viernes, 26 de septiembre de 2014

APOSTASÍA: La gran señal del fin de la Gracia.










Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo (Heb 3:12).
Puesto que hemos llegado al fin del camino; o sea al fin de la Gracia; la iglesia de Jesucristo enfrenta unos de los problemas más grandes de la historia en cuanto a doctrina, y no solo a nivel espiritual de los creyentes, en cuanto a relación se refiere, sino que hay un grave problema que necesita ser extirpado dentro del seno mismo del Cuerpo de Cristo, y esto es, la falta de fe de los miembros de las iglesias, a lo que podemos llamar propiamente dicha “apostasía”. Indudablemente no podemos evitar la mencionada apostasía ya que de antemano estaba predicha en las Escrituras.
Apostasía y su significado:

Transcripción exacta de la palabra griega apostasía (defección, revuelta), que en el griego clásico era un término técnico de la política; p. ej., la rebelión contra el poder gubernamental, sea el rey o la patria. (Gn 14.4); (2Cr 13.6); (Ez 17.15); (Neh 2.19); (Neh 6.6), traducción de la raíz hebrea mrd, “rebelarse”.
El sentido religioso de apostasía es de origen bíblico. Señala en sentido amplio rebelión contra Dios. Es decir, no obedecerlo ya sea por seguir falsos dioses (la idolatría) o desviación moral de la Ley. Podemos ver este significado (Dt 32.15); (Jos 22.18–23); (Jer 2.19); (Jer 3.14); (Dn 9.9). Ejemplos de la apostasía en el Antiguo Testamento son los reyes Acaz (2Cr 29.19), Manasés (2Cr 33.19) y el pueblo de Israel (Is 1.2–4); (Jer 2.1–9). En el judaísmo tardío la adopción de prácticas religiosas paganas de los judíos se consideraba la apostasía “del pacto santo”
En el Nuevo Testamento el término griego apostasía solo aparece en dos pasajes (Hch 21.21) y (2 Ts 2.3). Sin embargo, la realidad que describe se encuentra con frecuencia. En (Hch 21.21) acusan a Pablo de enseñar “a los judíos [de la dispersión]… a apostatar de Moisés”. Es decir, a abandonar la Ley, la circuncisión y las costumbres tradicionales judías. En (2Ts 2.3) se usa de nuevo en un contexto escatológico. Antes de la venida del día del Señor, o sea (el arrebatamiento) habrá una rebelión contra Dios, el abandono o la apostasía de la fe. La apostasía en el contexto escatológico se describe con otra terminología en (1Ti 4.1) y (Mt 24.1–12). Estos dos pasajes de las Escrituras están relacionados y nos dicen que esto ocurrirá en los postreros tiempos, poco antes del arrebatamiento, refiriéndose al fin de la gracia, en el fin del siglo.

Cabe notar en (1Ti 4.1-3), y es para recordar, está hablando de postreros tiempos correspondientes al fin de la época; en otras palabras el fin de la dispensación de la gracia. Debemos entender también que el pasaje dice: “algunos” apostataran de la fe. Los “algunos” son los falsos apóstoles, maestros y profetas, escuchando a espíritus engañadores y doctrinas de demonios; es donde ahí entendemos las grandes revelaciones y misterios escondidos que solamente a ellos es rebelado, supuestamente por Dios; pero es un engaño más de Lucifer y de la religión; de manera que arrastrarán a las grandes masas a la apostasía antes del arrebatamiento.
La apostasía era uno de los problemas más graves que la iglesia primitiva tenía que enfrentar. Se describía como volver atrás y no seguir a Jesús (Jn 6.66), abandonar la fe (1Ti 4.1), ser arrastrado por el error (2P 3.17) y apartarse del Dios vivo (Heb 3.12). Las causas de la apostasía pueden incluir la enseñanza de falsos maestros, y esto es lo más común en la actualidad (Mt 24.11); (Gl 1.6, 7); (2Ti 2.17, 18); (2P 2.1, 2); (Jud 3, 4), la adopción de una vida de pecado que los herejes promueven (2 P 2.18–20), la persecución (Mt 24.9, 10); (Lc 8.13) y la tentación satánica (1P 5.8). Las consecuencias graves de la apostasía se describen en (Heb 6.4–8) y (Heb10.26–29). Frente al peligro de la apostasía los autores apostólicos presentaban un antídoto: la exhortación de perseverar hasta el fin (Mt 24.13); (Lc 8.15), estar firmes y retener la doctrina apostólica (2Ts 2.15), retener la confianza en Dios (Heb 3.14), y resistir al diablo (1P 5.9) en la confianza de que Dios fortalece a su pueblo frente a las adversidades que pueden llevarlo a la apostasía (1P 5.10); (2Ts 2.16, 17). Los miembros de la comunidad de fe se exhortan los unos a los otros a permanecer en la fe (Hch 14.22); (Heb 13), (Heb 3.12-13).

Mientras algunos teólogos opinan que el verdadero creyente no puede abandonar la fe con base en los textos que hablan de la seguridad del creyente (Jn 10.27–30); (Flp 1.6); (Heb 7.25); (2Ti 1.12), otros observan que varios textos neo testamentarios describen la apostasía y la perdición de quienes recibieron la salvación (2Ti 4.10); (Heb 6.4–6); (Heb 10.26, 27); (1P 5.8); (2P 2.1); (2P 2.18–22).

JESÚS, EN EL MONTE DE LOS OLIVOS


La profecía de Jesús fue primordialmente una respuesta a la pregunta de los discípulos:”¿Qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” Cristo les dijo:
1]- Señales generales de la historia del mundo hasta los últimos días (Mt 24:4-14)
2]- Señales especiales que indican los días finales del mundo, la gran tribulación (Mt 24:15-28)
3]- Señales espectaculares que ocurren en su venida triunfante con poder y gran gloria (Mt 24:29-31)
4]- Advertencia a los santos de la tribulación para que estén alerta a las señales que indicaran la esperada venida de Cristo inmediatamente después de la tribulación (Mt 24:32-35)
5]- Advertencia a los creyentes que vivan antes de la tribulación para que estén espiritualmente preparados para el momento inesperado y desconocido de la venida de Cristo (arrebatamiento) por sus fieles (Mt 24:36-51) (Mt 25:1-30)
6]- Una descripción del juicio de las naciones después de su regreso a la tierra (Mt 25:31-46)

