RESULTADO DEL TRABAJO INICIADO POR LOS PASTORES DE LA
A.I.C.F.E., EN AGOSTO DE 2008, SOBRE LAS NUEVAS CORRIENTES DOCTRINARIAS, LA
AUTODENOMINADA RESTAURACIÓN APOSTÓLICA Y PROFÉTICA Y SUS REDES, Y EL G-12 O
VISIÓN CELULAR Y SUS VARIANTES.
Continuando con el camino iniciado en el Retiro Espiritual de
Pastores y Obreros realizado en la Ciudad de San Vicente, Provincia de Misiones,
en Agosto de 2008, con el propósito de ayudar a mantener la doctrina como fuera
recibida y obedeciendo la Palabra del Señor que por medio de Judas, en el vers.
3 de su carta universal dijo:
“…me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por
la fe que ha sido dada una vez a los santos”; un
grupo de hermanos de distintas Regionales de la Asociación de las Iglesias de
los Cristianos de la Fe Evangélica integrado por los Pastores Horacio Pastor,
Fidel Romero, Hugo Zamudio, Cristóbal Ledesma, Pablo Riszko, Marcos Mancia, Luis
Zamudio, Carlos Ruiz, juntamente con los Presbíteros Gustavo De Leo, Miguel
Dobos, el Evangelista Roberto Vaquero y la presencia del Hno. Julio Heredia,
Secretario de la A.I.C.F.E., nos reunimos en la Localidad de
Carlos Spegazzini los días 14, 15 y 16 de Agosto de 2009.
El motivo fue tratar las conclusiones a las que se arribara
en el estudio de una serie de doctrinas, enseñanzas y prácticas que desde hace
algunos años, de manera gradual y al principio sin relación unas con otras,
habían ingresado al seno de la Iglesia Evangélica, pero que con el paso del
tiempo se comprobó que, en lugar de ser expresiones independientes y sin
relación entre sí, en realidad formaban parte del marco de una fuerte corriente
que se expresaba mediante un mensaje que relativizaba y distorsionaba el sentido
bíblico siguiendo dos senderos, que sin ser idénticos, eran funcionales entre sí
y aunque con énfasis diferentes, compartían principios y bases de interpretación
bíblica erróneas. Ellos son: a) La autodenominada “Restauración (o
Reforma) Apostólica y Profética”, que con su estrategia de organizarse en
“redes” se dedica a absorber congregaciones enteras poniéndolas bajo su control,
utilizando para ello el argumento de “otorgarles cobertura apostólica”. b)
El “G-12” también conocido como “Visión Celular”, caracterizado
por su capacidad de actuar en forma hermética por medio de los llamados
“Encuentros”, en los que se logra un gran control de las personas y, para evitar
que sus actividades tomen abierto estado público, aunque sin que se explique
razonablemente la necesidad de este actuar secreto, tanto el material con el que
trabajan (Manuales, distintos impresos, etc.), como el contenido y desarrollo de
los ya mencionados “Encuentros”, son reservados exclusivamente para el uso de
los dirigentes de las congregaciones que adoptan tal modalidad, y en general, ni
siquiera los comparten con las autoridades de las organizaciones a las que dicen
pertenecer.
Juntamente con estos sistemas y las doctrinas antibíblicas
que los forman, estos sectores han incorporado conceptos humanistas y
expresiones artísticas mundanas. Los primeros se presentan con el propósito de
mejorar a las personas, como si el evangelio fuese incompetente para tal fin y
mediante cursos especiales propios del entrenamiento de los “Sistemas de Venta”
pretenden enseñar a alcanzar el “Éxito Personal” desarrollando todo el
“Potencial Humano”. No satisfechos con tales fórmulas, pero diciendo querer
colaborar más eficazmente en la extensión del evangelio, no escatiman medios
para atraer gente y desechando todo lo que marque diferencia entre el mundo y la
Iglesia del Señor, mezclan artistas no cristianos o recientemente en el Camino
del Señor, con danzas sensuales y músicas de, al menos, discutible conveniencia.
Así, pretenden reemplazar el simple y directo mensaje de vida predicado durante
casi dos mil años que puede ser expresado en estas pocas palabras:
“Arrepentíos y creed al evangelio”.
En síntesis, debido a la incorporación de algunas doctrinas
erróneas y otras decididamente heréticas a las que se agregaron “atractivos
mundanos”, hay congregaciones que, lenta y gradualmente, se han deslizado de la
sana enseñanza bíblica.
