lunes, 20 de agosto de 2012

ESCUDEROS O LOS LACAYO DEL MINISTRO



      La arrogancia y soberbia humana se infiltra en la vida de la iglesia,  camuflada con textos bíblicos que son manipulados y descontextualizados para aplicarlos en un contexto completamente diferente al momento de registrarse los hechos bíblicos. Y es que muchos seudos apóstoles para justificar sus presunciones de grandeza, y contar con lacayos que le sequen el sudor y  le protejan de la gente,  inventaron la llamada “orden de los escuderos” y en términos modernos serian guardaespaldas. Fue así que el llamado apóstol Maldonado llego a Honduras rodeado de guardaespaldas armado, y protegido entro en una iglesia, y nadie se le podía acercar. Esto se justifica proclamando la falsa doctrina de los “escuderos del apóstol”.

            . Para implantar tal servidumbre de los lacayos al servicio de un llamado “ministro” se toma el relato del Rey Saúl y David (Jueces 9:4, 1 Sm 17:41) los cuales tenían  escuderos que  les protegían y servían, por lo que se tuerce tanto el sentido del tex[i]o, como el fondo o marco histórico de dicho relato, para aplicarlo en una realidad contraria a lo que fue el reinado judío. Lo primero que debemos aceptar es que no somos ni reyes, ni príncipes, ni famosos por ser ministro. El Señor nos hizo “siervos” y para colmo nos llamó inútiles después que hagamos todo lo que nos ordena. En el N.T. no encontramos este tipo de escudero, al servicio de los ministros, al contrario, el maestro ordeno que sean los ministros los que sirvieran a los demás.
            Algún disparatero de los tantos que hay por ahí y que especializan en torcer las Sagradas  Escrituras, afirmó que Jesús tenía a sus discípulos como “escuderos” y que estos le servían, pero todas las enseñanzas del maestro son completamente contrarias a esta proclamas. Jesús condeno la adulación,  los títulos, el espíritu de jactancia   y enseño la humildad  y mansedumbre. El principio bíblico era que debían de andar de dos en dos para ayuda mutua, jamás los apóstoles se protegieron de sus supuestos enemigos, aunque los tenían, porque eran fieles a las enseñanzas del maestro.
Dice la Palabra que el amo no es más que su señor, y que somos llamados para servir, y no ser servido. Claro está, que si presumimos de tener un reloj Rolex de $25,000 dólares, como cuenta Cash Luna,  y de ser ricos como lo declara Guillermo Maldonado y muchos falsos apóstoles, al darse color de prósperos y millonarios, necesitan  tener guardaespaldas, porque fácilmente nos matan para robarnos el reloj, el auto de lujo o la cartera, o le secuestran para pedir un rescate.
Estos pastores y apóstoles estrellas, con su arrogancia y presunciones de grandeza dejan chiquito al Papa de Roma, porque al menos él representa a un estado (el Vaticano)  y se proclama vicario de Cristo en la tierra, pero estos modernos apóstoles evangélicos caen en una herejía peor, al proclamarse los “ungidos de Dios”, lo que equivale a declararse “cristos” porque “ungido” procede del griego “críos” que significa “cristo”,  y estos afirmar que poseen una  nueva revelación con la cual se hacen ricos, y lo peor de todo es que al morirse toda esa fortuna le queda a sus hijos, muchas veces impíos, porque hasta las propiedades de la iglesia están a su nombre, y lo triste es que sus feligreses  o seguidores no le piden cuanta de cómo usan las finanzas que ellos les entregan.
No quiero negar el hecho de que un ministro  pueda tener un chofer, o ayudantes, e incluso, si vive en lugares peligrosos, y ha sido amenazado, tenga alguna seguridad personal, pero para ello, no debemos inventar una doctrina que nos lleva a un servilismo de parte de los hermanos de la iglesia que termina endiosando al llamado “ungido”, y con lo cual alimentan su ego. El problema no está en tener quien nos ayude, sino en que lo espiritualícenos, y hagamos de una realidad natural  y circunstancial, con responsabilidades económicas, una forma de dogma o doctrina avasalladora y ególatra. Los llamados escuderos bíblicos de los reyes judíos eran lo que hoy llamamos “guardaespaldas”, y estaban para cuidar a los reyes que eran gobernantes, y nosotros, los ministros del  evangelio somos hecho “siervos inútiles de Jesucristo” y no debemos vanagloriarnos sintiéndonos como reyes o emperadores, para establecer la llamada “tiranía de los santos”.
La realidad actual está forjando lo que podríamos denominar “los Papas evangélicos”,  los cuales, crean su “guardia suiza” al estilo Vaticano. Estos falsos apóstoles, como el Papa mandan hacerse un anillo apostólico e incluso proclaman que con tal prenda son casi infalibles en sus enseñanzas, y si alguien se atreve a confrontarlos, lo acusan de rebelde, le dan maldiciones y lo excomulgan. En sí, con la onda de la red apostólica estamos volviendo a la creación de la doctrina clerical católica pero peor que ésta, porque estos explotan la fe con poderes que sobrepasan los del Papa. Quien hubiera pensado que una iglesia evangélica anticlerical terminará cayendo en la apostasía de la terrible “apostolitos moderna”.
El verdadero siervo de Dios debe ser natural, estar en medio de las ovejas y oler a oveja como enseño nuestro pastor modelo, Jesús, y no vivir aislado, protegido por unos escuderos que no les permiten a las ovejas acercársele. El pastor no es ejecutivo, ni empresario, ni burócrata, ni privilegiado, sino un esclavo de Jesús, comprado para servir y ser el más pequeño de todo, porque el que se exalta será humillado, y el que se humilla, será exaltado.

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