SENALES DEL FIN


En (Mt 24:4-14) Jesús da las señales que caracterizan todo el curso histórico de los últimos días y que se intensificaran a medida que se acerca el fin.
1]- Aumentaran los falsos profetas y los transigentes religiosos dentro de la iglesia visible, y engañarán a muchos (actualmente) (vv4-5,11)
2]- El aumento de las guerras, el hambre y los terremotos (vv6-7); serán principio de dolores (v8)
3]- Al acercarse el fin, la persecución del pueblo de Dios será más severa (v9), y muchos abandonaran su lealtad a Cristo (vv9-10)
4]- Aumentaran rápidamente el desacato a la voluntad de Dios, la violencia y el crimen, y disminuirán el amor natural y el afecto familiar (v12) (Mr 13:12) (2Ti 3:3)
5]- A pesar de esa intensificación de los problemas, se predicara el evangelio en todo el mundo (v14)
6]- Se salvaran los que permanezcan firmes en su fe a través de toda la aflicción del tiempo del fin (v13)
7]- Los fieles, al ver la intensificación de esas señales, sabrán que se acerca el día del retorno del Señor por ellos (arrebatamiento) (Heb 10:25) (Jn 14:3)
Las palabras de Jesús en el discurso en el Monte de los Olivos están dirigidas a sus discípulos y a todo el fiel pueblo de Dios hasta el fin de la época y su retorno triunfante para reinar en la Tierra
1]- En cuanto a los creyentes que vivan antes del periodo de la tribulación, Cristo les dice que no pueden calcular, ni siquiera aproximadamente, el tiempo en que volverá por ellos (vv42-44). Por eso tienen que estar preparados en cualquier momento, porque Él volverá para llevarlos al cielo, “a la casa de su Padre” (Jn 14:2-3), a una hora en que no lo esperan (Mt 24:P44)
2]- Los que se conviertan a Cristo durante la gran tribulación pueden conocer el tiempo de la venida de Cristo por ellos con bastante certidumbre, porque Él les da las señales por las cuales esperar y conocer que su regreso está muy cerca (vv15-29). Cuando vean esas señales, sabrán “que está cerca, a las puertas” (v33).

APOSTASÍA: LA GRAN SEÑAL


Esta gran señal tiene especial importancia. Hacia el fin de la época (Gracia), habrá un desenfreno de engaño religioso en la tierra. Cristo esta tan interesado en que sus seguidores estén conscientes del engaño espiritual que habrá en todo el mundo, precisamente antes del fin, que Él repite su advertencia seis veces (vv5,11,24,24,26,28) en su discurso en el Monte de los Olivos; y en el caso particular de (Lc 21:8), Jesús comienza su discurso con esta advertencia: “Mirad que no seáis engañados”, y luego dice: “Mas no vayáis en pos de ellos”, cosa que ocurre todo lo contario actualmente; porque multitudes siguen a los falsos profetas con sus falsos avivamientos; de hecho mentirosos, que estos supuestos escogidos de Dios, con sus revelaciones proféticas de aquí y del mas allá, que pareciera que nadie quiere ser menos buscando publicidad en todos los medios, con sus grandes eventos y profecías reveladas. En (Mr 13:6), Jesús dice: “engañarán a muchos”; podemos notar, y si se quiere podemos hacer un seguimiento por internet o canales cristianos o supuestamente cristianos, grandes mega iglesias con sus eventos, y aun en literatura cristiana, como el engaño religioso está al tope.
Nótese en (Lc 21: 34-35) el nivel que ha alcanzado la apostasía en las iglesias; podemos hablar de los falsos profetas y sus engaños, pero no podemos ignorar lo que está ocurriendo con los miembros de las iglesias; de hecho Jesús dijo que esto acontecería al fin de la época.
A medida que se acercan los últimos días, abundaran los profetas, maestros y predicadores falsos; gran parte del mundo cristiano estará en una condición de apostasía. Solo una minoría permanecerá leal y totalmente consagrada a la verdad de la Palabra de Dios y a la justicia bíblica.

1]- Habrá muchos miembros de las iglesias que aceptaran “nuevas revelaciones” aun cuando estén en conflicto con la Palabra de Dios revelada. Eso conducirá a la oposición a la verdad bíblica dentro de las iglesias (1Ti 4:1) (2Ti 3:8) (2Ti 4: 3-4) Los que prediquen un evangelio torcido pudieran incluso obtener puestos estratégicos de liderazgo en denominaciones e instituciones teológicas permitiéndoles engañar y descarriar a muchos dentro de las iglesias; con respecto a esto en (Mt 7:22) Jesús declara enfáticamente que habrá “muchos” dentro de la iglesia que servirán en su nombre y creerán que son sus siervos, pero que en realidad nunca Él los conoció (v23). Para escapar del engaño de los últimos días, los dirigentes de las iglesias y los demás miembros deben estar totalmente comprometidos con la verdad y la justicia reveladas en la Palabra de Dios (Ap 22:19) y no deben considerar el éxito ministerial como la norma por la cual juzgar su relación con Cristo. Estas palabras de Cristo ponen muy en claro que es posible proclamar el evangelio en el nombre de Cristo (Mt 24:5) “Porque vendrán muchos en mi nombre”, expulsar demonios y hacer milagros sin tener la genuina fe salvadora en Cristo.

Las Escrituras ensenan que en la actualidad se puede predicar con fervor del evangelio, demostrar celo por la justicia y hacer milagros bajo la influencia y el poder engañoso de Satanás. Pablo advierte que el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz; así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia (2Co 11:14-15) (Mt 24:24). Una unción de poder aparente puede ser la “obra de Satanás” (2Ts 2:910) (Ap 13:3,12).
Muchas veces Dios hace caso omiso de la actividad de Satanás en los falsos predicadores a fin de salvar o sanar a los que sinceramente responden a la Palabra de dios (Fil 1:15-18). Dios siempre desea que quienes proclamen el evangelio sean personas justas (1Ti 3:1-7); pero cuando una persona mala o inmoral predica la Palabra de Dios, aun así Él puede obrar en el corazón de quienes reciben su Palabra y se consagran a Cristo. Dios no respalda a ningún inicuo predicador del evangelio, pero si respalda la verdad bíblica y a los que la acepten con fe.

