a todos estos falsos ministros, brujos y curandero que actúan en nombre del Señor. Jesús advirtió este tipo de engaño en los últimos tiempos, en Mateo 24:24.
Existen trucos que se presentan como milagro. ¿Qué sentido tiene el llover oro, si solo es una exhibición y el mismo no sirve para nada? ¿Y eso de convertir el agua en vino, en un culto, de que sirve, si no se celebra ninguna boda? ¿Y porque pre fabricar milagros fraudulentos, usando a personas pagadas para aparentar que fue Dios el que lo hizo? Cierto canal secular de televisión en Estados Unidos investigo los milagros de Benny Hinn, y descubrieron que nunca pasaba a enfermos agudos de verdad, y que muchos eran falsas sanidades, sobre las <cuales se exaltaba al hombre>. Hay muchos engañadores, y muchos incautos o corruptos pastores que caen en esta vil trampa, por lo que cometen un serio pecado, porque patrocinan, apoyan o participan en tales acciones, y le convierte en participes de una blasfemia contra Dios.
Estimados pastores, no busquemos el milagro de Jesús, sino al Jesús de los milagros. No hagamos del poder de Dios un espectáculo, porque aunque es cierto que: “estas señales seguirán a los que creen en mi nombre” (Mr 16:17), no debemos poner las señales delante del Señorío de Cristo, ni explotarla para inducir falsas emociones.
El Señor nos ayude discernir la  verdad de la mentira.

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