Estudios y vídeos sobre la apostasía en las iglesias contemporáneas
miércoles, 8 de agosto de 2012
III. Sus Frutos – Que hacen o producen en sus vidas y ministerios
Mateo 7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
Gálatas 5:22 Mas el fruto del Espíritu
es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley.
1° Juan 4:1 Amados, no creáis a todo
espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos
profetas han salido por el mundo.
En estos versículos de la Palabra de
Dios vemos que el Señor nos muestra como discernir lo falso de lo
verdadero; es decir El nos ha dejado suficiente instrucción para
reconocer a los falsos, no hacerlo o cerrar nuestros ojos a la realidad
es responsabilidad de cada creyente.
Necesitamos ejercer el discernimiento.
Es lamentable ver a un cristiano en una iglesia que no tenga
discernimiento espiritual. Su vida y la iglesia a la que asiste deben
tener mucha “basura” de todo tipo, por eso la Palabra nos insta a lo
siguiente:
Mateo 12:33 O haced el árbol bueno, y
su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el
fruto se conoce el árbol. 34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar
lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la
boca. 35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas;
y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
Proverbios 20:11 Aun el muchacho es conocido por sus hechos, Si su conducta fuere limpia y recta.
En la actualidad gracias a la Fidelidad
de Dios la iglesia todavía cuenta con muchas personas que predican,
ministran y enseñan de una relación verdadera con Dios. Sus sermones y
enseñanzas son productos de una relación personal correcta con Dios.
Esto es algo que debemos tener en cuanta de manera que nos sirva como
guía para cada cristiano en separar los buenos de los malos. La pregunta
vital aquí es la siguiente: ¿Qué produce realmente este ministro en su
vida personal y en su ministerio? Hay mucho de lo que se enseña hoy que
“suena bien”, pero en honor a la Verdad, no es lo que debe ser, es decir
no es algo que glorifique o que agrade a Dios.
(1) El fruto de su doctrina es malo
Como hijos de Dios tenemos que examinar
cual es el resultado que produce el ministerio de este o aquel
predicador. Esto es mucho más que analizar los edificios que el tiene (o
que dice que la iglesia los tiene), el tamaño de su iglesia o la gente
que ha recogido, el éxito económico que ha logrado, y las cosas carnales
en que siempre nos enfocamos. En otras palabras necesitamos discernir
el fruto espiritual de su ministerio. La grandeza, fama, mucha gente,
mucho dinero, edificios asombrosos, todo esto no es necesariamente lo
que debe producir un ministro de Dios. Es lo espiritual que ha producido
lo que necesitamos evaluar y ponderar. Necesitamos ver primeramente lo
que él ha producido para su propia vida espiritual, Cristo lo dijo de la
siguiente manera:
Juan 15:8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Es la voluntad de Dios que cada
cristiano que anda “en Cristo,” es decir que vive momento a momento para
Dios, produzca fruto espiritual en su vida. Esa es la voluntad de Dios
el Padre, cual es ese fruto:
Gálatas 5:22 Mas el fruto del Espíritu
es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pablo habla del fruto que produce el
Espíritu Santo en la vida de un cristiano en Gálatas 5:22. Pero todo lo
que Pablo dijo que es el fruto de Espíritu en realidad no es muy fácil
de verificar. Muchas veces Satanás produce algo muy similar o parecido a
ese fruto en la vida de sus emisarios en muchos casos es más bien una
imitación del fruto del Espíritu. Es por eso que necesitamos ser
instruidos por Dios para poder distinguir entre lo verdadero y lo falso y
eso no tiene que ver para nada con sentimientos, la advertencia de la
Palabra es muy seria:
Mateo 7:15 Guardaos de los falsos
profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro
son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen
uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da
buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen
árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo
árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que,
por sus frutos los conoceréis.
Entonces el primer concepto para
discernir a los falsos maestros de los verdaderos es investigar en
oración y con la Palabra de Dios en la mano, cual es ese fruto
verdaderamente. Podemos empezar analizando sus vidas privadas y
personales, su ministerio y sus obras. Así como en el campo uno puede
reconocer el tipo de fruto que produce un árbol por la calidad y tipo de
fruto que produce, nosotros podemos reconocer que tipo de “árbol” es
este o aquel ministro. Hoy en día es espelúznate ver lo ignorantes que
son muchos cristianos en este tema. Por ejemplo su pastor puede
abusarles, violar a las mujeres o aun a los niños, robarles, exigirles
los “diezmos”, tratarlos abusivamente es decir sin ningún tipo de cariño
o sinceridad, ni que decir de amor, y ellos lo aguantan y soportan.
