La arrogancia y soberbia humana se infiltra en la vida de la iglesia,
camuflada con textos bíblicos que son manipulados y descontextualizados
para aplicarlos en un contexto completamente diferente al momento de
registrarse los hechos bíblicos. Y es que muchos seudos apóstoles para
justificar sus presunciones de grandeza, y contar con lacayos que le
sequen el sudor y le protejan de la gente, inventaron la llamada
“orden de los escuderos” y en términos modernos serian guardaespaldas.
Fue así que el llamado apóstol Maldonado llego a Honduras rodeado de
guardaespaldas armado, y protegido entro en una iglesia, y nadie se le
podía acercar. Esto se justifica proclamando la falsa doctrina de los
“escuderos del apóstol”.
. Para implantar tal servidumbre de los lacayos al servicio de un
llamado “ministro” se toma el relato del Rey Saúl y David (Jueces 9:4, 1
Sm 17:41) los cuales tenían escuderos que les protegían y servían,
por lo que se tuerce tanto el sentido del tex[i]o,
como el fondo o marco histórico de dicho relato, para aplicarlo en una
realidad contraria a lo que fue el reinado judío. Lo primero que debemos
aceptar es que no somos ni reyes, ni príncipes, ni famosos por ser
ministro. El Señor nos hizo “siervos” y para colmo nos llamó inútiles
después que hagamos todo lo que nos ordena. En el N.T. no encontramos
este tipo de escudero, al servicio de los ministros, al contrario, el
maestro ordeno que sean los ministros los que sirvieran a los demás.
Algún disparatero de los tantos que hay por ahí y que especializan en
torcer las Sagradas Escrituras, afirmó que Jesús tenía a sus discípulos
como “escuderos” y que estos le servían, pero todas las enseñanzas del
maestro son completamente contrarias a esta proclamas. Jesús condeno la
adulación, los títulos, el espíritu de jactancia y enseño la
humildad y mansedumbre. El principio bíblico era que debían de andar de
dos en dos para ayuda mutua, jamás los apóstoles se protegieron de sus
supuestos enemigos, aunque los tenían, porque eran fieles a las
enseñanzas del maestro.
Dice
la Palabra que el amo no es más que su señor, y que somos llamados para
servir, y no ser servido. Claro está, que si presumimos de tener un
reloj Rolex de $25,000 dólares, como cuenta Cash Luna, y de ser ricos
como lo declara Guillermo Maldonado y muchos falsos apóstoles, al darse
color de prósperos y millonarios, necesitan tener guardaespaldas,
porque fácilmente nos matan para robarnos el reloj, el auto de lujo o la
cartera, o le secuestran para pedir un rescate.
Estos
pastores y apóstoles estrellas, con su arrogancia y presunciones de
grandeza dejan chiquito al Papa de Roma, porque al menos él representa a
un estado (el Vaticano) y se proclama vicario de Cristo en la tierra,
pero estos modernos apóstoles evangélicos caen en una herejía peor, al
proclamarse los “ungidos de Dios”, lo que equivale a declararse
“cristos” porque “ungido” procede del griego “críos” que significa
“cristo”, y estos afirmar que poseen una nueva revelación con la cual
se hacen ricos, y lo peor de todo es que al morirse toda esa fortuna le
queda a sus hijos, muchas veces impíos, porque hasta las propiedades de
la iglesia están a su nombre, y lo triste es que sus feligreses o
seguidores no le piden cuanta de cómo usan las finanzas que ellos les
entregan.
No
quiero negar el hecho de que un ministro pueda tener un chofer, o
ayudantes, e incluso, si vive en lugares peligrosos, y ha sido
amenazado, tenga alguna seguridad personal, pero para ello, no debemos
inventar una doctrina que nos lleva a un servilismo de parte de los
hermanos de la iglesia que termina endiosando al llamado “ungido”, y con
lo cual alimentan su ego. El problema no está en tener quien nos ayude,
sino en que lo espiritualícenos, y hagamos de una realidad natural y
circunstancial, con responsabilidades económicas, una forma de dogma o
doctrina avasalladora y ególatra. Los llamados escuderos bíblicos de los
reyes judíos eran lo que hoy llamamos “guardaespaldas”, y estaban para
cuidar a los reyes que eran gobernantes, y nosotros, los ministros del
evangelio somos hecho “siervos inútiles de Jesucristo” y no debemos
vanagloriarnos sintiéndonos como reyes o emperadores, para establecer la
llamada “tiranía de los santos”.
La
realidad actual está forjando lo que podríamos denominar “los Papas
evangélicos”, los cuales, crean su “guardia suiza” al estilo Vaticano.
Estos falsos apóstoles, como el Papa mandan hacerse un anillo apostólico
e incluso proclaman que con tal prenda son casi infalibles en sus
enseñanzas, y si alguien se atreve a confrontarlos, lo acusan de
rebelde, le dan maldiciones y lo excomulgan. En sí, con la onda de la
red apostólica estamos volviendo a la creación de la doctrina clerical
católica pero peor que ésta, porque estos explotan la fe con poderes que
sobrepasan los del Papa. Quien hubiera pensado que una iglesia
evangélica anticlerical terminará cayendo en la apostasía de la terrible
“apostolitos moderna”.
El
verdadero siervo de Dios debe ser natural, estar en medio de las ovejas
y oler a oveja como enseño nuestro pastor modelo, Jesús, y no vivir
aislado, protegido por unos escuderos que no les permiten a las ovejas
acercársele. El pastor no es ejecutivo, ni empresario, ni burócrata, ni
privilegiado, sino un esclavo de Jesús, comprado para servir y ser el
más pequeño de todo, porque el que se exalta será humillado, y el que se
humilla, será exaltado.
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