En la certeza que es nuestro deber advertir tanto a la
Iglesia del Señor toda como a las Congregaciones asociadas sobre la presencia de
errores y falsas doctrinas que la están afectando, expondremos en el presente
documento lo tratado y las conclusiones a las que arribamos:
- La constante y sistemática deformación de las Escrituras para hacerle decir lo que ellas nunca dijeron. Aunque sean muchos los ejemplos, vamos a tomar en este primer punto la llamada “Teología de la Prosperidad”, por medio de la cual se afirma que, básicamente, el enriquecimiento del cristiano debe ser una meta ya que es una demostración de la bendición de Dios, cuando en realidad Su Palabra dice lo contrario: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré…” (Heb. 13: 5); “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mat. 6:24). Esta falsa enseñanza deforma la verdadera naturaleza de la bendición que Dios tiene para sus hijos, pero sirve para que se enriquezcan quienes gobiernan o lideran las congregaciones donde se infiltró esta falsa doctrina, que además se aparta de la austera forma de vida que tanto nuestro Señor Jesucristo como los discípulos tuvieron y busca que los cristianos sobrevaloren la vida terrenal cuando por Cristo somos ciudadanos de los cielos (Fil. 3: 20 – 21).
- El reemplazo de la Palabra escrita por “revelaciones nuevas” y “decretos nuevos” provenientes de hombres o mujeres encubiertos bajo el manto que les proporciona autodenominarse apóstoles o profetas. Hechos contra los cuales claramente se expresa la Palabra de Dios: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apoc. 22: 18-19); “…entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2da. Pedro 1: 20,21) y otros textos, por ejemplo Col. 2: 8.
- La exaltación en posición y autoridad de los llamados “líderes” a quienes se deben someter sus dirigidos en forma absoluta, desplazando a un segundo lugar a Cristo, su Palabra y su ejemplo; desechando de esa manera lo dicho en Su Palabra: “Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:25-28); y otros textos tales como Hechos 20: 28–30; Rom. 12: 3; 1ra. Pedro 5: 2 -3; 2da. Pedro 2: 1-3.
- La ambición de quienes han tomado el camino de la verdad como fuente de ganancia, a pesar de lo expresado en la Palabra de Dios: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto…” (1ra. Pedro 5: 2); y en textos tales como Habacuc 2: 9; 1ra. Tim. 3: 3; Tito 1: 7.
- El reemplazo de la fe bíblica por “la confesión o el pensamiento positivo”, y la enseñanza de su práctica mediante el constante uso de expresiones tales como “confiéselo”, “declárelo”, “decrételo”, etc., cuando la Palabra de Dios nos enseña a orar haciendo nuestras peticiones conforme a la voluntad de Dios: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1ra. Jn. 5: 14 – 15), pero que además dice: “…y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1ra. Cor 2: 4 - 5), y también: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos” (Hebreos 11: 1 - 2)
- La falsa enseñanza sobre “una nueva unción”, contraviniendo expresamente el sentido bíblico de la expresión “la unción”, que refiere clara y exclusivamente al Espíritu Santo: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.” (1ra. Jn 2: 20) “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él” (1ra. Jn. 2:27) y otros textos tales como Lc. 4: 17, 18 y s.s. y Jn. 16: 13.
- La incorporación de conceptos mundanos cuando se trata de géneros musicales y de sensualidad en la interpretación de canciones llamándolos erróneamente “adoración”, cuando claramente leemos: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?” (Stgo. 4: 4,5); también textos como 1ra. Cor. 6: 19 – 20.
- Las peligrosas manipulaciones denominadas “sanidad interior”, en las que se somete a las personas a regresar escalonadamente año por año hasta sus primeros momentos de vida “para ser sanados de dolores diversos” o de las llamadas “maldiciones hereditarias o generacionales”, ya que esto demuestra incredulidad en la Palabra de Dios y la obra de Cristo: “Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel” (Núm. 23: 23); “Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.” (Deut. 24: 16); “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.” (Ez. 18: 20); “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Rom 1: 16 - 17); “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2da. Cor. 5:17).