CONCUPISCENCIAS Y FÁBULAS

 (2Ti 4:3-4)


La confusión es muy grande en la actualidad con respecto a la doctrina (Gá 1:9) (2Ti 4:3) (2P 3:3-4)
A través de la historia de la iglesia ha habido siempre quienes se han negado a amar la sana doctrina; con todo, a medida que se acerque el fin, empeorara la situación (2Ti 3:1-5) (1Ti 4:1).

1]- No sufrirán la sana doctrina (v3). Muchos afirmaran que son creyentes, se congregaran en iglesias, aparentaran reverencia a Dios, pero no toleraran la fe apostólica original del Nuevo testamento ni la exigencia bíblica de separarse de la injusticia (2Ti 3:5) (Ro 1:16)
2]- Apartaran de la verdad el oído (v4). Muchos dentro de las iglesias no toleraran más la sana enseñanza bíblica de ningún hombre de Dios. Quienes se aparten de la verdad desearan que la predicación contenga menos exigencias que las del verdadero evangelio (2Ti 2:18) (2Ti 3:7-8) (1Ti 6:5) (Tit 1:14). No aceptaran los pasajes de la Palabra de Dios que tienen que ver con el arrepentimiento, el pecado, la condenación y la necesidad de santidad y de separación del mundo (2Ti 3:15-17) (Jer 5:31).
3]- Se amontonaran maestros conforme a sus propias concupiscencias (v3). Esos supuestos creyentes no buscaran pastores que se conformen a las normas de la Palabra de Dios (2Ti 1:13-14) (1Ti 3:1-10), sino que buscaran a los que se conforman a cuyos mensajes les aseguren que no dejan de ser creyentes aunque vivan según la naturaleza pecaminosa (Ro 8:4-13) (2P 2).
4]- El Espíritu Santo advierte a todos los que se mantienen fieles a Dios y se someten a su Palabra que esperen persecuciones y sufrimientos por causa de la justicia (2Ti 3: 10-12) (Mt 5: 10-12). Además, deben separarse de personas, iglesias e instituciones que nieguen el poder de Dios en la salvación y que prediquen un evangelio que se adapta al mundo (2Ti 3:5) (Gá 1:9) (1Ti 4:1-2) (2P 2:1) (Jud 3) (Ap 2:24).
5]- Aparecerán dentro de las iglesias ministros que tienen mucho talento, mucha elocuencia y predican bajo la unción de Dios. Algunos harán grandes proezas en nombre de Dios y predicaran con eficacia la verdad del evangelio; pero se apartaran de la fe y poco a poco se volverán a las fabulas y ser motivadores del evangelio falso de la prosperidad seducidos por espíritus engañadores y doctrinas falsas de demonios, arrastrando tras sí a multitudes al error.
6]- Muchos creyentes se apartaran de la fe por haber dejado de amar la verdad (2Ts 2:10) y de resistir la tendencia pecaminosa de los últimos días (Mt 24:5,10-12) (2Ti 3:2-3). Así que en muchas iglesias muy pocos se opondrán al evangelio tergiversado de ministros y educadores transigentes (1Ti 4:1) (2Ti 3:5) (2Ti 4:3).
7]- La popularidad de la enseñanza contraria a la Palabra de Dios será principalmente el resultado de que Satanás dirige sus hordas demoniacas en una oposición más intensa a la obra de Dios. A la segunda venida de Cristo la precederá una mayor dosis de satanismo, espiritismo, ocultismo, santería, posesión de espíritus malos y engaño demoniaco en el mundo y en la iglesia (Ef 6:11-12), como ocurre con el espíritu de borrachera o de la risa y manifestaciones de personas endemoniadas.
Todos los creyentes en Cristo, los de la verdadera fe, pueden esperar que tengan dificultades durante su peregrinaje en la Tierra. Sufrir por Cristo debido a la lealtad a Él y a su Palabra es parte intrínseca de la fe cristiana (Jn 15:20) (Jn 16:33) (Hch 14:22) (Ro 5:3).

LA APOSTASÍA (Según Pablo)


(2Tesalonicenses 2)
Este capítulo, podemos decir, es el corazón de la carta. No sólo es muy estratégica en sentido profético, sino que ninguna otra porción de las Escrituras proféticas cubre los puntos específicos de la revelación que se encuentra aquí.
Su explicación respecto al Día del Señor y al hombre de pecado. Los cristianos estaban “temblando” en lugar de estar confirmados (1Ts 3.2, 13) debido a que se les había dicho (falsamente) que el Día del Señor ya había venido. “Está cerca” en el versículo 2 debe leerse como “ya está presente”. Pablo explica que ciertos acontecimientos deben ocurrir antes de que este día de ira y juicio venga sobre el mundo.
I]. La apostasía debe tener lugar (2.1–3)
La palabra “apostasía” quiere decir “abandonar la fe”. Aquí se refiere a alejarse de la verdad de la Palabra de Dios. A pesar de que había sin duda falsos maestros en los días de Pablo, la iglesia en su mayor parte estaba unida en las verdades de la Palabra de Dios. Si usted encontraba a otro cristiano, sabía que esa persona creía en la Palabra de Dios, la deidad de Cristo y la salvación por la fe en Cristo. ¡Esto, ciertamente, no es verdad hoy en día! Vivimos en tiempos de “incredulidad cristiana”, cierto abandono de la verdad, gente que dice ser cristiana y sin embargo niega la deidad de Cristo, la inspiración de la Biblia y cosas por el estilo; no solo eso, hay una libertad o liberalidad para hacer lo que se antoja; y esto tiene mucho que ver con la sicología (la falsamente llamada ciencia) que se ha introducido encubiertamente, proclamando el libre albedrio abiertamente como algo natural para ajustarse a las reglas del hombre y no de Dios; en otras palabras, un rechazo abiertamente de la soberanía de Cristo.
Esta apostasía, o abandono de la verdad, está prometida en (1Timoteo 4) y (2Timoteo 3). Hoy en día vivimos en tiempos de apostasía, lo cual indica que el arrebatamiento está cerca o sea a punto de producirse.

