“El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10: 39)
“Porque
éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como
apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se
disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus
ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será
conforme a sus obras” (2 Corintios 11: 13-15)
1. La gran tragedia del ser humano:
La gran tragedia del ser humano no es sólo que es pecador y condenado, sino que no se apercibe de ello.
Contrariamente,
la opinión generalizada es que el hombre es básicamente bueno, y que
merece lo mejor, en esta vida y en la venidera.
Hace
poco estuve en un funeral, y me asombré al escuchar los comentarios de
las personas. Lejos siquiera de mencionar a Dios, todo se centraba en lo
bien y dichoso que estaría el difunto en esos momentos – algunos
argumentaban – “en la cuarta dimensión”. Incluso el oferente exaltaba
las desconocidas para él, virtudes del finado, diciendo que partió para
“la gloria”… ¿Qué gloria si no era cristiano?
Para
el pseudo cristianismo, el amor de Dios hace que el Altísimo haga la
vista gorda ante los pecados de los que viven y de los que mueren (sobre
todo, de estos últimos), ya que para él es incomprensible el amor de
Dios y la condenación eterna, contradiciendo de ese modo las mismas
palabras de Jesús:“Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8: 24)
Tal parece que muchos se consideran más “buenos” que Dios.
A. Somos demasiado desconocedores:
Incluso
nosotros, los cristianos, aunque sabemos y creemos la verdad, somos
propensos a seguir esa misma línea de pensamiento en alguna manera, y en
diferentes vertientes.
Cuando
cualquiera entra en la iglesia con una Biblia bajo el brazo, sólo por
esto y porque en un momento dado el sujeto exclama: ¡Aleluya, gloria a
Dios!, ya asumimos que es un hermano en la fe.
Cuando
ese famoso “apóstol” que se mueve en su gran prosperidad materialista,
va a “ministrar” a cierto lugar, cientos y hasta miles de pastores
corren ciegamente para recibir la “unción”.
El
fruto y evidencia de ese falso apóstol, falso hombre de Dios es
nefasto, pero el neciamente creer que es cristiano, es suficiente para
esos cientos y hasta miles de ingenuos hermanitos que corren hacia la
boca del lobo, exclamando “gloria a Dios”.
Enseguida
que oímos de alguien famoso que dicen se ha convertido a Jesús, lo
creemos sin más, sin ver la evidencia del fruto. Cuando George W. Bush
dijo que había nacido de nuevo a través de Billy Graham, en seguida
muchos en su día lo creímos, y dimos gracias a Dios por un presidente de
una nación cristiano… (¡¿cristiano?!)
Hace
poco a alguien muy conocido por mí, y que perdió a un ser muy querido,
muchos y muchos hermanos le dieron sus condolencias, declarando que el
finado estaría ya con el Señor… ¡y resulta que esa persona no era
cristiana!
Tenemos
la tendencia a asumir que los que mueren, si es que pertenecen a un
grande o pequeño ámbito cristiano, van a la gloria; ¿por qué? Porque nos
parece en la mente natural incompatible el amor de Dios y la
condenación del ser humano.
Reconozcámoslo. Nos cuesta creer la verdad. Nos cuesta creer que la condenación es la realidad en este mundo desde Adán, “Por
tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado
la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron” (Romanos 5: 12)
Nos cuesta creer esta escritura, pero es la verdad de Dios.
“…yo no justificaré al impío” (Éxodo 23: 7)
“Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al impío para el día malo” (Proverbios 16: 4)
Otra
vez, el hombre no es básicamente bueno; es básicamente malo, y está
apartado de la gloria de Dios (Ro. 3: 23). Cuando cualquier hombre y
mujer muere sin Cristo – es decir – sin haber nacido de nuevo (Jn. 3:
3), por motivo de morir en condenación, va al lugar de los condenados,
al infierno. Esa es la verdad.
