sábado, 29 de septiembre de 2012

HACIA UN PAPADO EVANGELICO


Mario E. Fumero
Nunca pensé que los evangélicos llegáramos al extremo de forjar una doctrinal papal, imitando los esquemas de la Iglesia Católica. Sin embargo, los niveles de apostasía existentes dentro de las iglesias evangélicas nos dejan ver que vamos hacia el surgimiento de este fenómeno a una velocidad alarmante, pero lo peor de todo es que no solo habrá un “papa”  sino que aparecerán varios “papas”, lo que hará más caótico el panorama.
¿A que me refiero cuando afirmó que vamos hacia una doctrina papal en la Iglesia?  Pues al simple hecho de que se le ha dado por llamar a un determinado iluminado que se hace apóstol el título de “padre” y la gente, ignorante de la Palabra le dicen “papa”, estableciendo erróneamente la doctrina de la paternidad espiritual de forma vertical.
Uno de los primeros apostata que se hizo llamar “papa” fue José Luis de Jesús Miranda, que a través de un largo proceso de megalomanía adopto diversos títulos: primero el sucesor de Pablo y padre de la reforma, después Jesucristo hombre, para evolucionar como anticristo, y sus seguidores le llamaban  “papa”, proclamándose en junio del 2012 como inmortal.
Ahora aparece otro “papa” que primero se convirtió en “apóstol” colocándose un anillo  en señal de poder, después proclama ser sobrenatural, y sus seguidores en muchos lugares le llaman “padre”. Este otro megalómano se llama Guillermo Maldonado.  En la foto colocada en el inicio del artículo aparece un grupo de seguidores de este apóstol en Chile proclamándole en una concentración como su padre. En su libro, Maldonado establece que el “padre” tiene potestad sobre los hijos, y mediante una falsa enseñanza de la paternidad espiritual, acentúa su autoritarismo espiritual, pues como apóstol tiene todo el poder dado de lo alto al igual que es poseedor de una unción especial. En la actualidad ordena apóstoles y les confiere un anillo, símbolo de la autoridad que él les delega.
EL CONCEPTO DE PATERNIDAD
Creo que si hay una paternidad espiritual en la formación de vida, pero esta paternidad no es un titulo, ni un capricho para imponer autoridad y sometimiento de los demás hacia uno. En mi libro “paternidad espiritual” (http://contralaapostasia.com/2011/05/17/la-paternidad-espiritual-libro/) defino la paternidad espiritual como una entrega para formar una vida. Es el producto de un proceso de relación íntima, horizontal y de cobertura similar a la formación de un hijo.  Ser padre no es un titulo, es una entrega a formar vidas.
En las escrituras Jesús fue claro respecto a los títulos como expresión de sometimiento a una autoridad que no fue formativa. En Mateo 23:8-12 Jesús es claro en  cuento a los títulos que imponen sometimiento as una autoridad carnal “”Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. Notemos que Jesús señala la actitud de esos religiosos de su época que demandaban de la gente que les llamaran “rabí” o maestro, sin enseñar nada, y “padre” sin  darle una atención correcta, sino que ambos títulos solo servían para acentuar una autoridad impositiva y diezmarles la menta, el eneldo y el comino, como hacen estos padres o maestros actuales, que bajo el título de “Apóstoles” manipulan las masas para su propio beneficio y exaltación.
El título usado para acentual el poder y la supremacía de uno sobre otro es reprochado y condenado por Jesús en todas las enseñanzas dadas, incluso por los apóstoles. Veamos algunas citas: En Mateo 10:24-25  el Señor Jesús expone El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. 25Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?”. Como podrán ver, se establece la igualdad de relación entre el maestro y el discípulo, no dando lugar a la supremacía de uno sobre el otro para imponer un culto a la persona, y les dice a sus discípulos: “El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor, Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor…” (Mateo 10 24-25). “El que es mayor de vosotros, sea vuestro siervo” (Mateo 23:11)   Ver  Mateo 18:1-4,  Lucas 9:46-48   Romanos 9:12,   21 Corintio 10:12-13,
El derecho de una paternidad espiritual no nace con un titulo, ni como un capricho humano para determinar una jerarquía, sino como una entrega que envuelve más un compromiso que una posición. Es darse, amar, desprenderse, desvelarse, sufrir por alguien al cual has parido espiritualmente. Pablo ilustra la entrega al discípulo cuando afirma de su propia experiencia; “Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que supieseis cuán grande es el amor que os tengo”  2 Corintio 2:4.
En las megas Iglesias los llamados hijos ni pueden comer con su padre, ni siquiera acercársele fácilmente, pues este entra por la puerta de atrás, y para verle hay que pedir cita y esperar a veces largo tiempo, y lo peor, el supuesto “padre” ni el nombre le sabe. Estos “padres” andan con guardaespaldas, vive en mansiones, mientras sus hijos espirituales a lo mejor están perdiendo sus hogares por la crisis económica o están pasando grandes necesidades.
No me cabe la menor duda, pronto tendremos “papas evangélicos” para aumentar de esta forma el caos apostatico que hoy tenemos, porque no conforme con ser apóstoles, desean en su jactancia ser más todavía, teniendo el espíritu de Luzbel, el cual deseaba ser semejante al altísimo(Isaías 14:14). Lo triste es que el pueblo de Dios perece en el error por ignorar las Sagrada Escrituras, siendo presa fácil del engaño que anuncio Jesús en Mateo 24:24.

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