sábado, 14 de julio de 2012

La fe cristiana y sus proyecciones sociopolíticas



La importancia del mensaje evangélico es incomparable. Desde el plano histórico puede considerárselo como una revolución , y teniendo en cuenta su carácter divino se lo puede tomar como una revelación.
La revolución cristiana se caracteriza por la modificación radical del concepto de divinidad que tenía el hombre, ya que a diferencia de la antigüedad pagana y del mundo grecolatino el cristianismo afirma la trascendencia divina , situando a Dios fuera de la naturaleza visible y por encima de ella, sustituyendo así la mitología por la metafísica.
Mediante la encarnación del verbo, la divinidad reviste la naturaleza humana , y en consecuencia la naturaleza participa de la divinidad.
La revolución cristiana no engendra una ruptura total con el mundo antiguo, ya que no se opone en su integridad y totalidad al mundo , sino que acepta ampliamente esa herencia, teniendo así con el mundo pagano numerosos elementos de continuidad. Los autores cristianos ven en ciertos datos de la historia factores necesarios o al menos favorables al advenimiento del cristianismo, como por ejemplo la idea de que la unificación del mundo bajo el dominio romano era indispensable para facilitar la expansión del mensaje evangélico a los gentiles.
Por otro lado utiliza en el plano filosófico el pensamiento antiguo , deslizándose en el marco del saber tradicional, adaptación que más tarde fue admitida y elogiada por la Edad Media y el Renacimiento.
En el campo de la vida pública las instituciones existentes subsistieron, y no fueron atacadas en absoluto por el cristianismo.
Pero también hay diferencias entre el mundo pagano y el cristiano que pueden considerarse como elementos de ruptura entre ambos.
Con el cristianismo aparece un nuevo clima espiritual , que se propaga a través de los siglos por medio de los relatos del Evangelio.
El antiguo deber de justicia, tomado por los romanos de las ideas de Cicerón , es sobrepasado por el nuevo deber de caridad , que implica una renovación ,un cambio de vida por la oración, la castidad, la sobriedad, preparando la unión con Dios.
En el plano político , el pensamiento antiguo se equivoca en algunos puntos , como por ejemplo lo hace Aristóteles al considerar al esclavo como un instrumento cuya existencia es indispensable para la ciudad, negándole la capacidad de llevar una vida virtuosa , o como lo hace Cicerón , quien si bien define el derecho natural y lo exalta en términos muy elevados , no le concede plena eficacia ante la imposibilidad de poder conectar sus afirmaciones de principio con sus consecuencias prácticas, para lo que sería necesario la noción de una moral trascendente, ligada a la existencia de un Dios único , poder supremo , eternamente viviente y activo.
El Cristianismo emergió a la historia a partir de una raíz cultural y religiosa judía, que aportó la idea de un Dios único , ya existente en la antigüedad pero no en la era grecolatina.
El pensamiento del pueblo judío se manifiesta en el plano religioso e intelectual por un conjunto de textos sagrados reunidos en la Biblia , la cual no se ocupa de cuestiones políticas más que de una manera accesoria en su vinculación con las relaciones religiosas que son lo esencial.
El aporte hebraico es importante, no por las instituciones sino por lo que concierne a la naturaleza de la autoridad, sustituyendo con su concepción al pensamiento grecolatino, con el cual se diferencia en que el pueblo judío es monoteísta, y en que mantiene relaciones directas con Dios, quien concertó una alianza con el pueblo judío de carácter indisoluble, a consecuencia de la cual Dios conduce personalmente a su pueblo, pero respeta su libertad y no lo obliga directamente a un comportamiento determinado , sino que lo lleva a su camino por medio de castigos o por la intervención de los Profetas encargados de recordar al pueblo judío su destino y sus obligaciones.
El régimen político resultante es el de una sociedad sin constitución política ,cuya organización está sometida directa y únicamente a la soberanía de una ley religiosa y civil, consagrada por un contrato solemne entre el pueblo y Dios, lo cual es otra diferencia con la antigüedad pagana, que constantemente estuvo obsesionada por el problema constitucional. Este régimen no pudo durar mucho tiempo, por lo cual el pueblo judío es gobernado luego por jueces, y mas adelante por pedido del pueblo Dios les permite tener un rey.