Después de escribir (1 Tesalonicenses), Pablo recibió el informe de que los creyentes en Tesalónica eran engañados por falsos maestros, que los confundían con ideas erróneas sobre la Segunda Venida (arrebatamiento). El objetivo de la segunda carta de Pablo era corregir esos malentendidos. La frase griega que se traduce nuestra reunión con él indica que toda la iglesia, incluido cada creyente, se reunirá ante el Señor para adorarlo. Al parecer la frase se refiere a un suceso descrito en (1Ts 4.17), donde Pablo habla de encontrarse con el Señor en el aire; evidentemente está hablando del arrebatamiento. La enseñanza falsa era que el día del Señor (1Ts 5.2–4) ya había llegado, y traía las tribulaciones que experimentaban. Así, algunos creyentes tesalonicenses pensaban que la venida de Cristo los había pasado por alto. Pablo les dice que no crean tal enseñanza ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta, aunque pensaran que venía de él. Pablo les enseñó (1Ts 5.1-11) que el día del Señor (v.2) vendrá como ladrón en la noche (el arrebatamiento). Pero si el día del Señor ya había llegado, o se habían perdido el arrebatamiento o Pablo no les había enseñado bien esa doctrina anteriormente. Pablo sintió la necesidad de dar más instrucciones para calmar sus corazones.

Quiero llamar su atención para recordar que el arrebatamiento y la segunda venida de Cristo son dos acontecimientos diferentes. La segunda venida es cuando Cristo afirma su pies en el Monte de los Olivos, y este se partirá en dos hacia el oriente y hacia el occidente (Zacarías 14:4).
Los discípulos estaban en peligro de perder la esperanza en la venida del Señor (arrebatamiento). En esta carta corregía el extremo opuesto, que Jesús ya había venido. Pablo restablece el equilibrio en la iglesia al describir algunos sucesos importantes que precederían al día del Señor (1Ts 5.1–11), en particular la apostasía, y la aparición del hombre de pecado. Pablo declara que la apostasía vendría primero. El término griego que se traduce apostasía significa comúnmente una rebelión militar. Pero en las Escrituras esta palabra se utiliza con relación a rebelarse contra Dios, y el abandono de la verdad; efectivamente se interpreta este versículo para referirse a una deserción de la verdad durante este tiempo. Esta apostasía rebelde prepararía el camino para el anticristo; o sea que ya está en acción el misterio de la iniquidad (2Ts 2:7), y es precisamente el escenario preparando la venida del “inicuo”. Esto quiere decir que el hombre de pecado no puede ser revelado (v.6) hasta que Cristo venga a llevarse a su iglesia para estar con Él. En lo que respecta a la palabra misma, puede referirse a un alejamiento espiritual. Cualquiera sea la forma en que se entienda, es un suceso que ocurre antes que el hombre de pecado sea revelado. Pablo no utiliza el título anticristo para este hombre, pero su descripción de él es análoga a la descripción que hace Juan del anticristo (1Jn 2.18); (Ap 13). El hombre de pecado llevará al mundo a la rebelión contra Dios después del arrebatamiento, para aclarar el punto (v. 10), hará milagros mediante el poder de Satanás (v. 9), y finalmente se presentará como un dios para ser adorado (v. 4).

Como muchas personas de hoy día, los discípulos tesalonicenses eran vulnerables a las advertencias y los anuncios urgentes relativos al futuro (2 Ts 2.1, 2). Por supuesto, ciertos falsos maestros de ese tiempo complacían los intereses de las personas en tales asuntos, y jugaban con sus esperanzas más grandes y con los peores temores sobre la venida de Cristo, lo mismo que está ocurriendo en la actualidad (2Ts 2.3); (1Ts 5.2-5). En respuesta, Pablo apela a la razón y al pensamiento crítico basados en las claras instrucciones que les había dado (2 Ts 2.3-12, 15).
Mientras leemos (2 Tesalonicenses) hoy día, así como los lectores originales de la carta, necesitamos mantenernos firmes y asirnos de las tradiciones que se nos han enseñado, las verdades de la Palabra de Dios. Debemos evitar conjeturas caprichosas y temerosas sobre sucesos relacionados con la venida del Señor y profecías futuristas; en vez de eso, estar ocupados con nuestras responsabilidades presentes (3.6–13), ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor (Filipenses 2:12) y en santidad (Heb 12:14).
II]. El templo debe reconstruirse (2.4, 5)
Pablo asegura el surgimiento de un dictador mundial, el “hombre de pecado, el hijo de perdición” (v. 3). No habla de un sistema mundial, sino de alguien que encabezará un sistema mundial. Este “hombre de pecado” contrasta con Cristo, el Salvador del pecado. Aquel es el hijo de perdición; Cristo es el Hijo de Dios. Aquel es un mentiroso; Cristo es la Verdad. Comúnmente llamamos a este hombre “el anticristo”, lo cual significa tanto “contra Cristo” como “en lugar de Cristo”. Este gobernante mundial recibirá el poder del diablo y unirá a las naciones de Europa en una gran federación (los diez cuernos de la estatua de Daniel 7). De acuerdo a (Apocalipsis 17) el anticristo cooperará con el mundo apóstata para que aumente su poder y luego destruirá ese sistema religioso cuando ya no lo necesite más.
El hombre de pecado proclamará ser divino y se sentará en el templo de Dios, actuando como si fuera un dios. Muchos líderes de la historia se han autoproclamado dioses, y el anticristo es la declaración final de esa blasfemia. No tolerará que se adore a nadie excepto a él (Ap 13.6-8). Obsérvese el contraste entre el Dios verdadero y el anticristo. Aunque muchas personas han querido ser dioses, el Dios verdadero se hizo hombre, se humilló, y nos redimió mediante el derramamiento de su sangre (Hch 20.28; Fil 2.6-8). El que merece toda la adoración y la alabanza no exige adoración, sino por el contrario, viene a este mundo como un siervo. A diferencia de eso, el que merece todo el desprecio se presenta como un dios. El hombre de pecado se alzará en el templo físico en Jerusalén y declarará ser un dios, el cumplimiento final de la “abominación desoladora” predicha por Daniel (Dn 7.23; 9.26, 27; 11.31, 36, 37; 12.11) y por Jesús (Mt 24.15; Mr 13.14). Estas profecías pudieron cumplirse parcialmente cuando Antíoco Epífanes erigió un altar pagano a Zeus en el templo de Jerusalén en el 167 a.C. (175-164 a.C.), o cuando Tito destruyó el templo en el 70 d.C. Otros interpretan la referencia de Pablo al Templo de Dios como una alusión a la iglesia. En otras palabras, el hombre de pecado intentará desviar la adoración verdadera de la humanidad hacia sí mismo.
Pablo recuerda a los tesalonicenses su enseñanza anterior sobre la Segunda Venida, confirmada en su primera carta a ellos (1Ts 4.13) (1Ts 5.11). Les enseñó que no experimentarían la noche de juicio que sorprendería al mundo en el día del Señor ni recibirían la ira de Dios (1Ts 5.9).