Cuando
el rico alzó sus ojos segundos después de morir, “en el Hades alzó sus
ojos estando en tormentos” (Lc. 16: 23). Estas son palabras de Jesús.
Alguien argumentará aquí diciendo, “Bueno, el rico era un malvado y merecía el infierno”.
Sí es cierto, el hombre rico era un malvado porque anduvo en su egoísmo
y vanidad todos los días de su vida, pero lo paradójico del asunto, es
que no sólo los que son como ese hombre van a la condenación en la que
ya están en vida aunque no les parezca que están, sino que todos
aquellos que piensan no ser como ese hombre, sino que se creen mejores
que él, también van.
Todos
los que mueren sin Cristo, van a la condenación manifiesta y eterna,
porque, como está escrito, no hay justo, ni aun uno…no hay quien haga lo
bueno, no hay ni siquiera uno (Ro. 3: 10, 12).
2. Gandhi y Rob Bell:
Podríamos
pensar en algún personaje público que pudiéramos considerar ser un buen
hombre conforme al baremo humano, digamos, Gandhi.
Gandhi murió; ¿está en el infierno? Por no ser cristiano, como no lo fue, podemos creer que así es.
Bien,
a nuestra mente natural le cuesta admitir que alguien que aunque no
fuera cristiano como Gandhi, pero que vivió de espaldas a la violencia,
supuestamente buscando el bienestar de los demás, pudiera estar como el
rico, en tormentos en estos momentos.
Nuestra
mente natural, no es la mente de Cristo, no olvidemos esto. Por eso la
Palabra nos insta a no conformarnos a este mundo, sino a transformarnos
por medio de la renovación de nuestro entendimiento para ir buscando y
conociendo la voluntad de Dios (Ro. 12: 2).
Gracias al Señor, nosotros tenemos la mente de Cristo (1 Co. 2: 16)
No obstante el tan reconocido como falso pastor evangélico Rob Bell (1), sigue creyéndole a su mente natural. Veámoslo.
Rob Bell con ironía se cuestiona que Gandhi pudiera estar en el infierno. Incrédula y sarcásticamente se pregunta: “Gandhi está en el infierno? ¿De veras?” (2).
No es que Rob Bell se cuestiona si
quizás Gandhi muriera aceptando a Cristo en el último momento, sino que
a pesar de no morir como cristiano, debería ir a la gloria
sencillamente por haber sido un “buen hombre”.
Nota: “Mahatma Gandhi, humanista, anarquista pacifista, hinduista del siglo pasado. Enseñaba esto acerca de no comer animales: “Siento
que el progreso espiritual nos demanda que dejemos de matar y comer a
nuestros hermanos, criaturas de Dios, y sólo para satisfacer nuestros
pervertidos y sensuales apetitos. La supremacía del hombre sobre el
animal debería demostrarse no sólo avergonzándonos de la bárbara
costumbre de matarlos y devorarlos sino cuidándolos, protegiéndolos y
amándolos. No comer carne constituye sin la menor duda una gran ayuda
para la evolución y paz de nuestro espíritu”. Llamaba a los animales,
hermanos nuestros. ¡No es de extrañar entonces que muchos aseguren que
venimos del mono! . Gandhi se levantó en contra del Pacto Noético (Gn.
9: 9ss.) El fue ciertamente, no sólo un humanista, sino un rebelde”
3. Todos salvos según el evangelio de los apóstatas:
Como el falso pastor evangélico Rob Bell, otros muchos falsos pastores piensan de manera similar.
Billy Graham asegura: “Dios
está llamando a todas las gentes del mundo a que conozcan Su nombre,
así vengan del mundo musulmán, o del budismo, del mundo cristiano o de
los ateos; todos ellos son miembros del cuerpo de Cristo porque han sido
llamados a serlo por Dios” (3)
Graham enseña que
todos llegarán al conocimiento de Dios a través de la religión o
creencia de cada uno. Falsedad proveniente del mismo infierno, matriz de
la enseñanza de última manifestación de la Gran Ramera sobre este
mundo.