Grande es la influencia también sobre el concepto de la autoridad. Siendo Dios el poder soberano , los reyes deben obedecer sus órdenes, y sus súbditos deben obedecer sus órdenes como si viniesen de Dios mismo. Los reyes obtienen así un poder legítimo , que no debe ser ejercido ni egoísta ni arbitrariamente porque Dios les pedirá severas cuentas. Por consiguiente deben conocer y respetar las leyes, vivir en humildad frente a Dios, sin caer ante el lujo , y estar en todo momento atento al bien del pueblo que Dios le confía. La justicia del rey será bendecida por Dios y se traducirá en la prosperidad del pueblo y el mantenimiento de la dinastía.
Esta concepción será recogida casi enteramente por la tradición cristiana en la de "autoridad-función", que no está ausente en las teorías de Aristóteles , quien hace de la búsqueda del interés general el criterio del buen gobierno que altera y desvía el interés egoísta de quien manda, ya sea el rey, la minoría o la multitud.
La concepción cristiana, basada en la judía, es más sólida, porque admite una reciprocidad entre el monarca y la comunidad, entre quienes hay una unión necesaria, que se manifiesta más tarde por un vínculo jurídico de obligaciones recíprocas. La tradición judía estima que el poder del soberano está creado en interés del pueblo, de lo cual resulta que la obediencia puede tener un carácter condicional, dependiente de la legitimidad de la orden dada, cosa totalmente ajena al pensamiento grecorromano.
A esta concepción de la autoridad el cristianismo agrega transformaciones en base a su idea acerca de la persona, la cual por su naturaleza religiosa y moral no puede aceptar cualquier acto que le proponga o le imponga el Estado. El hombre debe dejar de lado ciertas relaciones de subordinación y rechazar todo intento de absorción , porque tiene fines esencia         les que no puede sacrificar, y lleva consigo derechos inherentes a su personalidad , resultantes de su vocación a la inmortalidad. La determinación de los límites de los derechos del Estado es cosa esencial para el cristianismo.
El ciudadano, que en la Ciudad Antigua no era más que una parte del todo, reviste ahora un valor absoluto, en razón del bien espiritual trascendental al cual está llamado y en el que participa desde la tierra . Por esto el concepto del Estado soberano será aceptable para el cristianismo únicamente en la medida en que sea una sociedad abierta y en que no pretenda encerrar en él al hombre y con el hombre al cristianismo. De esta manera nace una nueva parte del derecho que concierne a las relaciones del Estado con los individuos , o las colectividades, que por oposición al derecho constitucional puede llamarse derecho relacional.-
La revolución cristiana cambia radicalmente el sentido de las ideas políticas. Para los antiguos éstas eran esencialmente constitucionales, y el problema era determinar cuál era el mejor régimen. Para el cristiano, en cambio, la existencia temporal no es más que preparación y encaminamiento, y en consecuencia lo que la afecta es secundario, como el caso de la organización política, en la que las instituciones pertenecen al dominio de lo contingente, de lo relativo.
El cristianismo hace sobre el plano constitucional dos aportes esenciales , que están presentes en todas las doctrinas políticas, hasta en las más actuales. Estos aportes son, a primera vista, contradictorios.
El primer aporte es la idea de unidad humana , reflejo de la unidad divina. El conjunto de los humanos forma un todo , moralmente coherente y orgánicamente institucionalizable.
El segundo aporte es la idea de dualidad de lo espiritual y de lo temporal , no solamente como principio de vida personal , sino como principio de organización colectiva. Tanto lo espiritual como lo temporal reclaman para cada uno la existencia de una comunidad organizada , por lo que hay que distinguir dos sociedades : una política y una eclesiástica , que son las estructuras constitucionales nuevas y que plantean tres nuevos problemas :
1 - El problema de la humanidad .
2 - El problema de la dualidad político-eclesiástica .
3- El problema de la conciliación de estos dos puntos de vista, aparentemente contradictorios.
La noción de humanidad , de unidad humana, no está ausente en la política antigua , pero aparece incompleta y desempeña un papel secundario.