El programa es como sigue:


(1) Apostasía
(2) El Arrebatamiento de la Iglesia;
(3) El anticristo empezará a subir al poder de una manera pacífica;
(4) Unirá a Europa y hará un pacto de siete años con Israel para proteger a esta nación (Dn 9);
(5) Después de tres años y medio romperá el pacto e invadirá Israel;
(6) Apostasía, abolirá toda religión y se colocará a sí mismo para que se le adore (Ap 13);
(7) Al final del período de siete años (Segunda Venida), Cristo volverá a la tierra y destruirá al anticristo y su sistema.

Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento predicen el regreso de los judíos a Palestina y la reconstrucción del templo judío. La “abominación desoladora” de (Daniel 11.31) y (Mateo 24.15) se manifestará cuando el anticristo se siente en el templo.
III]. El que lo detiene debe ser quitado (2.6–12)
El misterio de iniquidad de Satanás ya está trabajando en el mundo y podemos ver sus actividades impías creciendo rápidamente; podemos ver el aumento de falsos profetas y falsos maestros; y aun muchos cristianos niegan el arrebatamiento; quiere decir que estamos en medio del misterio de la iniquidad. ¿Qué, entonces, detiene el programa maligno de Satanás y el surgimiento del anticristo? Dios tiene “el que lo detiene” en el mundo, el cual aseguramos que es el Espíritu Santo obrando en la Iglesia y a través de ella. Dios tiene sus (tiempos y sazones) determinados (1Ts 5.1), e incluso Satanás no lo puede desviar de lo que ha decidido. Según el versículo 7 el que lo detiene es el Espíritu y Él seguirá deteniendo las actividades de Satanás hasta que (sea quitado de en medio) cuando el Arrebatamiento de la Iglesia esté sucediendo. Esto le dará a Satanás curso libre para llenar la copa de la iniquidad hasta el borde.
El mal y el engaño que el hombre de pecado representa ya existen en este mundo. Juan declara que hay muchos anticristos en este momento en acción (1Jn 2.18). Cualquiera que se oponga a Cristo y su Iglesia y busque engañar a otros para adorar a dioses falsos está contra Cristo, y en ese caso es un anticristo. Quiere decir que el Espíritu Santo hasta este momento el hombre de pecado no se ha revelado todavía. Dios ha reprimido el pecado del mundo mediante el poder del Espíritu Santo. El Espíritu obra directamente a través de la Biblia, las personas piadosas y sus santos ángeles para promover el Reino de Dios y detener el mal. Algunos interpretan quitado de en medio en este versículo como una referencia al arrebatamiento porque la Iglesia no puede existir sin la presencia del Espíritu; eso es lo que se debe comprender, sin el Espíritu Santo, lo que hacen los cristianos son obras muertas. Así, la remoción de la Iglesia mediante el arrebatamiento será, en efecto, la remoción de toda restricción al poder del pecado en este mundo.
Satanás trabajará mediante el anticristo con poderes milagrosos (vv. 9–10), así como los magos de Egipto imitaron los milagros de Moisés. Imitará los poderes de Cristo (Hch 2.22) y logrará que el mundo lo acepte y le adore. ¡Los hombres prefieren creer una mentira antes que la verdad! Por supuesto que los que no fueron arrebatados; ellos deben procurar no ser engañados, sino a los perdidos que al fin y al cabo se perderán. Habrán creído la mentira, que es adorar y servir a la criatura antes que al Creador (Ro 1.25).
Aunque el hombre de pecado será revelado como extremadamente poderoso (Ap 13.7), Cristo lo destruirá y lo echará en el lago de fuego cuando venga el Señor (Ap 19.19, 20). El poder, las señales y los prodigios mentirosos se eclipsarán por la gloria y luminosidad de Cristo en su Segunda Venida. Es significativo que Satanás, para promover su mentira al final de la era y hacer creer que es un dios, usará el mismo poder, señales y prodigios que el Espíritu de Cristo utilizó al principio de la era para autentificar la verdad sobre sí mismo como Dios (2 Co 12.12; He 2.4). Por ejemplo en la actualidad podemos ver en la mayoría de las iglesias apóstatas, como se mueve el poder engañoso de Lucifer.
La palabra griega ánomos significa literalmente “sin ley”. Así, esta palabra representa al “hombre de pecado”. Así como Cristo personifica la justicia, el “hombre de iniquidad” personificará la rebelión contra la justa ley de Dios. Probablemente, esta figura representa a la misma persona que Juan describe como “el Anticristo” (1Jn 4.2, 3) y “la bestia” (Ap 13.1). Con su abierta oposición al Gobernante soberano del universo, este hombre es la personificación del mal y el gran oponente de Cristo y su Reino.
IV]. La Iglesia debe completarse (2.13–17)
La Iglesia verdadera no está destinada para la ira (1Ts 1.10); (1Ts 5.9). Cabe acotar y despejar dudas que será la iglesia gloriosa, santa, pura y sin mancha; la que experimentará el arrebatamiento (Ef 5:27). El propósito de la tribulación es el castigo de los gentiles, los mundanos de las iglesias y la purificación de la nación judía, que para este tiempo habrá regresado a su propia tierra en incredulidad. Pero el anticristo no empieza a ascender al poder sino hasta que Cristo haya sacado a la Iglesia de la tierra. Hay un verdadero contraste entre la Iglesia y los seguidores del anticristo. Nosotros hemos sido salvos por creer en la Verdad; ellos están condenados porque creyeron una mentira. Nosotros hemos creído en las buenas nuevas del evangelio; ellos creen las falsas promesas del diablo. Nosotros hemos sido escogidos para gloria; ellos están destinados a la perdición.
Debemos entender que la “hora de la prueba” se aplica a toda la humanidad después del arrebatamiento; y nadie escapa a ese acontecimiento. La hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra (Ap 3:10).
Es un día de nublado Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado, día de castigo de las naciones será (Ez 30:3),
Es un día de ira, día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento (Sofonías 1:15).
Pablo hace una maravillosa aplicación: ¡estén firmes! No se dejen llevar por las convulsiones del mundo, trastornos políticos, ni la apostasía religiosa. Todas estas cosas deben suceder, pero Dios sigue todavía en el trono. A medida que el fin de la edad se acerca será cada vez más difícil vivir por Cristo y servirle, mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo (Mateo 24:13). ¿Qué debe hacer el cristiano? ¡Aferrarse a la Palabra de Dios!, vivir en santidad, no escuchar las mentiras del diablo, las enseñanzas de las sectas, las promesas dulzonas de los falsos maestros, y las revelaciones de los falsos profetas. ¡Aférrense a la Palabra de Dios! Tenemos en Cristo y en su Palabra estímulo eterno y buena esperanza.
Debemos seguir trabajando. “Toda buena palabra y obra” (v. 17) es un buen lema para practicar en estos días de tinieblas. Persevere en esparcir la Palabra; en trabajar por Cristo. Al ganar a otros estamos edificando el cuerpo. Cuando el cuerpo quede completo, y sea restaurado el altar de Dios será arrebatado a la gloria. Esto es lo que Pedro quiere decir al afirmar “apresurándonos para la venida del día de Dios” (2P 3.11, 12). Mientras la Iglesia esté en el mundo, estorba el programa de Satanás; pero una vez que la Iglesia haya sido quitada Satanás tendrá mayor libertad. Procurará destruir a Israel y arruinar a la humanidad.