No es de extrañar entonces que otros enseñen que el nuevo nacimiento no es importante, o simplemente no existe.
El mismo Rob Bell exclama sarcásticamente:
“¿Sólo
una cantidad selecta de personas irán al cielo? Mientras que billones
de billones arderán por siempre en el infierno. Y si ese es el caso,
¿Cómo te conviertes en uno de esos pocos? ¿Será lo que crees, lo que
dices, lo que haces, o a quien conoces? ¿O algo que sucede en tu
corazón? ¿O requieres de una iniciación, ser bautizado, tomar unas
clases, o ser convertido, o nacer de nuevo? ¿Cómo es que uno pasa a ser
uno de esos… “pocos”?” (4)
Pretendiendo
hacer dudar al creyente, Rob Bell coloca en la palestra toda una serie
de conceptos, mezclando y confundiendo el concepto salvífico con todos
los demás. Juega aquí el papel del personaje confundido que no sabe cuál
es el camino a escoger para llegar al cielo… ¡Demasiado que lo sabe,
pero no lo cree!
Rob Bell discurre como cualquier incrédulo, porque evidentemente él también lo es.
Rob Bell se llama pastor evangélico, pero no cree en el Evangelio. ¡Terrible contradicción!
Myles
Monroe, invitado por el falso apóstol Guillermo Maldonado, y allí
presentes, el falso pastor Cash Luna, la falsa profetisa Ana Méndez, y
otros, exclamó sin ambages:
“Jesús
nunca predicó acerca de nacer de nuevo, él sólo mencionó acerca de
nacer de nuevo una vez, y nunca lo predicó a la multitud, porque ese no
fue su mensaje. Sólo mencionó el nacer de nuevo a un hombre viejo, a un
solo hombre a las dos de la mañana, porque nacer de nuevo no era el
evangelio, esas no son las buenas nuevas. Jesús nunca predicó fe, nunca
predicó liberación” (5)
Negar el nuevo nacimiento, es negar la cruz y la resurrección; es negar el Evangelio.
No obstante, millones siguen a esos farsantes espirituales.
¡La
más terrible felonía se ha instaurado en el llamado medio evangélico, y
muchísimos todavía no se han dado cuenta, ni quieren apercibirse de
ello!
Volviendo
a Rob Bell, ese astuto, carismático, manipulador y edulcorado veneno de
serpiente, falso hombre de Dios, trata de convencernos de que el pecado
no es importante ante el amor de Dios; o dicho de otro modo, que el
amor de Dios hacia el hombre hará que Él acoja en su seno de gloria a
todos los hombres, no importa sin son pecadores confesos o no.
Para
defender esa argumentación, no se detiene en ponernos delante de
nosotros una torcida interpretación del evangelio, la cual él dice que
todos los cristianos lamentablemente hemos llegado a creer, cual es que
“Jesús nos rescata de Dios”. Leamos lo que ese hombre literalmente dice:
“La
pregunta verdadera es: ¿Cómo es Dios?, porque millones y millones de
personas han sido instruidas de que el principal mensaje, el centro del
evangelio de Jesús, es que Dios te va a enviar al infierno a menos que
creas en Jesús, y por tanto, lo que se enseña muy sutilmente es que
Jesús te rescata de Dios, pero ¿qué clase de Dios es ese del cual hemos
de ser rescatados? ¿Cómo puede ser ese Dios bueno? ¿Cómo se puede
confiar en ese Dios? Y ¿Cómo pueden ser eso buenas noticias? Por eso es
que mucha gente no quiere saber nada del cristianismo. Ellos ven una
larga lista de absurdos e inconsistencias, y dicen: ¿Por qué he de ser
parte de esto?... Las buenas noticias son mejor de lo que hemos
imaginado. La buena noticia es que el amor prevalece” (6)
Rob Bell parece mostrarse mejor y más bueno que el mismo Dios en el que dice que nosotros creemos. Miente.