Otro aspecto o regla muy simple de ver
para discernir sus frutos; es por ejemplo comprobar todas las demandas y
acusaciones que tienen el y sus ministros es decir su equipo de manera
que el permite y los justifica, eso simplemente ya es una señal que
estamos frente a un falso maestro. Cada año o cada cierto tiempo leemos y
escuchamos que se descubre que un ministro estaba viviendo en
fornicación o adulterio, pero tenía años ministrando porque no se le
había descubierto, pero las acusaciones y sospechas estaban muy claras
sobre la mesa. En el caso de los sacerdotes de la Iglesia Católica,
muchas veces se sabe que un padre u obispo han tenido casos comprobados
de abusos a menores o han violado sexualmente menores de edad y la
administración de la Iglesia Católica lo sabe y lo que hacen es mover al
individuo a un lugar donde nadie va a saber de su fornicación y
pedofilia, y entonces empieza de nuevo.
Recordemos una vez más lo que nos recomienda fuertemente la Escritura:
Hebreos 13:7 Acordaos de vuestros
pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido
el resultado de su conducta, e imitad su fe.
1° Pedro 5:2 Apacentad la grey de Dios
que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino
voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3 no
como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino
siendo ejemplos de la grey. 4 Y cuando aparezca el Príncipe de los
pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. 5
Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos
a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y
da gracia a los humildes.
1° Corintios 16:15 Hermanos, ya sabéis
que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se
han dedicado al servicio de los santos. 16 Os ruego que os sujetéis a
personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan.
Conozco a muchas personas a las cuales
hemos tenido que recordarles la siguiente frase: Siguiendo su Ejemplo –
Si no puedes decir con toda honesti
dad, “yo quiero ser como mi pastor”, debes empezar a orar para que Dios
te ayude a buscar otra iglesia y otro pastor al cual verdaderamente
quieras imitar y pueda guiarte.
Dios ha establecido que todos sus
ministros, sus sirvientes (sus siervos) deben ser ejemplos de Cristo
para los demás. Necesitamos ver comprobadamente que las personas que
están bajo su liderazgo y ministerio realmente crecen espiritualmente
por medio de lo que él ha hecho, es decir por su ejemplo de vida hacia
ellos, por su doctrina, por su forma de ministrar (los métodos y
carácter que él usa en su vida y ministerio). El cristiano, el miembro
de la iglesia, es la persona que debe discernir al falso profeta o falso
maestro.
Pero lo que muchas veces ocurre es que
ciertos pastores o lideres han sabido “montar” su liderazgo de manera
que ellos son dueños de todos los bienes que posee la iglesia, en esos
casos no es posible destituir al falso maestro pero el cristiano en ese
caso debería salir de una iglesia que está siendo manipulada de esa
manera. Recordemos el principio de la levadura que Pablo nos explica en
1ª Corintios 5:6-8 y Gálatas 5:9. Si se permanece en una iglesia de ese
tipo el riesgo de que uno llegue a ser como esas personas es muy grande.
Si son corruptos y minimizan la
seriedad y gravedad del pecado, con el tiempo uno lamentablemente llega a
hacer y a sentir igual que ellos. Esto es muy común y constante sobre
todo cuando se trata de personas de mucha importancia, como el pastor,
los que predican, enseñan, o dirigen. El típico falso maestro desvía
todas las acusaciones o sospechas comprobadas que hay sobre su vida (las
cuales revelan su mal carácter y problemas personales) fuera de su
propia vida personal, es decir hacia los edificios, el dinero, el gran
número de personas que se congregan en su iglesia, la gran “obra de
Dios” que están haciendo, el número de personas salvas, la fama,
etcétera.