LA CONDENACIÓN DEL HOMBRE DE PECADO


La condenación del hombre de pecado incluye a los que lo siguen, los que no recibieron el amor de la verdad para que pudieran ser salvos, incluida la marca de la bestia. Sin duda, muchos que han oído superficialmente el evangelio, los cristianos tibios y se han alejado, todavía pueden salvarse después del arrebatamiento, y aquí entra en acción la marca de la bestia; los que no recibieron la marca de la bestia y deberán hacer un gran esfuerzo por no ser marcados
Los incrédulos participarán de la condenación de aquellos que rechazaron la verdad y se complacieron en su propia injusticia. Rechazar la verdad del evangelio siempre resulta en condenación. Incluso los que nunca escucharon el evangelio pueden rechazar la revelación de Dios en la naturaleza (Ro 1.18-21).

EL REPOSO DEL PUEBLO DE DIOS Y LA INCREDULIDAD


Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. (Heb 3:7-19)

EL MISTERIO DE LA INIQUIDAD


Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que el a su vez sea quitado de en medio. (2Ts 2:7)
Debemos notar en cuanto al pasaje mencionado; eso es lo que exactamente está ocurriendo; y este misterio de la iniquidad se notara más y más a nivel religioso; muy pronto veremos a los que creíamos grandes del evangelio, blasfemar y decir cosas que ofenderán a Dios, veremos en los pulpitos la inmundicia que sube al altar, por cierto la he visto; no solo eso, a los creyentes se los amarrará y sufrirán consecuencias. “El misterio de la iniquidad” es una actividad oculta de poderes malignos en el transcurso de la historia humana, que prepara el camino para la rebelión del hombre de pecado.
El misterio de la iniquidad, esa actividad secreta de los poderes del mal que son evidentes en todo el mundo, aumentara hasta que llegue a su clímax en el ridículo completo y el desacato de las normas y los mandamientos que se consideran sagrados en la Palabra de Dios. Debido a un espíritu prevaleciente de pecado; y no solamente eso, legiones de demonios que se han desatado; logrando así que el amor de muchos se halla enfriado (Mt 24:10-12) (Lc 18:8). Pero habrá un remanente que se mantendrá fiel a la fe apostólica revelada en el Nuevo testamento (Mt 24:13) (Mt 25:10) (Lc 18:7) (Ap 2:7). Por medio de los fieles creyentes, la iglesia seguirá luchando, esgrimiendo la espada del Espíritu (Ef 6:11).
Es un proceso engañoso que atrapa a los incrédulos y dispone a muchos creyentes a que se aparten de la verdadera fe y crean la mentira encarnada en la iglesia apóstata. Comprende un espíritu o una tendencia contra la fe bíblica genuina y la voluntad de Dios; procura librarse de toda restricción moral y se complace en el pecado (vv10-12).
Aunque esa tendencia existía ya en los días de Pablo, será común y corriente en el mundo y en el cristianismo al acercarse el fin de la época. Todo eso está determinado así.
En los últimos días, muchos de la iglesia profesante se apartaran de las verdades bíblicas.
1)- Tanto Cristo como Pablo describieron un cuadro deprimente de la condición moral, espiritual y doctrinal de gran parte de la iglesia visible al concluir la época actual, o el fin de la gracia (Mt 24:5,10-13,24) (1Timoteo 4:1) (2Timoteo 4:3-4). Pablo en particular subraya que a las iglesias las invadirán los impíos en los últimos días; y el Señor Jesús lo declaro en (Mt 24:11) acerca de los falsos profetas, y como consecuencia de ello muchos iban a tropezar, entregándose y aborreciéndose unos a otros (v10).
2)- Esa apostasía dentro de la iglesia tendrá dos dimensiones:
a)- La apostasía teológica: es la desviación y el rechazo de parte o de toda la enseñanza original de Cristo y los apóstoles (1Ti 4:4) (2Ti 4:3). Los falsos dirigentes ofrecerán “salvación” y gracia barata y pasaran por alto la exigencia de Cristo del arrepentimiento, la separación de la inmoralidad y la fidelidad a Dios y a sus normas (2P 2:1-3,12-19). Serán populares los evangelios falsos que se centran en deseos humanos y en metas egoístas.
b)- La apostasía moral: es la interrupción de la relación salvadora que se tiene con Cristo y la vuelta al pecado y la inmoralidad. Es posible que los apostatas proclamen la doctrina correcta y la enseñanza del Nuevo Testamento, pero abandonen las normas de moralidad de Dios (Is 29:13) (Mt 23:25-28). Muchas iglesias toleraran lo que sea, a cambio del aumento de asistentes, dinero, éxito y honor. El evangelio de la cruz con su llamado a sufrir (Fil 1:29), a renunciar radicalmente al pecado (Ro 8:13), a sacrificarse por el reino de Dios y a negarse a si mismo se volverá algo extraño (Mt 24:12) (2Ti 3:1-5) (2Ti 4:3).
3)- Tanto la historia de la iglesia como la apostasía profetizada de los últimos días les advierten a todos los creyentes que no den por sentado el progreso continuo del reino de Dios a través de3 todas las épocas hasta el fin. En algún momento de la historia de la iglesia, la rebeldía contra Dios y su Palabra alcanzara proporciones increíbles. En el Día del Señor caerá la ira de Dios sobre los que rechazan su verdad (1Ts 5:2-9).
4)- Por lo tanto, el triunfo definitivo del reino de Dios y su justicia en el mundo no depende del progresivo aumento de éxito de la iglesia profesante, sino de la final intervención de Dios cuando entre en el mundo con juicio justo (Ap 19-22) (2Ts 2:7-8) 1Ti 4:1) (2P 3:10-13) y el Libro de Judas.