·                  Para Aristóteles la unidad es la ciudad . El hombre está hecho para vivir en Ciudad y ella es la unidad de vida. Más allá de la Ciudad concibió una federación de ciudades griegas, en la que por una parte la Ciudad permanece como célula madre, mientras que por otra parte excluye de esta confederación helénica a todos los bárbaros que tienen con relación a la federación casi la situación de esclavos o jornaleros.
  • Los romanos la conciben como la unidad de conquista : someter el mundo mediterráneo y quitar a los bárbaros lo que es necesario para la protección del imperio. Frente al enemigo, la Ley de las XII tablas proclama que existe "una autoridad eterna". Al extranjero se lo considera susceptible de ser sometido y luego admitido, pero en una situación subordinada, cuando no servil.
  • Los estoicos tuvieron la idea de una unidad más profunda. Cicerón concibió la existencia de un derecho natural , el mismo que en Roma y en Atenas. Las ideas concernientes a la universalidad del derecho fueron apenas aplicadas antes de la era cristiana, en la que cada pueblo, cada ciudad , cada familia tiene sus dioses particulares y en la que una jerarquía celeste corresponde a una jerarquía social terrestre. Por lo tanto no hay igualdad jurídica ni espiritual.
  • La transformación introducida por el cristianismo es extremadamente profunda, más bien decisiva. No admite ninguna diferencia de naturaleza entre los hombres , porque si bien puede haber diversidades accidentales de función , de situación, de raza, de nacionalidad , etc. no las hay en cuanto a la humanidad : todo hombre es igualmente hijo de Dios . Las tres divisiones que conoció el mundo antiguo ( la división de los judíos entre el pueblo elegido y el que no lo fue ; la división de los griegos entre ellos mismos y el resto del mundo y la división fundamental en todas partes entre los que son libres y los que son esclavos ) se desvanecen ante esta renovación integral que aporta el cristianismo. La supresión de barreras trae aparejada, en consecuencia, la realización de la unidad. El principio de esta unión es Dios, quien penetra la diversidad del mundo y lo dirige por entero hacia un mismo fin, por lo que hay unidad del universo terrestre en la unidad del monarca divino, que es Dios y de quien necesariamente emana todo poder, directa o indirectamente, hecho a imagen de Él.
Poco tiempo después ésta noción de una comunidad orgánica de los hombres se apodera de los espíritus en tal forma que para designarla una palabra cambia de sentido. Humanidad deja de ser la "comunidad de sangre", o sea la similitud de naturaleza fisiológica existente entre los individuos de la especie humana de la que habla Cicerón , y deja también de lado sus dos sentidos derivados : uno, que indica las virtudes de la suavidad y la benevolencia en consideración hacia nuestros semejantes , y el otro , en el que "las humanidades" designan los estudios liberales que favorecen la adquisición y el ejercicio de estas virtudes. El cristianismo modifica el alcance del término , que ya no contempla la naturaleza común del animal humano sino la naturaleza común de las personas concebida en su nueva dignidad como consecuencia de la Redención . De este modo la palabra "humanidad" designará una entidad propia constituida por todas las generaciones y todas las razas, que trasciende todas las divisiones secundarias. Una comunidad universal ,fundada por el propio Dios y única jurídica y espiritualmente, al estar sometida a una única ley y a un único gobierno.
La dualidad político-eclesiástica surge inmediatamente después del concepto de unidad de la humanidad , que da a entender que un principio único de organización debía presidir de ésta , existiendo competencia de la autoridad religiosa en ciertos dominios y, en otros , competencia de la autoridad civil. Esta distinción entre el campo de lo político y el campo de lo eclesiástico es la base de todo derecho público moderno, que ha tomado su propia dimensión cuando Cristo distinguió entre las cosas referentes a César y las pertenecientes a Dios.
En la antigüedad el poder es, por esencia , ilimitado, incluso en la democracia. El Estado puede tener diversas formas pero es siempre totalitario , tiene el derecho de mandar en todo y su poder no está constreñido, en principio , por ningún límite. Este totalitarismo es explicado por Aristóteles : la existencia del todo es anterior y superior al de las partes , por lo que no es extraño para la Antigüedad el concepto de subordinación mientras que lo es la noción de derecho individual. La subordinación incluye la religión como institución del Estado.