- Las prácticas paganas y supersticiosas tales como derramar aceite desde el aire para “ungir ciudades”; derramar aceite, vino, pan y granos de cereales sobre la tierra o dentro de ella y el clavar estacas o espadas en los cuatro puntos cardinales de las ciudades o en sus entradas, por cuanto no solo carecen de sustento bíblico sino que por el contrario son reprobadas por Dios al ser parte de conjuros mágicos, brujería y hechicería, pero también prácticas comunes en religiones aborígenes de nuestro continente y de otros, respecto a lo cual la Escritura dice: “Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros (porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada). Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios” (Lev. 18: 26, 27 y 30) y textos como Jer. 10: 2.
- El incomprensible e intolerable ecumenismo en el que hemos visto caer a numerosos hombres que en otros tiempos fueron maestros y guías de la Iglesia, acompañados por el silencio cómplice de quienes debiendo reprobarlo expresamente lo consienten denominándolo “pluralismo” y “diálogo interreligioso”; olvidando que la Palabra de Dios dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión tiene la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente…”
(2da. Cor. 6: 14 – 16).
Conclusión:
I.
Considerando que la característica
principal de los últimos tiempos sería el engaño introducido por falsos Cristos
(ungidos), falsos profetas, falsos apóstoles y falsos maestros; condiciones
todas comprendidas en la expresión “obreros fraudulentos”, sobre los cuales el
Señor Jesucristo advirtiera y los Apóstoles Pablo, Pedro y Juan escribieran
abundantemente (Mt. 24: 4 – 6; 11 – 14 y 24; 2da. Cor.
11: 3 – 4 y 13 – 15; Gál. 1: 6 – 8; 1ra. Tim. 4: 1; 2da. Tim. 3: 1 – 5; 2da.
Pedro 2: 1 – 3 y 1ra. Jn. 4: 1).
II.
Recordando que el Apóstol Pablo enseñó
claramente qué debíamos hacer al respecto cuando dijo:
“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos
en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de
ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus
propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los
ingenuos” (Romanos 16: 17 – 18).
III.
Y teniendo en cuenta que en el texto citado
de Rom. 16: 17 y 18 se nos insta a: 1) Fijarnos en quienes causen dos
tipos de daños contra la doctrina aprendida: a) “Divisiones”,
palabra que en griego es
“Dichostasía” (*), cuyo significado es
“un mantenerse aparte”, y b) “Tropiezo” que en el mismo
idioma es
“Scandalon”
(*), originalmente “la parte de la trampa en la
que se colocaba el sebo” y que luego vino a significar la trampa
completa.
2) Apartarnos de ellos, para
lo cual utiliza el término griego
“Ekklino”
(*), cuyo significado es “apartarse de”;
“volverse de” o “doblarse fuera de”.
Los hermanos reunidos decidimos:
A.
Rechazar, por
considerarlos herejías destructoras, las prácticas, doctrinas y enseñanzas ya
expuestas y a los sistemas que las tienen en común, tales como la autodenominada
“Reforma Apostólica y Profética” con su actuar en “redes” y el “G-12”
o “Visión Celular” y sus variantes. (Gál. 1: 6 – 10; Fil. 3: 18 – 19).
B.
Exhortar a los
hermanos que se hayan involucrado en estas doctrinas y con estos grupos a
recapacitar, renunciar a ellas y regresar a la sana doctrina
bíblica. (Jeremías 6: 16 – 19; Judas 17 – 23).
C.
Finalmente, si persistieran en estas
falsas doctrinas, enseñanzas y prácticas; nosotros, en obediencia a las
palabras del Señor en Romanos 16: 17 – 18, creemos que lo más sabio es
apartarnos de ellos solicitándoles, para que no haya altercados entre
nosotros, que escojan su camino. Si fueren a la mano izquierda, iremos a la
derecha; y si lo hicieren a la derecha, nos dirigiremos a la izquierda según el
Señor nos guíe en nuestro peregrinar.
D.
Poner el presente texto a consideración de
los hermanos Pastores, Presbíteros y Representantes de Iglesias asociadas en la
próxima Asamblea para que sea incorporado al uso de la Asociación de las
Iglesias de los Cristianos de la Fe Evangélica.
Siendo que lo expuesto está animado por la determinación de
guardar su Palabra y no negar su Nombre según lo expresado en Apoc. 3: 8,
creemos que aún cuando tuviéremos poca fuerza el Señor nos abrirá una puerta que
nadie podrá cerrar…
“Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha
delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador,
sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”
(Judas 24 y 25).
Horacio D. Pastor
Pastor de la Iglesia “Jesús es el Camino”
Presidente de la Asociación de las Iglesias de los Cristianos de la Fe
Evangélica
(*) “Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento”
de W. E. Vine.
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