LOS POSTREROS DÍAS (2Ti 3:1-8)


Los postreros días incluyen la era cristiana en su totalidad. Sin embargo, Pablo profetiza por medio del Espíritu Santo (1Ti 4:1) que se irán empeorando las cosas a medida que se acerca el fin (2P 3:3) (Jn 2:18) (Jud 17:18).
1]- Los postreros días se caracterizaran por la maldad siempre en aumento en el mundo, el fracaso de las normas de moralidad y la multiplicación de falsos creyentes e iglesias falsas dentro del reino de Dios (Mt 24:11-12) (1Ti 4;1). Esos tiempos serán especialmente tristes y gravosos para los verdaderos siervos de Dios. En la atmosfera se notara una pesadez de angustia y preocupación en las personas, reinara la depresión, la desconfianza y enfermedades espirituales.
2]- Pablo hace esa advertencia para fortalecer a los pastores y a sus iglesias que se mantienen fieles a Cristo y a su revelación. La plena bendición de salvación en Cristo y el poderoso derramamiento del Espíritu Santo estarán a disposición todavía de los que se mantengan fieles a la fe y a la experiencia del Nuevo Testamento. Cuando hay apostasía, son mayores la gracia y el poder para quienes se mantienen fieles a la fe original que se les entregó a los santos (Hch 4:33) (Ro 5:20) (Jud 3).
En los últimos días los creyentes deben estar preparados para enfrentar un agobiante torrente de impiedad. Un incremento increíble de inmoralidad, desvergüenza, rebeldía contra Dios y desaparición de las restricciones morales caracterizan los últimos días. Abundaran la perversión sexual, la fornicación, el adulterio, la pornografía, las drogas, la música impía y las diversiones lujuriosas. Sera como “en los días de Noé” (Mt 24:37), cuando las imaginaciones del corazón humano eran constantemente malas (Gn 6:5). Sera como “en los días de Lot” (Lc 17:28,30), cuando la homosexualidad, el lesbianismo y toda clase de perversión sexual impregnaban la sociedad (Gn 19:5) (1Ti 4:1) (2Ti 3:1-8). Surtirá tal efecto que escaseara el genuino amor.
El apóstol Pablo profetiza que Satanás ocasionará mucha destrucción a la familia. Los hijos serán “desobedientes a los padres” (2Ti 3:2), y los hombres y las mujeres serán personas “sin afecto natural”. Eso puede traducirse como “sin afecto familiar” y se refiere a la falta de sentimientos de ternura y amor natural, como lo demuestran la madre que rechaza a sus hijos o mata a su bebe, el padre que abandona a su familia, y los hijos que se niegan a cuidar de sus padres (Lc 1:7). Las personas amaran el dinero y el placer y procuraran satisfacer sus propios deseos egoístas (2Ti 3:2). La paternidad, con sus exigencias de amor y de ternura dejara de considerarse tarea digna (vv2-4). Habrá menos padres amorosos a causa de que habrá más padres egoístas y abusivos que abandonen a sus hijos (Sal 113:9) (Sal 127:3-5) (Pr 17:6) (Tit 2:4-5) (2Ti 4:3-4).
Si los padres cristianos han de salvar a su familia en los tiempos difíciles de los postreros días, deben protegerla contra los valores corruptos de la sociedad en la cual viven (Jn 21:15,17) (Hch 20:28-30), separarla de las tendencias del mundo y no permitir que los impíos influyan en sus hijos (Hch 2:40) (Ro 12:1-2). Deben vivir conforme al plan de Dios para la familia (Ef 5:21-25), y no como los impíos (Lv 18:3-5) (Ef 4:17). Ellos y sus familias deben de veras llegar a ser extranjeros y peregrinos en la tierra (Heb 11:13-126).

FALSOS APÓSTOLES, OBREROS FRAUDULENTOS


Satanás el gran engañador (2Co 11:3) (Jn 8:44) emplea a hombres malvados como sus agentes, transformándolos en “falsos apóstoles, obreros fraudulentos”.
1]- La Biblia se refiere a esos dirigentes fraudulentos como personas que, estimuladas por Satanás,
a)- Parece que hacen grandes hazañas para Dios (2Co 11:15) (Ap 13:2),
b)- Predican atractivos mensajes del evangelio (2Co 11:4) (1Ti 4:1),
c)- Aparentan ser justas, pero en realidad rechazan la piedad y niegan su poder (2Ti 3:5).
2]- Esas personas se disfrazan como “apóstoles de Cristo” y de “ministros de justicia” (2Co 11:15). De ese modo imitan a los verdaderos ministros de Cristo, dándole a su mensaje toda “apariencia de piedad” (2Ti 3:5) que tengan a su disposición. Aunque demuestren interés y amor sinceros y prediquen perdón, paz, amor y muchos otros mensajes útiles, con todo viven bajo la influencia de Satanás. El evangelio que predican a menudo se basa en la razón humana y no en la verdadera interpretación de la revelación de Dios encontrada en las Escrituras (Gá 1:6-7) (1P 2:1-3). El mensaje que proclaman se desvía de la doctrina apostólica del Nuevo Pacto (1Jn 4:1).
3]- Todos los creyentes deben cuidarse de esos ministros y dirigentes engañosos (2Co 11:3-4) (Mt 7:15) (Mt 16:6), y no dejarse engañar por su carisma, elocuencia, preparación, obra milagrosa, éxito numérico, ni mensaje popular.
4]- Se debe juzgar a todos los dirigentes religiosos según su actitud y su fidelidad a la redención por la sangre de Jesucristo y al evangelio tal como lo presentaron Cristo y los escritores del Nuevo Testamento (Gá 1:9).

APARIENCIA DE PIEDAD


Pablo se refiere a los que se dicen ser creyentes y aparentan piedad, pero no manifiestan el fruto del Espíritu Santo en sus vidas, ni tampoco el poder de Dios que puede salvarlos del pecado, del egoísmo y de la inmoralidad. Tales personas toleran la inmoralidad dentro de sus iglesias y enseñan que una persona puede cometer los pecados de (2Ti 3: 2-4), y sin embargo heredar la salvación y el reino de Dios (vv5-9) (2Ti 4:3-4) (2P 2:12-19) (1Co 6:9).