El cristianismo introdujo en la reflexión política una variante fundamental que es el rechazo al carácter totalizante que lo político contenía para la antigüedad clásica, en la que la concepción grecorromana considera que todo el hombre se agota en la dimensión política. El cristianismo plantea que el hombre es ciudadano de dos ciudades, de la temporal y de la sobrenatural, es decir, es una persona irreparablemente dividida entre dos lealtades que necesitan ser jerarquizadas, problema que el Evangelio soluciona al decir que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
Si bien el poder civil es respetado, a su lado se instituye una Iglesia que , en el plano intermedio de la humanidad es la transposición del poder originario de Dios. En adelante hay otra sociedad , con un jefe, con una constitución, con obligaciones y, eventualmente, con sanciones.
Un dualismo fundamental se opone así al régimen totalitario de la antigua Ciudad. Hay división entre dos sistemas de vida y entre dos poderes. El poder político tiene su dominio en lo temporal, es decir , el gobierno de los intereses presentes de la vida humana , con las correspondientes sanciones materiales. En contraposición, el poder religioso se ejerce sobre lo intemporal, y se refiere a las relaciones entre los hombres y Dios. Su dominio es el de lo espiritual, y tiene también sanciones apropiadas que no son de carácter material.
La armonía de las dos sociedades es la consecuencia de la dualidad de lo espiritual y lo temporal, de la que surge la existencia de dos instituciones distintas , una "política" o "laica" y otra "eclesiástica" o "sacerdotal".
La Iglesia tiene una vocación más extendida que el Estado, puesto que reivindica la dirección de toda la humanidad. Toma su puesto en el Derecho Constitucional, como sociedad que es, con su jefe, sus gobernantes y sus agentes y posee una constitución. Además, modifica radicalmente el dominio del Estado, puesto que el individuo ya no pertenecerá sólo a él.
La comunidad religiosa forma, en relación al Estado, un todo autónomo y homogéneo, más homogéneo incluso que el Estado, puesto que es en espíritu y en verdad un organismo vivo.
Así, de una parte, el individuo se encuentra liberado espiritualmente del Estado, pero por otro lado se ve en el plano religioso, integrado en otra sociedad invisible y visible a la vez. Será atraído simultáneamente por dos organizaciones opuestas : una política y otra religiosa.
En los deberes fundamentales del hombre en el terreno político se encuentra el estar intrincado en una relación social que conlleva un sesgo de dominación, en el sentido de que el mando es necesario para asegurar la cohesión y el progreso de la sociedad , por eso la epístola de San Pablo dice que no hay autoridad que no provenga de Dios porque la autoridad es necesaria para que la sociedad tome forma y el hombre pueda cumplir su vocación comunitaria. Sin autoridad la sociedad se disuelve y se convierte en un campo de batalla donde impera la ley de la selva y donde la potencia social del hombre se ve radicalmente frustrada.
La propuesta básica del cristianismo no es una fórmula política ni un proyecto social sino un mensaje de salvación espiritual de contenido rico en fe en Dios. El aspecto central de este mensaje religioso está dado por la imagen del Reino de Dios. Según el cristianismo el hombre es una naturaleza caída que está simbolizada en el pecado original; todos los hombres vienen a la vida dotados de una ambigüedad radical hacia el bien y hacia el mal. La capacidad hacia el mal equivale al pecado.
El mal y el bien no solamente aluden a la vida individual sino también y muy especialmente hacia la social, a la vida en común y Cristo es el remediador de todo ese mal.
La enseñanza primaria del cristianismo en cuanto a fe religiosa es la creación del mundo y del hombre por Dios, la condición pecadora del hombre , la redención de ese pecado por la encarnación y la muerte de Jesús. La salvación es individual y colectiva, está planeada como un asunto de la humanidad en conjunto con su Creador . Existe según el cristianismo una historia que va por debajo de la historia temporal y que es la historia de la salvación de la emergencia y del crecimiento del Reino de Dios.-


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