Recordemos que fruto aquí habla de lo
espiritual, no de lo externo. Por ejemplo La Iglesia Católica Romana
tiene miles de edificios más grandes que de las otras religiones pero
eso no muestra que están en la verdad. Religiones paganas como el
hinduismo, budismo, y otras tienen más gente que el mismo cristianismo
pero recordemos que ancho es el camino al infierno y angosto el camino
al cielo. Lo externo no debe impresionarnos, y lo espiritual no es muy
fácil de discernir. Muchas veces toma tiempo y esfuerzo reconocer a los
falsos profetas y maestros. Recordemos que el mundo “cristiano de hoy”
está plagado de pastores que “promueven” su ministerio utilizando a su
gente y esto ocurre principalmente por dos razones:
Sus seguidores son ciegos porque ya han sido convencido o los tienen
que convencer constantemente que lo que están haciendo es de Dios.
Sus ministerios son fraudulentos porque muchas veces ellos dicen que
están siendo obedientes a lo que Dios les manda (pero en la práctica
ignoran lo que la Biblia enseña), la verdad es que ese no es el motivo
correcto para apoyarlos y participar en su afán de fama.
(2) No hacen la Voluntad de Dios
Mateo 7:21 No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de loscielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel
día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de
maldad.
Este solo versículo nos muestra
esclarecedoramente y contundentemente que los falsos maestros se
identifican como siervos del Señor, incluso profetizan y hacen milagros
en el nombre de Dios, pero Cristo dice que no son salvos son hacedores
de maldad, pero muchos preguntarán ¿Cómo va a ser? la realidad es que el
carácter del falso maestro no es como el de Cristo, una vez mas no son
las obras; es su carácter, que debe ser obediente y sumiso a la Palabra
de Dios, es decir hacen la Voluntad de Dios dejando a un lado sus
intereses y sus agendas personales, observemos como trabajaba Pablo:
1° Corintios 3:10 Conforme a la gracia
de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el
fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobre
edifica.
1° Corintios 14:37 Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.
Debemos entender que la doctrina y
gobierno de la Iglesia no está empezando en estos tiempos; sino que ya
tiene un fundamento y lo único que tenemos que hacer es sobreedificar,
es decir todos los creyentes (lo cual incluye pastores y todo tipo de
líder) debemos estar sujetos y bajo la autoridad de las Escrituras.
Muchos falsos maestros se promueven como los “nuevos” arquitectos de la
iglesia, ellos deciden cómo es que se debe ministrar, enseñan sus
propias doctrinas las cuales enfatizan ardientemente en sus ministerios,
es decir ellos pasan por alto la Palabra de Dios y le dan más
importancia a sus experiencias místicas, aquí un ejemplo muy claro de lo
que estamos afirmando:
Otro ejemplo más, Rick Warren pastor de
la Iglesia de Saddleback en Lake Forest California. Hace unos años él
hizo una encuesta a las personas de su ciudad (“cristianos” y no
cristianos) haciéndoles la siguiente pregunta, “¿Qué tipo de iglesia te
gustaría tener?” En base a los resultados obtenidos en esa encuesta, el
cambió todo su ministerio y su iglesia para “darle a la gente lo que
deseaban.” Ese fue un acto directo de rebeldía contra Dios, porque le
importo mas lo que a la gente le gusta oír y ver, que lo que Dios por
medio de su Palabra – La Biblia (Su Voluntad) quiere que los hombres
sepan. Cuando uno ignora abiertamente y directamente lo que desea Dios
para sustituirlo con lo que uno mismo desea, o lo que es popular es la
marca más típica y real de un falso maestro.
Manipuladores de la Biblia – Manipulan
la Biblia para defender lo que ellos hacen, en última instancia la
Biblia no es su autoridad ni modelo en lo qué hacen y cómo lo hacen.
