Fue el apóstol
Pablo quien escribió estas hermosas palabras: Hasta esta hora padecemos
hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada
fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias
manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución,
y la soportamos. 1a Corintios 4: 11-12
Porque os acordáis,
hermanos, de nuestro trabajo y
fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para
no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e
irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes; 1a
Tesalonicenses 2:9-10 Porque oímos que algunos de entre vosotros
andan desordenadamente, no trabajando en nada,
sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por
nuestro Señor Jesucristo, que trabajando
sosegadamente, coman su propio pan. 2a
de Tesalonicenses 3:11-12Es por eso que no nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla 2a de Corintios 10: 15 Reina Valera Revisada (1960),
Vivimos una época muy lamentable en la iglesia del Señor y en el ministerio cristiano. Los conceptos mundanos han invadido y contaminado el pensamiento del liderazgo moderno, metiendo de manera sutil el materialismo, la codicia de los lingotes de la prosperidad, envuelta en los paquetes de la llamada super fe, manejada por las manos expertas de los mal llamados apóstoles, profetas y ungidos modernos, que no son otra cosa que verdaderos lobos vestidos de ovejas, están destruyendo el rebaño del Señor. Esta es la época donde una gran mayoría de líderes cristianos solo quieren ser grandes y famosos y hacen cosas tan reprochables que van desde la practica de la Simonía, hasta el involucramiento directo en política, olvidando que el Reino de Jesús no es de este mundo y este mundo nada tiene en nosotros ni nosotros en él. Los verdaderos hombres de Dios, hemos sido llamados a influír en el reino de lo espiritual, no en carne ni en sangre, porque nuestra lucha es totalmente ESPIRITUAL.
La
codicia y no el amor verdadero
La búsqueda de la
fama y de la grandeza destruye a los hombres de Dios, pues es vanagloria de
la vida que pasa y es una manera en que el hombre le roba la gloria a Dios.
Todo lo humano es pasajero y fugaz, como somos fugaces los hombres, como la
hierba y la flor del campo. A una gran mayoría de los líderes
de este tiempo los está moviendo LA CODICIA y no el amor verdadero
a Dios. Codiciar es desear lo que no nos pertenece. En el Antiguo Testamento,
la codicia es una ofensa a Dios. El decálogo prohíbe el robo,
el deseo de los bienes ajenos y el codiciar a la mujer ajena. Es pecado no saber
renunciar, por obediencia a Dios, a lo que en sí mismo podría
ser un deseo natural y legítimo (Nm 11.4ss), y
pecado es el deseo de satisfacción sexual fuera del matrimonio (Gn
39.7ss). El justo debe dominarse en la esfera sexual (2
S 11.2; Job 31.1).La palabra griega que algunas veces se traduce «codicia» aparece cincuenta y tres veces en el Nuevo Testamento, tanto en forma verbal (epithymeo), como sustantiva (epithymia). Su raíz griega es thymos, «aquello que pulsa, hierve y bulle, en primera instancia la sangre y el corazón como sitios en los que están ubicadas las emociones» (clave lingüística del Nuevo Testamento. Elaborada por isedet). Aparece más en las Epístolas que en los Evangelios. Se emplea a veces para referirse al deseo que el hambre provoca (Lc 15.16; 16.21) o a un anhelo legítimo (Lc 22, 15; 1 Ts 2.17; Ap 9.6). Pero la mayoría de las veces denota un deseo malo de algo que no es bueno. Pablo utiliza el término en 1 Co 10.6 en el sentido de deseo pecaminoso (cf. Ro 13.9; Gl 5.24).
La codicia es una manifestación del pecado que hay en el hombre y que lo domina. Para Pablo este deseo es consecuencia de la prohibición del pecado (Ro 7.7s). El Nuevo Testamento predica arrepentimiento, el cual conduce a la resolución de negarse a sí mismo (Mt 15.24; Ro 6.11ss). Incluso después de haber recibido el Espíritu Santo, la codicia sigue siendo un peligro y hay que combatirla (Gl 5.17).