¿QUE PASOS CONDUCEN A LA APOSTASÍA?


La Palabra de Dios imparte advertencias apremiantes sobre la apostasía, destinadas a alertar sobre el peligro mortal de abandonar la unión con Cristo y a motivar la perseverancia en la fe y la obediencia. El propósito divino de esos pasajes de advertencia no se debe debilitar con la opinión: Son ciertas las advertencias, pero no la posibilidad de la apostasía propiamente dicha. Más bien hay que considerar esas advertencias como referencias a la realidad del periodo de prueba, y con alarma si se quiere obtener la salvación final. Algunos de los muchos pasajes de advertencia del Nuevo Testamento son: (Mt 24:4-5,11-13) (Jn 15:1,6) (Hch 11:21-23) (Hch 14:21-22) (1Co 15:1-2) (Col 1:21-23) (1Ti 4: 1,16) (1Ti 6:10-12) (2Ti 4:2-5) (Heb 2:1-3) (Heb 3:6-8,12-14) (Heb 6:4-6) (Stg 5:19-20) (2P 1:8-11) (1Jn 2:23-25).
Los pasos que conducen a la apostasía son:
a)- Los creyentes, por la incredulidad, dejan de tomar muy en serio las verdades, las amonestaciones, las advertencias, las promesas y las enseñanzas de la Palabra de Dios (Mr 1:15) (Lc 8:13) (Jn 5:44,47) (Jn 8:46).
b)- Cuando las realidades del mundo llegan a ser mayores que las realidades del reino celestial de Dios, los creyentes poco a poco dejan de acercarse a Dios por medio de Cristo (Heb 4:16) (Heb 7:19,25) (Heb 11:6).
c)- Mediante el engaño del pecado, se vuelven cada vez más tolerantes del pecado en su vida (1Co 6:9-10) (Ef 5:5) (Heb 3:13). Ya no aman la justicia ni aborrecen la maldad.
d)- Por la dureza del corazón (Heb 3:8,13) (y el rechazo del plan de Dios (Heb 3:10), no hacen caso de la advertencia continua y la reprensión del Espíritu Santo (Ef 4:30) (1Ts 5:19-22).
e)- Se entristece al Espíritu santo (Ef 4:30) (Heb 3:7-8), se apaga su fuego (1Ts 5:19) y se viola su templo (1Co 3:16), de modo que Él termina por apartarse de los antiguos creyentes (Jue 16:20) (Sal 51:11) (Ro 8:13) (1Co 3:16-17) (Heb 3:14).
Si la apostasía sigue sin freno su curso, las personas pueden finalmente llegar a un punto en que no es posible volver a comenzar.
a)- Los que una vez tuvieron una experiencia de salvación con Cristo pero deliberada y continuamente endurecen el corazón a la voz del Espiritu8 (Heb 3:7-19), siguen pecando intencionalmente (Heb 10:26) y se niegan a arrepentirse y a volver a Dios pudieran llegar a un punto sin retorno donde ya no son posibles el arrepentimiento y la salvación (Heb 6:4-6) (Dt 29:18).
b)- Los que reiteradamente rechazan la clara reprensión y convicción del Espíritu Santo (Jn 16:8-11) y menosprecian su castigo y corrección (Heb 12:5-11,25) corren el riesgo de endurecer su corazón hasta el punto de ser desheredados de la misericordia de Dios. Nadie puede seguir pecando y rechazando la gracia, la misericordia y el amor de Dios sin que al fin sufra por eso de manera irreparable (Pr 29:1).
c)- La paciencia de Dios tiene un límite (Mt 12:31-32) (2Ts 2:9-11) (Hch 10:26-29,31) (1Jn 5:16).
d)- No puede determinarse por adelantado ese punto sin retorno. Por lo tanto, la única salvaguarda contra el peligro de la apostasía extrema se encuentra en la amonestación: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hch 3:7-8,15) (Hch 4:7).
Debemos decir que, aunque la apostasía es un peligro para todos los que se desvían de la fe (Hch 2:1-3) y se apartan de Dios (Hch 6:6), no se completa sin el pecar intencional y constante contra la voz del Espíritu Santo (Mt 12:31).
Los que por incredulidad del corazón se apartan de Dios (Hch 3:12) pudieran pensar que son salvos, pero su indiferencia a las exigencias de Cristo y del Espíritu Santo y a las advertencias de las Escrituras indican lo contario. Debido a esa posibilidad de engañarse a sí mismos, Pablo exhorta a todos los que se dicen ser salvos: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismo” (2Co 13:5). No hay conocimiento alguno que sea tan importante para los creyentes como la certeza de que tienen vida eterna. Todo el que sostiene que cree en Cristo debe examinarse para ver si su salvación es una realidad presente; y depende mucho, y éste es un punto importantísimo, del diario vivir bajo la dirección del Espíritu Santo (Ro 8: 12-17) (Gá 6:8).
La apostasía es la gran señal del fin de la Gracia; y no hay duda de que los acontecimientos predichos, la mayoría están cumplidos. El Señor, por su gran misericordia y bondad, espera por la humanidad. Los que de veras se preocupan por su estado espiritual, y tienen en el corazón el deseo de volver a Dios en arrepentimiento, tienen una prueba segura de que no han cometido la apostasía imperdonable. La Palabra de Dios afirma con claridad que Dios no quiere que nadie perezca (2P 3:9) (Is 1:18) (Is 55:6-7). Dios siempre está con los brazos abiertos, a todo aquel que cree, y su perdón está al alcance de todos los que, aunque hayan pecado, confiesen sus pecados, se arrepientan y acepten la purificación de Dios mediante la sangre de Cristo (Lc 24:46-47) (1Jn 1:9). La Biblia afirma que Dios recibirá a todos los que una vez estuvieron bajo la gracia salvadora si se arrepienten y vuelven a Él (Gá 5:4) (Gá 4:19) (1Co 5:1-5) (2Co 2:5-11) (Lv 15:11-24) (Ro 11:20-23) (Stg 5:19-20) (Ap 3:14-20).
¡Gracia y Paz de nuestro Señor Jesucristo!
Publicado por Walter Gelabert


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