Usan versículos de la Biblia en forma
aislada y de la forma que les conviene, pero no buscan integrarse a la
doctrina bíblica como un todo, sino que manipulan las Escrituras para
sus propios fines y para respaldar por lo general sus doctrinas
heréticas. Esto se manifiesta muy frecuentemente (aunque no siempre) en
ataques contra la verdadera doctrina ya establecida como histórica y
“fundamental”, del cristianismo histórico. Su estrategia es muy parecida
o similar a la de una secta. Su promoción es más o menos así, “Somos
diferentes de los demás. Somos los ungidos de Dios y tenemos la
revelación de Dios para estos tiempos, etc.” Esa actitud o presunción
no es correcta sino recordemos lo que 1ªReyes 19:13-18 nos enseña al
respecto, donde vemos como Elías se
quejó a Dios creyendo que era el único que no había doblado su rodilla
ante Baal, pero Dios lo corrijo indicándole que el tenia miles de
hombres fieles a El. También vemos como Cristo advirtió a sus discípulos
a no oponerse a otros que hablaban en su nombre, eso ocurrió porque
ellos pensaban que no “eran de su grupo” Marcos 9:38-40. Pero también
tenemos que recordar que no siempre lo más popular o lo que está de moda
es lo correcto, por eso hoy vemos como muchos hermanos incluso iglesias
de buena y correcta doctrina, naufragan intentando incorporar lo que la
gran mayoría afirma que lo que enseñan eso es lo “ultimo revelado por
Dios para su iglesia”. La palabra de Dios es muy clara en señalar lo
siguiente:
Juan 7:17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.
Juan 8:43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
Como en realidad los falsos maestros no
pueden ver la Verdad de Dios, ya que carecen del Espíritu Santo,
entonces inventan o buscan nuevas “revelaciones” pero que sobre todo les
ha sido dada a ellos. Esto ocurre así porque vemos que la condición
para reconocer la verdadera doctrina, es que uno debe tener un corazón
dispuesto y sumiso a obedecer la voluntad de Dios. Por la ausencia de
este requisito vemos como “el pueblo de Dios” anda tras falsos maestros y
doctrinas nuevas o de moda, eso ocurre porque no quieren obedecer a
Dios, a Su voluntad, y entonces son condenados para andar como ciegos
siendo guiados por ciegos. Contrario a lo que les ocurre a esas personas
Dios garantiza a sus verdaderos hijos lo siguiente:
EN LA ORACIÓN– Juan 9:31 Y sabemos que
Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace
su voluntad, a ése oye.
1° Juan 3:22 y cualquiera cosa que
pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y
hacemos las cosas que son agradables delante de él.(Lucas 11:2; 1ª Juan
3:22; 5:14)
EN LA SALVACIÓN– 1° Juan 2:17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Juan 6:38 Porque he descendido del
cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y
ésta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me
diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40 Y
ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al
Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero.
EN LA RELACIÓN DE FAMILIA– Mateo 12:50
Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.
EN EL DISCERNIMIENTO– Juan 5:30 No
puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es
justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió,
la del Padre.
Mateo 7:21 No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos.
EN LA OBRA DE DIOS– Juan 4:34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
El asunto principal aquí es reconocer
que Dios no tiene comunión con la persona que anda buscando su propia
voluntad, porque Dios vea esa actitud como una rebelión, recordemos lo
que le paso a Saúl. Por el contrario la persona verdaderamente salva,
obedece la voluntad de Dios. Aunque sabemos que pecamos siempre (1ª Juan
1:8-10) después de ser salvos, nuestra actitud es obedecer a Dios antes
que a los hombres. Esta es la característica principal que divide a
quienes son salvos y quienes están engañándose a sí mismos.
1° Juan 2:3 Y en esto sabemos que
nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo
le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la
verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en éste
verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que
estamos en él. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el
que hace justicia es nacido de él.
1° Juan 3:3 Y todo aquel que tiene esta
esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. 5 Y
sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en
él. 6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no
le ha visto, ni le ha conocido. 7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace
justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del
diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el
Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es
nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto
se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que
no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. 24 Y el que
guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto
sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
1° Juan 5:1 Todo aquel que cree que
Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que
engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. 2 En esto
conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y
guardamos sus mandamientos. 3 Pues éste es el amor a Dios, que guardemos
sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 4 Porque todo lo
que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe.
Debemos anotar aquí que la disposición
de la persona hacia la voluntad de Dios es lo que muestra si una persona
es salva o no. Entonces podamos identificar fácilmente a los ministros
que pecan (no se arrepienten, no confiesan y mucho menos abandonan sus
falsas doctrinas) como falsos ministros o inconversos. De cualquier
forma quedan descalificados del ministerio (no deberían enseñar,
predicar, gobernar, administrar o dirigir la Iglesia).
Un ejemplo muy claro de lo que estamos denunciando:
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