El sabe perfectamente que la Biblia no enseña que Jesús nos rescata de Dios. El mismo Jesús dijo:“Porque
de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para
que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3: 16)
Sí, el amor prevalece, porque Dios es amor, por tanto, Dios prevalece, y lo que Él ha dicho en Su Palabra, la Biblia.
Otra
vez, tanto Rob Bell como miles más de falsos hombres de Dios de la
actualidad, desde el mismo centro del infierno traen a nuestros ojos y
oídos un mensaje que parece mejor y de mayor bondad que el mismo mensaje
del Evangelio; ¿por qué? Porque omiten el pecado, su gravedad, y sus
consecuencias.
Ellos
de hecho enseñan que la salvación no es necesaria, porque no existe la
previa condenación, ya que el hombre es básicamente bueno, y Dios como
es amor, recibirá a todos los hombres en su gloria.
Para
ellos, la cruz sobra. El pecado no existe. El infierno no existe. Sólo
el “amor”. Conclusión según el evangelio de los apóstatas y sus voceros:
“hombre sigue pecando (porque no estás pecando, ya que no existe tal
cosa como el pecado), por tanto sigue siendo tú mismo, rey de tu vida.
Prospera, establece el “reino” a tu alrededor; vive la vida, porque
después, te espera la gloria de un dios de amor que ni siquiera tiene
que perdonar a nadie, porque todo está bien, y por tanto, por demás vino
Cristo a dar su vida…”
Sigue
creyendo esto, ¡oh hombre! si así lo deseas; y ahora os digo lo que la
Biblia enseña de vosotros: Rob Bell y todos los millones de falsos
creyentes, pecadores impenitentes y osados:
“Vosotros
sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis
hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la
verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo
habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8: 44)
Y,
“Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro 2: 3b)
4. El cómo de las cosas que realmente importan:
De
nuevo insistimos lo que dijimos al principio: La gran tragedia del ser
humano no es sólo que es pecador y condenado, sino que no se apercibe de
ello. Pero no es menos cierto que sólo el Espíritu Santo da convicción
de pecado, a quien la quiere dar.
Los que no creen, es que no pueden creer: “pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho” (Juan 10: 26)
Es solamente privilegio de Dios salvar a quien Él quiere.
“Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida
eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi
Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de
la mano de mi Padre” (Juan 10: 27-29)
La
buena noticia para los que somos ovejas de Cristo, es esta: Dios nos
escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y
sin mancha delante de él, porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para
que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que
predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (Efesios 1:
4; Romanos 8: 29, 30)
¡Los conocidos, llamados y justificados, estamos esperando el ser glorificados!
El
hombre está condenado y no puede salvarse. Dios es quien salva por
Cristo, y salva a quien quiere. Esa salvación ya está predestinada desde
la eternidad, y no se puede ni añadir ni quitar un ápice de lo que
desde la eternidad Dios designó que fuera e hizo.
“De
cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me
envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de
muerte a vida” (Juan 5: 24)
Dios les bendiga.
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.
Septiembre 2011
www.centrorey.org
Notas y citas:
- Rob Bell es el pastor de una megaiglesia en Michigan, EEUU. Es Universalista e Inclusivista. No es evangélico aunque se presenta como tal.
- http://www.youtube.com/watch?v=-T3OZDxQRx8&feature=player_embedded#!
- http://www.youtube.com/watch?v=QWBkEyFsyHs&feature=related
- http://www.youtube.com/watch?v=-T3OZDxQRx8&feature=player_embedded#!
- “Redescubriendo el reino” Myles Munroe http://vimeo.com/10673292
- http://www.youtube.com/watch?v=-T3OZDxQRx8&feature=player_embedded#!
Fuente:http://www.centrorey.org/
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