Cuando
el trabajo es pecado y la avaricia es una regla
Y
por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas.
2a Pedro 2: 3. Avaricia significa
«desear más». La malicia de la avaricia radica en el hecho
de que el deseo de más bienes conduce a la violación de los derechos
ajenos (Jer 22.17; Ez 22.27). El avaro busca ganancias
ilícitas y para ello se aprovecha de los otros (Pr 1.19;
Jer 6.13; 8.10; Ez 7.11; 22.12).
En la comunidad cristiana primitiva, la lucha contra los pecados de posesión fue importante (cf. Hch 5.1–11). Junto con el deseo sensual, el ansia de adquisición constituye una amenaza especial para la vida nueva del cristiano (Ro 1.29; 1 Co 5.10s; Ef 5.3, 5; Col 3.5).
En la comunidad cristiana primitiva, la lucha contra los pecados de posesión fue importante (cf. Hch 5.1–11). Junto con el deseo sensual, el ansia de adquisición constituye una amenaza especial para la vida nueva del cristiano (Ro 1.29; 1 Co 5.10s; Ef 5.3, 5; Col 3.5).
Es triste tener
que decirlo, pero un espíritu de avaricia está contaminando el
corazón de muchos líderes cristianos de esta época, pues
lo único que les interesa es el bolsillo de sus congregaciones o de los
demás, en el anhelo de tener más, y tener más y más.
Que importante es que aprendamos de Jesús a quien nunca le importó
el dinero, nunca le importó si había o no había, si lo
robaban o no lo robaban, si daban o no daban, Jesús vivió cada
día con lo que tenía, pues solo se puede vivir correctamente CON
LO QUE SE TIENE. Quien vive con lo que no tiene, tendrá grandes problemas
y puede terminar arruinado material y espiritualmente.
Los fariseos
devoraban las viudas pobres y se adueñaban de sus posesiones bajo el
pretexto de usarlas para Dios (v. 14). Eran mentirosos
llenos de codicia y «embaucadores religiosos». Sus valores eran
confusos (vv. 16–22). Estaban interesados en el
oro y las ofrendas, pero no en la adoración espiritual en el templo (véase
Lc 16.14ss). Mateo 23: 13- 36.
Hoy día
muchos piensan que un verdadero llamamiento, está aprobado cuando ese
líder está lleno de posesiones y comodidades materiales, y cuando
los líderes muestran una vida de sencillez y modestia material, los catalogan
mal y se le menosprecia. Pero los líderes verdaderos de la verdadera
iglesia del Señor, todo lo habían dejado por amor al Señor,
aun habían sido despojados de sus bienes y lo miraban como un privilegio
para honrar al Señor Jesús. Muchos surgieron como líderes,
sirviendo a las mesas, en medio del pueblo, o sirviendo con lo que sabían
y podían a las viudas, a los huérfanos, a los extranjeros y desamparados
en medio de la comunidad naciente. Los líderes trabajaban aun en lo material
para ayudar a los pobres, combinaban su ministerio con alguna labor secular
para no ser cargosos o gravosos a los hermanos y para poder contribuír
a sus hermanos.
El trabajo
era una regla en la doctrina apostólica, era visto como testimonio positivo
dentro de la comunidad cristiana. Fue también la credencial de Pablo
ante sus críticos que lo calumniaban, pues había trabajado más
que todos los demás. Y usted en que trabaja? que hace para honrar el
nombre de Dios? Qué hace para ayudar a su familia con las necesidades
cotidianas? Recuerde que hay trabajo en la viña del Señor, hay
viudas, hay huérfanos, hay extranjeros, hay afligidos y necesitados que
pueden ser bendecidos con su trabajo. Empiece hoy, sirva a Dios mientras trabaja,
pues el trabajo en el Señor no es en vano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario